Que Madrid no tiene costa es una evidencia, pero que tiene playa también, por mucho que a finales de los 80, el grupo Los Refrescos se empeñara en cantarnos, una y otra vez, su pegadiza Aquí no hay playa. Y es que sí, hay playa y buena, porque posee la codiciada Bandera Azul, un distintivo que recibe desde 2018 como reconocimiento a la calidad y sostenibilidad ambiental, así como a la calidad de sus aguas y servicios para los bañistas. Lo sentimos por el grupo ochentero, pero a Madrid ¡ya no le falta ni la playa!
Para disfrutar de un día en este paraíso natural hay que dirigirse al suroeste de la capital, a unos 70 kilómetros por la carretera M-501, conocida como la carretera de los pantanos, en dirección a Pelayos de la Presa. Así lo hacen madrileños y turistas, especialmente en verano, para refrescarse en esta gran extensión de agua dulce, relajarse en sus 14 kilómetros de playas, practicar deportes acuáticos y quedarse a comer o terminar el día en alguno de los chiringuitos y restaurantes que abren en sus orillas.
No se ven, pero bajo sus aguas se esconden dos importantes edificios históricos de San Martín de Valdeiglesias: un puente medieval de ocho ojos que unía los dos márgenes del río y las ruinas de la originaria ermita de la Virgen de la Nueva, que quedaron anegadas bajo las aguas cuando se construyó el embalse.
Pero quienes llegan hasta aquí, lo hacen atraídos por sus múltiples posibilidades: es el momento de tomar nota de todo lo que se puede hacer.
LAS PLAYAS
Son 14 kilómetros de arenales los que ofrece el embalse de San Juan, con zonas para bañistas y embarcaciones de recreo. La más popular es la playa de la Virgen de la Nueva, reconocida con la Bandera Azul, lo que la convierte en un lugar perfecto para disfrutar de un baño. También muy preparada para el ocio, la playa del Muro, donde también hay un embarcadero e instalaciones del Real Club Náutico de Madrid. Y si se buscan más, ahí están el cerro de San Esteban (en la orilla derecha del pantano) y la Lancha de San Yelmo (a la izquierda).
DEPORTES ACUÁTICOS
Si los vientos son favorables, los amantes del windsurf disfrutarán en grande. También de otras actividades como wakeboard, esquí acuático, flyboard, banana boat o piragüismo. Se puede realizar con alguna de las numerosas empresas especializadas en estos deportes de la zona, como Ocio y Aventura (ociopantanosanjuan.com), Wakea (wakea.es) o Yucalkari (yucalcari.com). Otra posibilidad es apuntarse a un paseo en barco por el embalse y en el trayecto acercarse a las playas y calas, algunas de ellas con acceso exclusivo desde el agua. Y es un buen punto de partida para recorrer en bici (1 hora) o practicando senderismo (2 horas) hasta la garganta de Picadas y llegar hasta el embalse homónimo.
¿DÓNDE COMER?
Entre las zonas más populares para una comida en medio de la naturaleza está la zona de El Muro, donde hay varios restaurantes y chiringuitos. En La Martuka (lamartuka.com) están especializados en paellas y excelentes carnes de Ávila, también cuentan con zona chillo out y ofrecen actividades acuáticas. El restaurante Monasterio (restaurantemonasterio.eatbu.com) presume igualmente de sus arroces y de magníficas vistas. Y en Eneldo Nature (eneldonature.com) lo hacen de su parrilla, de los productos de su huerta y de la calidad de sus carnes procedentes de Ávila y la sierra de Guadarrama.
Y EN EL ENTORNO...
Entre las visitas más interesantes y cercanas están el castillo de la Coracera (a 6 km), en San Martín de Valdeiglesias. Una fortaleza del siglo XV, construida por Álvaro de Luna y en la que residió Isabel la Católica, donde puedes visitar sus salas y conocer su historia. Para las familias, a 10 minutos del embalse, El bosque encantado (bosqueencantado.net) propone una experiencia inolvidable para los más pequeños: un jardín botánico único con una colección de esculturas vegetales a tamaño natural donde pasear entre unicornios, margaritas gigantes, delfines… o perderte en su laberinto.