Ir al contenido principalIr al cierre de página
Ribadavia, O Ribeiro, Ourense© Andrés Campos

GALICIA

Dónde beber el vino más rico y antiguo de Galicia y otros planes en la comarca de O Ribeiro

Empezaremos callejeando por las angostas rúas de la judería de Ribadavia y acabaremos visitando el enorme monasterio de Oseira. Por el camino, comeremos el mejor pan de Galicia. Y el mejor pulpo. Porque no solo de vino podemos vivir en O Ribeiro.


5 de mayo de 2025 - 17:00 CEST

La comarca de O Ribeiro es la cuna de uno de los vinos más antiguos y famosos de Galicia, que ya en la Edad Media andaba rodando en barriles por las bodegas de las mejores casas de España y Portugal y que sería el primero en llegar a América en las naos de Colón. “¡Vino a la vista!”, gritarían en lo sucesivo en la orilla de enfrente, al ver acercarse más barcos con el estandarte real. Gracias al vino, la capital de la comarca, Ribadavia, llegó a serlo de todo el reino de Galicia y en ella floreció una boyante judería. Cualquier viaje que se haga por O Ribeiro, debe arrancar en Ribadavia.

Castillo de Ribadavia, O Ribeiro, Ourense© Andrés Campos

VER DÓNDE VIVÍAN LOS SARMIENTO

En el Pazo de los Condes (Praza Maior, 7), del siglo XVII, y en el vecino castillo, que se alza sobre una peña llena de tumbas antropomorfas, vivieron los señores de Ribadavia, los Sarmiento, un apellido muy a tono con una villa vinatera. El pazo alberga la oficina de turismo (turismoribadavia.gal) y el Centro de Información Judía, donde se cuenta la historia de la comunidad hebrea local, que fue una de las más importantes de Galicia, enriquecida con el comercio del vino. También, por eso mismo, fue de las más envidiadas y perseguidas. En 1606 un malsín –del hebreo malšīn: soplón– denunció por prácticas judaizantes a 200 vecinos, incluidos sus cuñados, sus hermanos y su difunta madre. Dos de ellos fueron condenados a la hoguera y 40 a prisión. Lo del malsín se recuerda durante la Festa da Historia, que se celebra el último sábado de agosto.

Judería de Ribadavia, Ourense© Judería de Ribadavia, Ourense

PASEAR POR LA JUDERÍA

Desde la plaza Mayor, hay que bajar por la rúa Merelles Caula, que fue la principal de la judería, donde estuvo la sinagoga. Doblando por San Martiño, se cruza Jerusalén –la calle, no la ciudad– y, en la esquina con Salgado Moscoso, se ve la Casa de la Inquisición, un edificio del siglo XVI con cinco escudos de familias ligadas al Santo Oficio, que da un poco de miedo, la verdad. Si se gira a la derecha y se sube luego por la rúa de Santiago, se descubre la iglesia homónima, románica, del siglo XII, la primera que hubo en la villa. Poco antes, está el Museo Etnolóxico, con una atractiva sección dedicada a la pesca fluvial, la mayor riqueza que tuvo antiguamente Ribadavia, aparte del vino. Y poco después, en la praza da Madalena, el gastrobar O Birrán (obirran.com), donde todo el mundo pide el pulpo con queso de tetilla. Habrá que probarlo.

Iglesia de San Xés de Francelos, O Ribeiro, Ourense

BAJAR POR EL RÍO HASTA EL SIGLO IX

Si somos más de caminar por el campo que de callejear, seguiremos el paseo fluvial que desciende por la margen derecha del Avia, el río que baña y da nombre a la villa, y luego del Miño, que se bebe al anterior un kilómetro más abajo. Interesa llegar hasta el pequeño pueblo de Francelos, que está a unos dos kilómetros y medio de Ribadavia –media hora andando a buen paso–, para admirar la iglesia de San Xés, obra encantadora de estilo prerrománico, con una ventana calada de granito que, más que de picapedreros, parece labor de palilleiras o encajeras. Se puede ir también en coche, por carretera, pero no es lo mismo. Al siglo IX –de esa época es el templo– hay que ir a pie.

Termas Prexigueiro, O Ribeiro, Ourense

BAÑARSE EN AGUAS DE COLOR BLANCO O TURQUESA

A donde hay que ir en coche, porque pillan un poco lejos –a cinco kilómetros– es a las Termas Prexigueiro (termasprexigueiro.com). Pero conviene hacerlo en un día de diario, para evitar las colas –las visitan 60.000 personas al año–, y a ser posible al anochecer, cuando las pozas se iluminan y están más apetecibles. Termas Prexigueiro son unos baños al aire libre de inspiración japonesa en medio de un pinar, con pozas donde el agua mana todo el año a unos 40 grados. Dependiendo de la temperatura ambiente y de la presión atmosférica, el agua es transparente, blanca o turquesa. Flipante.

Adega Doña Elisa en Santo André de Camporredondo, O Ribeiro, Ourense© Andrés Campos

CONOCER UNA BODEGA DE COLLEITEIRO

A cinco kilómetros también de Ribadavia, pero valle arriba, en la parroquia de Santo André de Campo Redondo, está Adega Doña Elisa (adegadonaelisa.gal), una bodega de colleiteiro, de cosechero, familiar, muy pequeña, con menos de una hectárea de viñedo, que elabora un vino delicioso: Canción de Elisa. Lo producen con cuentagotas: 5000 botellas al año. Elisa era la abuela que adoraba esta tierra y que cantaba feliz en el viñedo cuando venían de vacaciones sus nietos, los actuales colleiteiros. Para comparar, se puede visitar antes o después el gigante Viña Costeira (costeira.wine), la bodega más grande de Ribadavia y de toda Galicia, que vende cinco millones de botellas. 

Museo del Vino de Galicia, O Ribeiro, Ourense

VISITAR EL MUSEO DEL VINO

De otra bodega de Santo André, la que hoy ocupa el Museo del Vino de Galicia (museovinogalicia.xunta.gal), salían cada año 100.000 litros con destino al monasterio de San Martín Pinario de Compostela, que lógicamente no se gastaban diciendo misas. También lógicamente, una de sus salas está dedicada a la comarca vinícola de O Ribeiro, cuyos viñedos se ven desde las ventanas como sobre un mapa, como los deben de estar viendo aquellos monjes desde el cielo. A 60 metros, en la parcela vecina, está Casal de Armán (casaldearman.net), un complejo de enoturismo sobresaliente, con un restaurante, Sábrego (sabregorestaurante.com), de matrícula de honor.

EXPLORAR UNA ‘CIDADE’ DE HACE 2000 AÑOS

Hay que alejarse un poco más de Ribadavia –tampoco mucho: 17 kilómetros– para visitar el castro de San Cibrao de Lás, que estuvo habitado hasta el siglo II después de Cristo y fue uno de los mayores de Galicia, donde llegaron a vivir entre 2000 y 3000 personas. Por eso a estas ruinas se las conoce como A Cidade. Al pie de las mismas hay un centro de interpretación espectacular, también enorme, con 11 salas en las que se repasa la cultura castreña. En ver el castro y el centro, se echan dos horas y media.

Cascadas en Arenteiro, Ourense, Galicia© Cordon Press

CODEARSE CON LA NOBLEZA DEL VINO

Otro lugar de la comarca que deja con los ojos a cuadros es Pazos de Arenteiro, una población pequeña, de poco más de cien habitantes, pero atiborrada de palacios, los pazos que le dan nombre. Ellos recuerdan que aquí, en los siglos XVI y XVI, se establecieron familias enriquecidas con el comercio del ribeiro. Hubo un arenteirés que fue inquisidor en Compostela y otro a cuyo entierro asistieron 86 sacerdotes. La Orden de Malta, que se ocupaba de recaudar impuestos y controlar el tráfico de vino hacia lugares tan importantes como Santiago, dejó su impronta en toda la parroquia: donde más, en el Pazo de la Encomienda, cuyos muros están llenos de cruces de ocho puntas.

pulpo_adobe_z

COMER EL MEJOR PULPO DE GALICIA A 50 KILÓMETROS DEL MAR

O Carballiño es la capital mundial del pulpo, donde más y mejor se come, pero esto es O Ribeiro, Ourense, y el mar más cercano está a una hora de viaje. ¿Y por qué hay tanta afición al cefalópodo? Pues porque por aquí pasaban los carros cargados de pulpos con que pagaban sus rentas al cercano monasterio de Oseira lugares tan distantes como Marín, en la ría de Pontevedra, que dependían de él. Por la pulpería Fuchela (pulperiafuchela.com), la mejor de O Carballiño, pasan todos los días 90 kilos de pulpos, pero no camino del monasterio, sino del estómago de los que se sientan en sus mesas.

oseira mgmn1g© Cordon Press

RECORRER ‘EL ESCORIAL DE GALICIA’ Y LLEVARSE UNA ‘POIA’

Así es conocido por su inmenso tamaño el monasterio de Oseira (mosteirodeoseira.org): El Escorial de Galicia. Cuando se fundó, en 1137, había osos. Luego llegó a haber más de cien monjes dando vueltas alrededor de los tres claustros de este inmenso cenobio, cuya iglesia es una de las obras maestras de la arquitectura cisterciense. Su sala capitular, o de las Palmeras, está sostenida por cuatro columnas centrales de fustes retorcidos, como si el que las diseñó hubiese estado un pelín ebrio. Camino del monasterio, en Cea, hay que parar en la Panadería Calviño (Forno do Roxon, 3) y llenar el maletero de panes, que en este pueblo los hacen mejor que en ningún otro lugar de Galicia, con Indicación Geográfica Protegida. A los más grandes, de un kilo largo, los llaman poias. Con perdón.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.