Cuatro escapadas de enoturismo sostenible, otra manera de viajar por España

Alquilar una parcela y producir tu propio vino ecológico, visitar una finca donde los viñedos conviven armoniosamente con una manada de lobos ibéricos, contribuir a la conservación de los ecosistemas marinos y los arrecifes de coral tomando un rosado... El mundo del vino apuesta por el respeto por la naturaleza y el medio ambiente.

Por PATRICIA GONZÁLEZ ALDEA

En Cogolludo, el cercano pueblo a la Finca Río Negro, el espléndido palacio de los Duques de Medinaceli atestiguan la rica y longeva tradición vitivinícola de esta zona de Guadalajara y la calidad de sus vinos. Junto a la cuenca del río Henares, a apenas una hora de Madrid y a 50 kilómetros de pueblos con tanto encanto como Sigüenza, esta finca familiar cuenta con más de 600 hectáreas de bosques donde habitan animales en libertad, entre ellos ciervos, corzos, jabalíes y una manada de lobos ibéricos.  

VER GALERÍA

El viñedo, a 1000 metros de altura, es uno de los más elevados desde el centro peninsular al norte de Europa, y su paisaje y entorno enamoraron a José Manuel Fuentes, de origen palentino, que, a finales de los años noventa, plantó la primera parcela, recuperando así lo que había sido la actividad de la finca hasta dos décadas antes.  

En los últimos meses la bodega ha presentado Cerro del Lobo, un  vino  de  parcela con una  producción  limitada de 6208 botellas numeradas, que toma su nombre de la zona más septentrional del viñedo, denominada Cerro del Lobo, pues en ella se tuvo constancia, por primera vez, de la presencia en Río Negro de esta especie protegida.  

VER GALERÍA

En el viñedo, las labores que se realizan son respetuosas con la cepa y el medio ambiente, y la vendimia es íntegramente manual. Los fines de semana organizan pequeños grupos de visita a la finca para conocer en su bodega los secretos de elaboración de sus vinos y realizar una cata acompañada de un aperitivo a base de quesos, cecina y embutidos de caza (fincarionegro.com).  

VER GALERÍA

ENONATUR, EN LA RIBEIRA SACRA

En la Ribeira Sacra, principalmente en la zona de Chantada-Lugo, en un recóndito y hermoso lugar bañado por el río Miño, donde también se practica la viticultura heroica debido a las pendientes del terreno, nació el proyecto Enonatur (enonatur.com). Un lugar privilegiado ya que en 2021 la Ribeira Sacra fue declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco, por el gran valor de su patrimonio natural, viticultura y riqueza cultural.  

Enonatur es una apuesta muy innovadora del enólogo y viticultor Roberto Regal que consiste en crear vinos únicos, personalizados de principio a fin. El cliente «apadrina» (alquila) una microparcela de viñedo durante un año para producir sus propios vinos ecológicos, según sus gustos, y asesorado por su responsable. El cliente puede participar en las fases del desarrollo del vino tanto cuanto quiera, desde visitar su parcela apadrinada, a cultivarla, vendimiarla o personalizar la etiqueta de su vino, y así tener su propia experiencia vitivinícola.

No te lo pierdas: Por la Ribeira Sacra lucense, la Galicia más desconocida  

VER GALERÍA

Además, Enonatur es un proyecto muy comprometido con su tierra, sostenible y sin apenas intervención. Recuperan fincas en riesgo de abandono y trabajan activamente por el desarrollo rural, dignificando la figura del viticultor. Roberto Regal creó Enonatur hace 15 años con la misión de continuar con el legado vitivinícola de A Ribeira Sacra, su tierra.  Desde entonces, ha logrado recuperar decenas de fincas con criterios agroecológicos y a través de técnicas artesanales. Una iniciativa con un largo recorrido que da protagonismo a sus trabajadores, demostrando que se puede crecer, vivir y recuperar el entorno rural.  

Roberto Regal representa a una generación de jóvenes viticultores gallegos con arraigo y tradición familiar. Su abuela, Esther Teijeiro, fue pionera en la elaboración de vinos ecológicos en Galicia; logrando el galardón Excelencia Medioambiental 2022, en los XIII Premios Ecovino.  

LOS VIÑEDOS CENTENARIOS DEL HORCAJO, EN FUENSALIDA, TOLEDO

El enólogo Pepe Rodríguez de Vera, con solo 34 años, es un experimentado coleccionista de viñedos únicos que rescata y recupera viñas centenarias abandonadas con vocación de elaborar vinos singulares que rindan homenaje a su origen. Comenzó con sus primeros viñedos en Chinchilla de Montearagón (Albacete), en la finca familiar de Casalta, vinculada a sus antepasados desde hace siete generaciones.  

En la localidad toledana de Fuensalida, Pepe descubrió los viñedos de Santiago Peña, agricultor vinculado a esta tierra. Consciente de su potencial, rescató del arranque estos viñedos centenarios y comenzó junto a él el proyecto Atalaque. El resultado ha sido Atalaque Garnacha del Horcajo 2018, un tinto de parcela con una edición limitada de 5000 unidades.

VER GALERÍA  

El compromiso del enólogo, quien destaca que en El Horcajo se encuentra una de las garnachas con mayor potencial de la península, es hacer vinos excepcionales y con matices propios, por eso apuesta por dar el máximo protagonismo al viñedo, el respeto absoluto por la vid, las producciones controladas y la mínima intervención en los procesos (rodriguezdevera.com).  

BODEGAS PEÑASCAL, EN VALLADOLID

En Laguna de Duero se encuentran las instalaciones más modernas de Bodegas Peñascal, referente en la elaboración de rosados y pionera en España por ser neutra en carbono y utilizar energía 100% renovable. Su vino rosado ecológico y apto para veganos Coral Ethical Rosé emplea prácticas de agricultura ecológica aprobadas por la Unión Europea y su botella ultraligera y todo su etiquetado es producido con papel 100% reciclado y reciclable, procedente de bosques certificados como sostenibles. Además, destina el 10% de sus beneficios a la restauración y conservación de los ecosistemas marinos y los arrecifes de coral, que representan un 25% de la biodiversidad marina.