Cuando uno piensa en Punta Cana o República Dominicana, la imagen que primero nos viene a la mente es la de un resort de lujo frente a un mar de color turquesa, donde entregarse al verdadero arte de no hacer nada, más que a tener los pies descalzos hundidos en una arena blanca que parece azúcar o tumbarse a la sombra de los cocoteros con una piña colada en la mano. Y sí, es la imagen más icónica –e irresistible– de este rincón dominicano. Pero navegando por su costa de playas infinitas, explorando su naturaleza prodigiosa y dejándonos contagiar por su energía vibrante, hemos descubierto su cara B, la más aventurera.
Descensos en tirolina sobre los árboles, excursiones en buggy por caminos de tierra roja, esnórquel y otros deportes acuáticos, visita a poblados taínos y noches de espectáculos únicos... Punta Cana combina relax con emoción en dosis perfectas y va más allá del horizonte marino.
VACACIONES TODO INCLUIDO
Parte de la felicidad del viaje a Punta Cana se debe a la estancia en alguno de los imponentes complejos de lujo que se suceden en esta franja costera del extremo este de República Dominicana. Auténticos templos del todo incluido, donde el mayor dilema del día será decidir si pasar la mañana en la piscina, bajar al mar, identificar aves y plantas, apuntarte a un taller de mixología o una de sus actividades de animación o probar en qué restaurante cenar hoy.
Elegimos el Bahía Príncipe Luxury Esmeralda, por su buena ubicación, su entorno natural –con exuberantes jardines tropicales y manglares protegidos–, su variada oferta gastronómica, la atención cercana y por el acceso a una de las mejores playas del Caribe. Además, al formar parte del gran complejo que la cadena española Bahía Príncipe (bahia-principe.com) tiene en la zona, se puede disfrutar de los servicios y espacios de los siete hoteles que lo integran, como sus 26 restaurantes. Dos de los hoteles son exclusivos para adultos y otros están enfocados a familias, como el Bahía Príncipe Fantasía Punta Cana, con su arquitectura que parece salida de un cuento de Disney.
A Punta Cana se llega en unas 8 horas en vuelo directo desde España. Soltour (soltour.com), turoperador desde hace 50 años en el Caribe, organiza paquetes all inclusive que se reservan a través de cualquier agencia de viajes. Incluyen los vuelos desde Madrid (con salida todos los días hasta octubre) o Barcelona (los martes desde finales de junio al 2 de septiembre), los hoteles, los traslados, las actividades y los seguros, no hay que preocuparse de nada más que de hacer la maleta y llenarla de ropa ligera, porque la temperatura media en República Dominicana oscila entre 25 y 32 ºC. E imprescindible meter también biodramina –para evitar mareos en los viajes en barco–, repelente para mosquitos y protector solar.
EXCURSIÓN EN CATAMARÁN Y ESNÓRQUEL EN PLAYA BÁVARO
Si llevas la aventura en la sangre o simplemente no sabes estar quieto, hay vida más allá del tumbing playero. Las excursiones en catamarán son un básico, como las que parten desde playa Bávaro, 48 kilómetros de arena blanca que se extienden por la costa este, desde el cabo Engaño hasta Arena Gorda. A bordo suena la música –bachata, merengue o reguetón, marca de esta isla bailonga– mientras se disfruta de una parrillada de langosta en alta mar, de mojitos, bailes y de lanzarse al agua en tobogán para hacer esnórquel entre peces de colores, mantarrayas y tortugas marinas.
RUMBO A ISLA SAONA, ARQUETIPO DEL EDÉN
Otra excursión imprescindible es la que lleva a la gran joya del Parque Nacional Cotubanamá: Isla Saona, tapizada de selva tropical como el trozo de la península por la que se extiende. Un espacio protegido que incluye además la isla Catalina, frente a La Romana.
Desde el pequeño pueblo pesquero de Bayahíbe, a poco más de una hora en coche de Punta Cana, parten los catamaranes y lanchas rápidas que realizan la travesía –entre 45 minutos y una hora y media, según el tipo de embarcación–. Un trayecto que discurre a ritmo de bachata y con barra libre mientras se avanza hacia un horizonte de color turquesa. Todo forma parte de la experiencia. Una vez dejadas atrás las aguas del Atlántico y la punta del Catuano, la isla – ya en aguas del Caribe–, da la bienvenida con playas vírgenes, cocoteros mecidos por el viento y aguas cristalinas ideales para nadar.
De regreso aguarda una parada en una piscina natural en medio del océano, donde se pueden ver estrellas de mar y brindar con ron dominicano hasta que el sol se incline y toque volver, felizmente rendidos, al continente.
EN TIROLINA SOBRE LA SELVA TROPICAL
Volando sobre la selva, con el corazón latiendo fuerte y el viento en la cara se vive la experiencia de tirarse en tirolina en Domitai Park, un parque ecoturístico en la zona de El Macao, en Higüey, que propone un montón de aventuras emocionantes para descargar adrenalina. Desde las plataformas de madera, suspendidas entre árboles altísimos, un circuito de cuatro líneas de cables serpentea entre el verdor tropical a diferentes alturas. No hace falta experiencia previa: los instructores explican cada paso y garantizan la seguridad del recorrido.
EN BUGGY A TODA VELOCIDAD
Conducir un buggy es otra forma diferente y divertida de explorar el paisaje caribeño, pero con más polvo, más velocidad y mucha diversión, una actividad que no solo es para los amantes del motor. Los recorridos, que atraviesan caminos de tierra roja, charcos, pequeñas lomas y senderos entre la vegetación, son guiados por un instructor mientras se van haciendo paradas para disfrutar del entorno o refrescarse. Conviene ir preparados con ropa cómoda, gafas de sol… y asumir que acabarás lleno de barro, pero con una sonrisa.
EL BAÑO EN UN CENOTE
Aventuras más tranquilas son los paseos a caballo entre plantaciones de cacao y café, ver cómo elaboran a mano puros dominicanos o sumergirse en un cenote: una piscina natural de agua dulce, escondida entre la vegetación, donde el calor del Caribe se disuelve en un baño refrescante. Se accede por un sendero de piedra que desciende hacia una cueva abierta, rodeada de paredes rocosas y vegetación colgante. El agua es cristalina y fresca, ideal para nadar, relajarse o simplemente flotar y dejarse llevar. Es un momento de pausa dentro de la aventura, perfecto para conectar con la naturaleza en estado puro.
LA CULTURA TAÍNA
En Domitai Park también se aprende sobre la rica historia de los indios taínos, visitando la recreación de un antiguo poblado para descubrir cómo vivían los primeros habitantes de la isla: sus costumbres, su relación con la naturaleza, sus danzas, ceremonias y ritos tradicionales y su legado. Un toque cultural a la jornada de aventura que permite entender mejor la historia profunda de este territorio caribeño.
Otra historia que se descubre en el parque es la del proceso de producción del cacao y el café dominicano, desde la siembra hasta la cosecha, y también de la dulce y especiada bebida tradicional de la República Dominicana: la mamajuana. Una mezcla de ron, vino y miel macerada y aromatizada a la que se le atribuyen propiedades afrodisíacas.
Y CUANDO CAE LA NOCHE…
Después de un día de aventuras entre playas, cenotes y tirolinas, la energía no se apaga. En Punta Cana, la noche también tiene su propio espectáculo… Se llama Coco Bongo (cocobongo.com) y es una fiesta sin guion donde todo puede pasar: acróbatas que sobrevuelan al público, tributos a Queen, Michael Jackson o Karol G, lluvia de confeti, luces, batucadas y gogós bailando sobre plataformas. No es solo una discoteca, es un show continuo que mezcla música en vivo, coreografías espectaculares y ambiente festivo sin descanso. Imposible no dejarse llevar. Aquí no se viene a observar: se viene a formar parte de la fiesta. Es adrenalina tropical.