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Chipre fuera de radar: un viaje lejos del foco turístico por playas escondidas y pueblos blancos con alma otomana


Más allá de los lugares más conocidos y masificados, la isla de Afrodita ofrece playas tranquilas, montañas verdes, pueblos y calas inolvidables, sitios históricos y todo, alejado de multitudes.


Azul intenso en la espectacular Blue Lagoon de la península de Akamas en Chipre© natalya - stock.adobe.com
Por: Mari Carmen Duarte
23 de agosto de 2025 - 8:00 CEST

Chipre alberga pueblos pintorescos que con su belleza y la influencia de diversas culturas, incluida la otomana, crean una atmósfera única. Más allá de los enclaves más conocidos y masificados, como Platres, Ayia Napa o Protaras, y con menos fama e infraestructuras - pero de ningún modo menos interés -, existen localidades reconocidas por su arquitectura tradicional y su alto grado de conservación; lugares históricos con mucho que explicar sobre el pueblo turco y el griego en la zona chipriota de la isla.

Chipre, un paraíso mediterráneo del que descubrimos sus zonas menos conocidas y masificadas© Andrey - stock.adobe.com
Chipre, un paraíso mediterráneo del que descubrimos sus zonas menos conocidas y masificadas

Más allá de los núcleos de población, también hay numerosas playas para todos los gustos, lugares costeros que evidencian la singularidad natural de esta isla, y que se disputan la fama con sitios patrimoniales, como iglesias bizantinas, monasterios y yacimientos que han marcado el devenir de un enclave estratégico dentro del Mediterráneo. Sin duda, un país que vale la pena descubrir con calma, recorriendo sus puntos más interesantes.

Iconos del interior de la isla: un viaje por la Chipre menos masificada

La ruta podría comenzar por Lefkara, un pueblo afamado internacionalmente pero poco visitado y con una joya artesana única, como lo es el encaje (lefkaritika), reconocido por la UNESCO, además de otras prácticas locales, como la orfebrería de filigrana de plata. Pasear por sus calles en busca de la típica estampa de mujeres bordando a la puerta de casa es una forma de poder admirar también su arquitectura, mezcla de estilo otomano y de piedra caliza blanca, perfectamente cuidada, y que le da nombre al pueblo, que significa ‘montañas blancas’.

Lefkara, una bonita villa del interior de Chipre© Дмитрий Березнев - stock.adobe.com
Calles de la villa de Lefkara
Bordadoras en Lefkara.© laurent33 - stock.adobe.com
Bordadoras en Lefkara.

Omodos, en la región vinícola de los montes Troodos, es uno de los enclaves más fotogénicos de toda Chipre. Sus calles estrechas, llenas de casas de piedra que siguen el típico ejemplo chipriota, están repletas de tabernas y bares de vinos donde el producto local es la estrella. En el centro de la localidad, el monasterio de Timios Stravos, del siglo XVII, es una visita interesante antes de dar un paseo por los viñedos y probar el vino chipriota.

A unos 40 minutos al norte se alcanza Kakopetria, otro pueblo de montaña donde las casas del siglo XVIII y XIX de piedra y barro con balcones de madera casi se tocan en las calles más estrechas y dejan ver sobre sus tejados las coníferas que recubren de bosques el monte Troodos. Algo empinada y sinuosa, la localidad, fresca incluso en verano, es todo un mirador desde sus 667 metros de altura y un lugar magnífico desde el cual descubrir lugares de la montaña, como las diez iglesias bizantinas declaradas Patrimonio de la Humanidad o el Monasterio de Kykkos, de finales del siglo XI, con un importante museo y un icono de la Virgen María que, según la leyenda, fue pintado por el apóstol Lucas.

Agios Nikolaos, en Stegis, uno de los monasterios Patrimonio de la Humanidad del los montes Toodros© dinosmichail - stock.adobe.com
Agios Nikolaos, en Stegis, uno de los monasterios Patrimonio de la Humanidad del los montes Toodros

Sorteando las montañas aparece Kalopanayiotis, en el valle del río Setrachos. Este pueblo, en la zona más montañosa del país, goza de varios lugares que lo hacen único. El monasterio de San Juan Lampadistis, que acoge tres iglesias bizantinas y fue reconocido por la UNESCO es, junto a los manantiales de aguas sulfurosas y las increíbles vistas panorámicas del pueblo, uno de los grandes alicientes para acercarse hasta aquí.

Monasterio de San Juan Lampadistis, Patrimonio de la Humanidad, en Chipre© Belikart - stock.adobe.com
Monasterio de San Juan Lampadistis, Patrimonio de la Humanidad

Joyas del Chipre rural y costero

Sin abandonar las montañas es imprescindible dirigirse a Lofou, un ejemplo sobresaliente de pueblo tradicional en altura, perfectamente conservado desde la época bizantina. Su nombre significa ‘colina’, y sus sinuosas calles y casas de piedra ofrecen una atmósfera de tranquilidad absoluta digna de un destino ideal para el agroturismo. En sus alrededores, poblados de vides y almendros, resuena el eco, a finales de septiembre, de la fiesta de la uva, en la que se elaboran delicias tradicionales con mosto.

Casas tradicionales en Omodos.© matilda553 - stock.adobe.com
Casas tradicionales en Lania.

Apenas a pocos minutos se asoma Lania, conocido como el ‘pueblo de los artistas’ por sus encantadoras calles salpicadas de galerías y talleres. Sin embargo, su modesta fama también se debe a la producción del vino Commandaria, uno de los más antiguos del mundo, y a la belleza y decorado de sus casas y patios, que acogen una fiesta cada mes de mayo.

Hacia el centro de Chipre se encuentra Phicardou, otro pequeño pueblo que es, en esencia, un museo al aire libre. Aunque prácticamente deshabitado, las autoridades se han encargado de mantenerlo intacto como muestra de la vida en las zonas rurales del país en los siglos XVIII y XIX. Casas de piedra y tejados de teja rojiza son el legado de los habitantes de la costa que tuvieron que moverse hacia el interior de las montañas, pero también hogar de, por ejemplo, la concurrida Taverna Yianakos o el Museo Rural Local. 

Bajando hacia el mar, Tochni refleja su historia de población mixta, greco y turcochipriota, en su iglesia ortodoxa y su mezquita. Este enclave tranquilo, con su bella arquitectura intacta cuya piedra da nombre al pueblo, es conocido por quienes buscan hacer agroturismo. A pocos minutos, el yacimiento neolítico de Choirokoitia, Patrimonio de la Humanidad, ofrece una visión fascinante de las primeras sociedades sedentarias de la isla.

Yacimiento neolítico de Choirokoitia, Patrimonio de la Humanidad, en Chipre© Nigar - stock.adobe.com
Yacimiento neolítico de Choirokoitia, Patrimonio de la Humanidad.

Media hora separa Tochni de Pyla, al este, uno de los pueblos más singulares del país por estar dentro de la Zona de Amortiguación de las Naciones Unidas, donde aún conviven greco y turcochipriotas, algo que puede verse en la arquitectura, el comercio y los templos, que combinan iglesias a mezquitas.

En este listado no nos olvidamos del mar, y aunque la costa de Chipre es extensa, hay pocos lugares que no estén masificados. Dos de ellos son Pissouri y Polis Chrysochous, ambos en la zona oeste. El primero de ellos, al sur, ofrece lo mejor de los escenarios más característicos de la isla: la montaña y el mar. El pueblo original, asentado en la cima de una colina, goza de vistas panorámicas espectaculares desde su ambiente tradicional. Sin embargo, bajo este, la bahía extiende sus arenas entre acantilados blancos, formando un enclave paradisiaco donde desconectarse del mundo, cercano al yacimiento arqueológico de Kourion, una de las ciudades-reino más importantes de la antigüedad.

Beach Bar en Lakki, en la península de Akamas© Alamy Stock Photo
Beach Bar en Lakki, en la península de Akamas

Polis Chrysochous, en la costa norte, se ubica en una de las bahías más verdes de Chipre, con enclaves naturales cruzados por numerosos senderos. Por otro lado, la iglesia de Agios Andronikos, con sus frescos del siglo XVI, es uno de los motivos por los cuales pasear por sus calles. Su cercanía a la salvaje península de Akamas, paraíso playero, y a los Baños de Afrodita la han convertido en los últimos años en un punto estratégico para alojarse.

En busca de la playa perfecta

Aviso: no es fácil. Las islas no suelen esconder muchos lugares sin masificar o, al menos, que no hayan sido descubiertos ya, pero en este listado dejamos algunas pinceladas de los lugares con un mejor equilibrio entre belleza y concurrencia. Los arenales increíbles con aguas cristalinas están asegurados, pero también la tranquilidad y el contacto con la naturaleza, y para ello no hay mejor sitio por el que empezar que la península de Akamas.

Azul intenso en la espectacular Blue Lagoon de la península de Akamas en Chipre© AndreasPhil - stock.adobe.com
Azul intenso en la espectacular Blue Lagoon de la península de Akamas

El último gran paraje virgen del oeste de la isla es un área protegida a la que se accede a pie o en barco con algunas de las playas más espectaculares y cristalinas, como Blue Lagoon que, lejos de ser una laguna, es un paraje de increíbles aguas turquesas ideales para el buceo; pero también otras como la cercana Manolis Bay, rodeada de acantilados y cuevas; o enclaves como los Baños de Afrodita, una gruta de agua dulce donde se cree que se bañaba la diosa.

Lara Bay, conocida como la ‘playa de las tortugas’, en Chipre© Alamy Stock Photo
Lara Bay, conocida como la ‘playa de las tortugas’

Al sur de la península, Lara Bay, conocida como la ‘playa de las tortugas’, sorprende por ser un santuario de tortugas verdes y tortugas bobas, que anidan en sus arenas doradas de mayo a agosto. Siendo una de las playas más salvajes y vírgenes de Chipre, su accesibilidad se reduce a un vehículo todoterreno como en el resto de este vasto territorio. La primera población que aparece siguiendo hacia el sur es Peyia, donde aparece White River Beach, un arenal algo apartado ideal para una escapada tranquila pero más cercana a la urbanización. 

Más al suroeste, en la costa de Pafos, y prácticamente en la playa, vale la pena acercarse a la Tumba de los Reyes, una gran necrópolis Patrimonio de la Humanidad donde se enterraba a la aristocracia ptolemaica y romana en tumbas excavadas en la roca maciza y con vistas al mar. Apenas a media hora hacia el este, la playa de Pissouri, flanqueada por acantilados blancos, combina arena y guijarros en uno de los mejores lugares para practicar deportes acuáticos del sur de la isla. 

También lo es la bahía de Zapallo, cercana al yacimiento de Kourion, una pintoresca y aislada playa cerca de la famosa Limassol donde las altas paredes de roca marcan el paisaje y contrastan con las aguas turquesas. También gobernada por los acantilados, además de curiosas formaciones de roca blanca y arenas oscuras, la playa Governor’s Beach está separada en pequeñas calas resguardadas que, en conjunto, parecen sacadas de un decorado de película. 

bahía de Zapallo, en Chipre
© dudlajzov - stock.adobe.com
bahía de Zapallo

Pero lo cierto es que hay muchos lugares sorprendentes en la costa chipriota. Otro de ellos es el Cabo Greco, al sureste, una península libre de construcciones ocupada por un parque nacional. En su tierra reinan la aridez y las paredes escarpadas, mientras que en el mar, las cuevas marinas y las aguas casi fluorescentes, como las de otra Blue Lagoon, que se convierte en la mejor manera de acabar este recorrido lejos de los lugares más masificados de Chipre.

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