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Digital Cover viajes© Laura Negro

Dormir con vistas al mar y al bosque: el Parador de Mazagón, en pleno corazón de Doñana, desde dentro

Entre tradiciones centenarias, sabor atlántico y despertares al son de las golondrinas, me he reencontrado con el arte de parar en este oasis natural


13 de junio de 2025 - 9:29 CEST

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En el Parador de Mazagón , donde pasé 24 horas inolvidables, todo se ve distinto. Allí, inmersa en el espacio protegido del Parque Natural de Doñana entre pinares, marismas, cañas y lagunas, solo pensaba en la suerte que tuve de desconectar de mis preocupaciones en un lugar sin igual.

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El sabor andaluz tampoco se me fue de la cabeza. Pocas cosas adoro más que unas gambas blancas de Huelva, cuyo sabroso sabor soy incapaz de quitarme de la cabeza, o las coquinas originarias de la zona. Aquí todos los  platos de mar y montaña  se elaboran con  productos locales de primera calidad.

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Paseé por su inconfundible playa de arena blanca y fina, me enamoré de los paisajes y antes de acostarme el cielo se abrió ante mis ojos para regalarme un abanico de estrellas que parecía interminable. Y es que este centinela del Atlántico cuenta con la distinción Starlight por su atmósfera limpia.

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Las bondades del Parador no terminan ahí. De este oasis de 63 habitaciones y colchones tan cómodos que me invitaban a no salir de la cama, destacaría también los colores vibrantes y las palmeras y pinos piñoneros que nos abrazaban sin salir del cuarto. 

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Estuve en la aldea de El Rocío, una actividad que me cautivó y que se suma a otras disponibles como la visita a la natal Moguer de Juan Ramón Jiménez , contemplar los flamencos que despliegan su 'alfombra rosa' en las aguas de las marismas o la “saca de yeguas”.

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Ligado al hallazgo de América también me impresionó el Monasterio de La Rábida, hasta el que me trasladé. Tenía ganas de conocerlo porque fue allí donde Cristobal Colón se refugió buscando apoyo tras el rechazo inicial de su proyecto.

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Satisfechos el sentido de la vista, el paladar y el oído con el sonido del mar y de las golondrinas al despertar , el olfato y el tacto no podían ser menos. El verbo respirar de un modo consciente cobra todo su sentido en el Parador de Mazagón, en cuya piscina me di un chapuzón resfrescante.

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Recomiendo practicar  yoga en la arena o bajo la luz de la luna, relajarse en la sauna y jacuzzi o elegir alguno de los  tratamientos disponibles en el área de bienestar . Yo me di un masaje antes de comer y la sensación de calma me la llevo para siempre.

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