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Es Tendencia
Dunas de Sossusvlei, Namibia, Africa© Edwin Remsberg / Alamy Stock Photo

ÁFRICA

Así es la luna de miel de Belén Écija en Namibia: animales salvajes, paisajes de dunas y atardeceres de infarto

Después de casarse en Menorca, la hija de Belén Rueda y su marido han puesto rumbo a este país para vivir unos días inolvidables en uno de los destinos más sorprendentes de África. Estos son los lugares imprescindibles de territorio namibio.


24 de junio de 2025 - 16:32 CEST

Después de una boda de ensueño en Menorca, la hija de Belén Rueda y su marido, el asesor financiero Jaime Sánchez, han puesto rumbo al sur de África para comenzar su viaje de novios. Una luna de miel que los ha llevado a Namibia, uno de los países más bellos e inéditos del continente, donde ya disfrutan de la naturaleza con mayúsculas, de avistar animales salvajes y acabar el día contemplando esos intensos atardeceres inolvidables que quedan en la memoria. La actriz ha compartido en sus redes sociales sus primeros pasos en territorio africano, nada más aterrizar en el aeropuerto de Windhoek, la capital del país, un viaje por las principales atracciones del país que puedes empezar a descubrir aquí.

Belén Écija de luna de miel con un conjunto estampado de firma española© belenecijar

EL DESIERTO DE NAMIB

Gran parte de la costa atlántica de Namibia está dominada por el desierto del Namib. Sesriem es la puerta de entrada a este espectacular rincón del sur del país, y el trayecto desde el aeropuerto hasta allí lleva entre 4 y 6 horas en vehículo todoterreno. El viaje vale la pena: aquí, las palabras se quedan cortas ante las dunas rojizas de Sossusvlei, que superan los 300 metros de altura y forman uno de los paisajes más fotogénicos de África. Lo ideal es verlas al amanecer, cuando la luz dorada resalta sus formas, o sobrevolarlas en avioneta para admirar su inmensidad desde el aire. La compañía Desert Air (desertair.com.na) ofrece distintos vuelos panorámicos.

Escalando la Duna 45, Parque Nacional Namib-Naukluft, Namibia© Alamy Stock Photo

Entre todas, la duna 45 es la más emblemática y se puede escalar para disfrutar de vistas inolvidables. Pero este no es el único tesoro del parque. El Parque Nacional Namib-Naukluft, con casi 50.000 kilómetros cuadrados de extensión, esconde otros lugares igual de fascinantes: Deadvlei, un antiguo lago seco de suelo blanquecino, donde sobresalen los esqueletos de árboles petrificados desde hace siglos; el cañón de Sesriem, una profunda garganta excavada por el río Tsauchab que se puede recorrer a pie; el salar de Sossusvlei; los enigmáticos fairy circles –círculos de tierra desnuda que aún desconciertan a los científicos–; y las dunas costeras, donde es posible ver focas y los restos del carguero alemán Eduard Bohlen, que encalló en 1909.

LA COSTA DE LOS ESQUELETOS

La parte norte del desierto del Namib es conocida como la Costa de los Esqueletos. Se trata de unos 500 kilómetros de litoral inhóspito y sobrecogedor que se extiende desde Wlotzkasbaken, al norte de Swakopmund, hasta la frontera con Angola, marcada por el río Kunene. Durante siglos ha sido un verdadero cementerio natural: aquí vienen a morir elefantes, y también barcos, muchos de los cuales encallaron en sus traicioneros bancos de arena. Pocos saben que, en algún punto de esta costa, se encuentra una de las mejores olas del mundo para surfear, un paraíso escondido para los más aventureros. Y en Cape Cross se puede contemplar la mayor colonia de leones marinos de África, una escena tan ruidosa como impresionante frente al rugido del océano.

Fauna del Parque Nacional Etosha, Namibia, Africa.© Alamy Stock Photo

EL PARQUE NACIONAL DE ETOSHA

Descubrir el parque más grande de Namibia y lo más parecido a estar dentro de un documental de naturaleza. Está centrado alrededor de una enorme planicie blanca, que en realidad es un salar gigante llamado Etosha, que significa “el gran lugar blanco”. Lo más interesante son los puntos de agua donde se reúnen muchos animales: impalas, cebras, jirafas, leones y también un antílope con unos cuernos en forma de corazón, llamado hartebeest. Si quieres verlos de cerca, los mejores sitios son los pozos de Okaukuejo, Halali y Namutoni, especialmente al amanecer y al atardecer, cuando suele haber más movimiento.

EL BOSQUE PETRIFICADO, PATRIMONIO MUNDIAL

Muy cerca de Khorixas y Twyfelfontein está uno de los rincones más sorprendentes de Namibia: el Bosque Petrificado, que es Patrimonio de la Humanidad. Hace unos 280 millones de años, una gran riada arrastró miles de árboles desde Angola y quedaron cubiertos por barro y minerales que, con el tiempo, los convirtieron en piedra. Lo más impresionante es que la erosión ha ido dejando al descubierto estos “árboles de piedra”, algunos enormes, de más de 30 metros. Es como viajar millones de años atrás sin necesidad de máquina del tiempo.

Twyfeltontein, Namibia, Patrimonio de la Unesco© Alamy Stock Photo

TWYFELFONTEIN

También en la lista de la Unesco está este interesante lugar de la región de Kunene. Hace más de 4000 años, los ancianos de la tribu san grababan piedras para enseñar a los jóvenes cómo encontrar agua y otras habilidades esenciales. Hoy, este sitio conserva la mayor concentración de petroglifos y restos arqueológicos de la Edad de Piedra en Namibia, ofreciendo una ventana única al pasado del país.

Edificios coloridos de Swakopmund, Namibia, Africa.© Alamy Stock Photo

 SWAKOPMUND

Situada entre el desierto del Namib y el océano Atlántico, Swakopmund es una de las ciudades más encantadoras de Namibia. Su arquitectura colonial alemana, heredada del periodo imperial, le aporta un toque europeo inesperado, con edificios históricos como el faro, la antigua estación de tren o la Woermannhaus. Es un lugar perfecto para descansar entre safaris y excursiones por el desierto, pasear por el malecón frente al mar, probar ostras frescas del Atlántico y disfrutar de actividades como sandboard, paseos en quad, excursiones a Walvis Bay o vuelos panorámicos sobre las dunas.

Mujer de la tribu himba cargando con su hijo, Namibia© Alamy Stock Photo

LA TRIBU DE LOS HIMBA

Originaria de Namibia y considerada una de las culturas más fascinantes del continente, la tribu himba habita principalmente en el noroeste del país, sobre todo en la región de Kunene. También pueden encontrarse comunidades de la etnia en la zona de Kamanjab, donde muchas familias viven como sus antepasados, conservando sus tradiciones casi intactas.

Los himba son polígamos, construyen sus pequeñas y circulares viviendas con una mezcla de excremento de vaca y arcilla de termitero. Los hombres se dedican principalmente a la caza y al cuidado del ganado, mientras que las mujeres se ocupan del hogar y de la familia. Su imagen es inconfundible: cubren su cuerpo y su cabello con una mezcla de ocre y grasa animal, no solo como protección solar y contra insectos, sino también como símbolo estético y cultural profundamente arraigado.

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