Para una primera vez, los clásicos no fallan: perderse entre las multitudes en el famoso cruce de Shibuya, dejarse deslumbrar por los neones de Akihabara, subir a lo alto de la Tokyo Skytree o admirar la silueta icónica de la Torre de Tokio al caer la noche. Además, Tokio es un paraíso para los amantes de la gastronomía, donde encontrar desde sushi de barra y puestos de ramen en callejones escondidos hasta alta cocina, ya que se trata de la ciudad con más estrellas Michelin del mundo.
Pero si quieres ir más allá, estas experiencias que te proponemos y que se alejan de lo más obvio, que se salen del circuito turístico habitual y conectan de verdad con la esencia del destino, harán que tu viaje sea inolvidable:

Islas de Tokio: un paraíso por descubrir
Tokio también tiene su propio edén insular, aunque parezca imposible, ya que gestiona un conjunto de islas que pertenecen administrativamente a la ciudad. Las más conocidas son las islas Ogasawara y las islas Izu, dos lugares de ensueño ideales para los amantes del mar y para honeymooners.
Por un lado, las islas Ogasawara, declaradas Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO, son un paraíso remoto en el Pacífico. A ellas solo se puede llegar en ferry desde el muelle de Takeshiba, en un viaje de 24 horas que transporta al viajero directamente a otro mundo: playas vírgenes, aguas de un azul intenso, snorkel entre tortugas, rutas de senderismo por paisajes salvajes, y la posibilidad mágica de nadar con delfines en libertad.
Por el otro, y mucho más cerca del centro de Tokio - las islas más cercanas están a 3 horas en ferry desde el centro - son las islas Izu, un conjunto volcánico donde se mezcla naturaleza, aventura y relax. Algunas, como Hachijojima, ofrecen baños termales naturales con vistas al océano y opciones para senderismo o submarinismo. Otras, como Niijima o Shikinejima, son perfectas para disfrutar de playas tranquilas y aguas termales al aire libre.

Rutas por el monte Takao: naturaleza a un paso del ajetreo
A solo una hora en tren desde el centro de Tokio, el monte Takao es una escapada perfecta para quienes buscan un respiro natural sin alejarse demasiado de la ciudad. Este pulmón verde no solo es uno de los destinos favoritos de senderismo entre locales, sino que también ofrece unas vistas espectaculares de los Alpes japoneses e incluso, en días despejados, del Monte Fuji.
Hay varias rutas para subir a la cima, desde senderos más exigentes hasta caminos fáciles con tramos en teleférico o funicular. Durante la caminata, se pueden encontrar templos, cascadas y hasta pequeños puestos con dulces locales y sake. En otoño, el paisaje se transforma con los colores del momiji, y en primavera los cerezos en flor crean un ambiente mágico. Takao combina lo mejor de dos mundos: la espiritualidad japonesa y la pasión por la naturaleza.

Aventura Okutama
A menos de dos horas del centro de Tokio, la región montañosa de Okutama, ubicada en un exuberante parque nacional, es el refugio perfecto para quienes buscan un poquito de aventura, adrenalina y deporte. Aquí, el río Tama se convierte en un escenario natural ideal para los deportes acuáticos: rafting, piragüismo, barranquismo, paddleboard… También es ideal para realizar senderismo e incluso alquilar una bicicleta para descubrir cascadas escondidas, bosques frondosos y miradores que quitan el aliento.


Recorrer los canales de Tokio… ¡en kayak!
Lejos del bullicio y los neones que caracterizan a Tokio, la ciudad también ofrece momentos de calma y conexión con la naturaleza sin necesidad de salir de ella. Explorar los canales del río Sumida en kayak, subir a un autobús acuático o dejarse llevar por el encanto de las tradicionales yakatabune —las embarcaciones japonesas con más historia— es una forma original y diferente de recorrer la capital. Desde el agua, los paisajes urbanos cambian de ritmo: los puentes se iluminan al caer la tarde, el ambiente se vuelve sereno y el reflejo de la ciudad sobre el río crea una postal inolvidable. Una experiencia especialmente mágica en las noches cálidas de verano.

Empaparse de tradiciones con sus festivales
La tradición se celebra por todo lo alto en Tokio, y los festivales tradicionales o matsuri son el mejor reflejo de esa conexión entre espiritualidad y vida urbana. Heredados de ritos sintoístas y budistas, estos eventos están llenos de color, música, comida callejera y procesiones de mikoshi, los santuarios portátiles que recorren los barrios como símbolo de purificación y prosperidad.
Entre los más esperados está el Festival Sanja, en Asakusa, que en mayo llena el barrio de Mikoshi, danzas y energía durante tres días. En pleno verano, el Fukagawa Hachiman Matsuri convierte las calles del distrito de Koto en una fiesta pasada por agua: los vecinos lanzan cubos para refrescar y purificar a quienes portan los altares. Más curiosos aún son el Mizudome no Mai, en julio, una ceremonia con dragones y danzas del león para pedir que cese la lluvia; el Kurayami Matsuri, con procesiones nocturnas y carreras de caballos, entre abril y mayo; o el Tori no Ichi, en noviembre, donde se venden los tradicionales rastrillos de la suerte llamados kumade.
Participar en uno de estos festivales no solo es divertido: es una oportunidad única para ver de cerca la espiritualidad cotidiana de los tokiotas, sentir la fuerza de las tradiciones locales y vivir una parte de la ciudad que va más allá de los templos y los rascacielos.

Kabukicho Tower, mucho más que un edificio
Kabukicho es sinónimo de luces, vida nocturna y energía inagotable. Y desde hace poco, su silueta ha sumado un nuevo icono: la imponente Kabukicho Tower, un moderno complejo de 48 plantas que ha redefinido el skyline del barrio más vibrante de Shinjuku. Más que un rascacielos, esta torre es una experiencia en sí misma. En su interior encontrarás desde hoteles —incluido uno de la cadena Hotel Groove, con habitaciones temáticas— hasta restaurantes, bares, salas de conciertos, karaokes, zonas recreativas y un cine. Además, su ubicación estratégica permite seguir explorando las calles de Shinjuku a cualquier hora del día (o de la noche), en un entorno que combina lo excéntrico con lo puramente urbano.

Recorrer Tokio a pie con rutas guiadas
Recorrer la ciduad a pie es una invitación a comprender su historia, su arquitectura y su alma. Tokio ofrece ahora una nueva forma de hacerlo a través de cinco rutas guiadas (ofrecidad por la Oficina de Convenciones y Visitantes de Tokio), con guías expertos en inglés y grupos reducidos. Estos itinerarios, con una duración aproximada de tres horas, permiten descubrir desde antiguos templos y callejones comerciales hasta modernos centros financieros, con contexto histórico en cada parada. Las rutas, desarrolladas junto al Centro de Investigación Edo-Tokio de la Universidad Hosei, pueden reservarse en la web tokyo-time-travel.com.
Entre los recorridos más destacados está el que atraviesa Ginza y Tsukiji, desde antiguos callejones hasta el mercado exterior y el teatro Kabuki-za, y la ruta que explora el pasado samurái de Marunouchi y los alrededores del Palacio Imperial y el castillo de Edo. También hay opciones para quienes buscan templos y espiritualidad: el itinerario por Ueno y Asakusa revive la época en la que los altares budistas y artesanos llenaban la 'calle Butsudan', y permite visitar lugares como el parque Ueno, el templo Sensoji o el santuario Toshogu.
Para quienes prefieren rincones más tradicionales, la ruta por Ueno y Yanaka se adentra en barrios con aire de otra época, como Nezu o Sendagi, donde aún perviven antiguos baños públicos y pequeñas tiendas familiares. Y para cerrar el círculo entre pasado y presente, la ruta por Shibuya propone una nueva mirada al barrio más icónico de Tokio, revelando santuarios escondidos, parques poco conocidos y huellas del periodo Edo ocultas entre el bullicio contemporáneo.

Disfrutar de experiencias tradicionales: dormir en un ryokan y relajarse en los baños públicos
Vivir Tokio también es dejarse llevar por su tradición y una de las formas más auténticas de hacerlo es alojándose en un ryokan, el hospedaje japonés por excelencia. Dormir en un futón sobre tatami, cenar una cena kaiseki de varios platos y envolverse en un yukata es mucho más que dormir: es vivir Japón desde dentro. Muchos ryokan se encuentran en barrios tranquilos o en las afueras de la ciudad, y varios de ellos incluyen baños privados o semiprivados, ideales si se busca intimidad o si se viaja en pareja.
Y si lo que se quiere es experimentar la cultura japonesa del baño como un local más, los sento o los onsen urbanos son una parada imprescindible. Tokio ofrece opciones para todos los gustos: desde baños tradicionales como Tachikawa Spa Resort Ume No Yu, donde se conservan los murales clásicos y los ambientes diferenciados, hasta complejos modernos como Spa LaQua, un verdadero oasis en pleno centro, con saunas, zonas de relajación, restaurantes y baños al aire libre. Por supuesto, no hay que olvidar las normas: ducharse antes de entrar, respetar la calma del entorno y seguir las reglas de convivencia.

Barrios que son la esencia de Tokio
Más allá de los rascacielos, los neones y los barrios de moda como Shibuya o Akihabara, Tokio también guarda lugares que parecen detenidos en el tiempo. Rincones con calles empedradas, templos centenarios y arquitectura tradicional donde el ritmo de la ciudad se vuelve más pausado.
Shibamata, al noreste de Tokio, es uno de esos tesoros escondidos. A solo unas paradas de tren desde Ueno, este barrio conserva la atmósfera de la era Showa con tiendas tradicionales, dulces típicos y construcciones de madera que han sido reconvertidas en cafés o pequeños alojamientos. Al llegar, una estatua de Tora-san, el entrañable protagonista de la saga cinematográfica Otoko wa Tsurai yo, da la bienvenida a los visitantes. Por supuesto, tres imprescindibles son el templo budista Taishakuten, la antigua residencia Yamamoto-Tei con vistas a un jardín japonés de cuento para tomar un té y desconectar y cruzar el río Edo en una barca tradicional de madera.
Otro de esos barrios que conserva el espíritu del viejo Tokio es Fukagawa, muy cerca del centro pero con un ambiente tranquilo y profundamente local. Aquí se celebran varios festivales tradicionales y aún se pueden encontrar templos históricos como el santuario Tomioka Hachimangu o el Fukagawa Fudo-do.
El barrio de Monzen-nakacho, dentro de esta misma zona, combina esa espiritualidad con la alegría de los izakayas, los bares tradicionales japoneses. Un plan ideal es visitar el Museo Edo de Fukagawa, que recrea una aldea del periodo Edo con casas, canales e incluso barcos de la época.
Y si se busca un auténtico respiro verde, a solo 20 minutos en tren desde Shibuya se esconde el valle Todoroki. Este oasis natural sigue el cauce del pequeño río Yazawa y es perfecto para pasear bajo la sombra de los árboles, visitar el templo Todoroki Fudoson, y probar los dulces de arroz kuzu mochi en la confitería de Setsugekka. Un rincón inesperado en plena ciudad.


Arte, teconolía y tradición: teamLab Borderless y Tokyo Night & Light
Tokio siempre ha sabido reinventarse sin renunciar a sus raíces. Y en ningún lugar se aprecia tanto esta fusión entre arte, tecnología y tradición como en sus espacios culturales, que se han convertido en verdaderos iconos turísticos.
Uno de los más impresionantes es sin duda el nuevo teamLab Borderless, reabierto en 2024 en el complejo futurista de Azabudai Hills. Este museo de arte digital, creado por el colectivo teamLab, es una experiencia inmersiva única en el mundo. Las más de 75 obras proyectadas sobre paredes, techos y suelos no tienen un recorrido fijo: se mueven, cambian y desaparecen, como si formaran parte de un sueño. Entre las nuevas instalaciones destaca la zona Athletics Forest, que invita a explorar el arte a través del movimiento, y Catching and Collecting Extinct Forest, donde los visitantes pueden 'capturar' animales extintos en un universo digital. Un plan perfecto tanto para adultos como para niños.
Tokyo Night & Light es una monumental proyección de mapping que se realiza cada noche en la fachada del edificio del Gobierno Metropolitano de Tokio. Este espectáculo, reconocido por el Guinness World Records como la mayor exhibición de mapping permanente del mundo, se extiende desde la cuarta planta hasta el piso 32, iluminando 14.000 metros cuadrados con luces y animaciones sorprendentes. Además, durante los fines de semana y festivos, el edificio cobra vida con historias visuales diferentes cada media hora… ¡y hasta aparece Godzilla en una de ellas! La proyección especial Godzilla, Rey de los Monstruos: 70 años de evolución rinde homenaje a este icónico personaje japonés con imágenes espectaculares de todas sus versiones desde 1954 hasta la más reciente. El edificio del Gobierno Metropolitano de Tokio, más conocido como el 'Ayuntamiento de Tokio', ofrece además una de las mejores vistas panorámicas de la ciudad desde sus miradores gratuitos, situados en la planta 45. Desde allí se pueden ver la Tokyo Skytree, la bahía de Tokio… ¡y hasta el Monte Fuji si el día está despejado!