Carranque, lujos romanos en un rincón de Toledo

Una villa llena de bellos mosaicos, un mausoleo y un palacio con mármoles de todos los rincones del Mediterráneo muestran lo bien que vivían los grandes propietarios hispanos a finales del siglo IV. Lo encontramos en este parque arqueológico del norte de Toledo, casi en la raya con Madrid.

Por ANDRÉS CAMPOS

En 1983, Samuel López, un vecino del pueblo toledano de Carranque, estaba arando a orillas del Guadarrama, cuando se tropezó con un mosaico. Y en el mosaico, un texto en latín que decía: «Usa felizmente, Materno, esta habitación». Había descubierto una villa romana de finales del siglo IV. En realidad, mucho más, porque junto a la casa de Materno, salió a la luz un mausoleo; y, al norte del yacimiento, un palacio con mármoles de 40 lugares distintos del imperio. Lujos y grandezas que han hecho pensar a más de uno que esta pudo ser la legendaria Titulcia, cruce de calzadas y centro de la Hispania romana.

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También hay quien piensa que Materno debió de ser un personaje importante, quizá un familiar del emperador Teodosio (el cual era hispano). Y señalan a aquel Materno Cinegio que fue prefecto del pretorio de Oriente y cónsul. Otros, en cambio, creen que Materno era un nombre muy común y que nada en el yacimiento permite asegurarlo.

La estrella del parque arqueológico es la casa de Materno, una villa de 1600 metros con buena parte de sus estancias alicatadas con mosaicos de asunto mitológico: el rapto de Hylas, el baño de Diana, la devolución de Briseida a Aquiles por Ulises... El más bello, el que representa a Oceanus. La vivienda disponía, además, de bodega, calefacción y agua corriente.

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EL MAUSOLEO Y EL PALACIO

A un centenar de metros de la villa se ven las ruinas del mausoleo donde Materno y los suyos serían sepultados. Y unos 250 metros más al norte, las del suntuoso edificio palacial, en el que ellos o sus herederos emularían el boato propio de la corte imperial, rodeados de mármoles procedentes de las canteras más importantes del Mediterráneo (Anatolia, Egipto, Grecia, Tunicia…). Curiosamente, solo una de las muchas variedades halladas es de la península ibérica, de Estremoz (Portugal). Ocupado por visigodos, árabes y cristianos, el edificio degeneró en una pequeña ermita, de la que solo quedaba el muro norte cuando Samuel López se topó con el mosaico.

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PASEOS JUNTO AL RÍO

Buscar los restos del molino del arroyo de la Sacristana (diez minutos a pie desde el yacimiento), quizá de origen romano, puede ser un bonito colofón para esta jornada arqueológica. Eso, o dar un paseo aguas abajo por la orilla izquierda del río Guadarrama, contemplando estas alamedas, alisedas y junqueras repletas de ánades reales, pollas de agua, lavanderas y martines pescadores. Ni siquiera el moderno puente peatonal de tirantes de acero que ofrece el único acceso al yacimiento mengua la ilusión de encontrarse en un bucólico rincón de la Hispania de finales del siglo IV.

LA VISITA AL PARQUE

Para hacer el recorrido por la villa, el mausoleo y el edificio palacial, las visitas son guiadas, gratuitas y se ha de realizar reserva previa en: cultura.castillalamancha.es/patrimonio/parques-arqueologicos/carranque. También cuenta con un centro de interpretación, donde se proyecta un audiovisual sobre el yacimiento arqueológico y se puede ver una amplia muestra de los objetos hallados en tres décadas de excavaciones.

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OTROS PUEBLOS PRÓXIMOS

Otro día (o el mismo, si se aprovecha al máximo), hay que acercarse a la vecina Illescas para ver los cinco lienzos de El Greco que se conservan en el santuario de Nuestra Señora de la Caridad.

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Y de aquí, a Esquivias, donde Cervantes se casó en 1584 con Catalina de Salazar y Palacios y se inspiró para escribir El Quijote. La casa-museo de Cervantes, donde residieron el escritor y su mujer, ocupa una casona de labradores acomodados del siglo XVI que perteneció al hidalgo Alonso Quijada. ¿De qué nos suena este nombre? En ella se pueden ver ediciones de su obra en diversos idiomas, así como los aperos y la decoración característica de una vivienda de labradores acomodados del siglo XVI, con la cocina, la bodega con las grandes tinajas de vino y la cueva (esquivias.es). Visita guiada: 3 €.

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SABORES MANCHEGOS

En las inmediaciones del parque arqueológico de Carranque, El Zaguán (hotelcomendador.es), el restaurante del hotel Comendador, especializado en asados en horno de leña, carnes rojas y arroces. En Illescas está El Bohío (elbohio.net), del mediático chef Pepe Rodríguez y estrella Michelin, que presenta sorprendentes versiones modernas de platos tradicionales. Y también esta localidad, Baniba (baniba.es) ofrece platos con un toque moderno y precios contenidos en el restaurante del hotel Real. En verano, dispone de la mejor terraza de Illescas. 

EL ALOJAMIENTO

En Carranque está Comendadador (hotelcomendador.es), un hotel moderno y con un spa inspirado en las termas romanas, la mejor opción para alojarse en las vecindades del parque arqueológico. En el centro de Illescas, a 5 minutos del santuario de Nuestra Señora de la Caridad, Hotel Real (hotelrealillescas.es). Reúne 22 habitaciones muy correctas en el centro de Illescas, a cinco minutos del santuario de Nuestra Señora de la Caridad. Y un cuatro estrellas muy asequible en Esquivias es Hidalgo (hotelhidalgo.es). 

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