Hay vida más allá de La Pedrera, la Sagrada Familia o el Parque Güell, porque después de visitar los principales emblemas del modernismo de Barcelona, también puedes vivirlos, habitarlos y experimentarlos a la vez que disfrutas de una jornada de compras, compartes unos vinos con amigos o descansas bajo techos centenarios esculpidos por algunos de sus grandes artistas.
DORMIR EN UNA OBRA MODERNISTA
¿Existe mejor manera de entender el modernismo que viviéndolo desde dentro? En el Hotel Casa Fuster, además de descansar en una de sus elegantes habitaciones, podrás sentarte a comer en la antigua zona de banquetes de la casa que el Sr. Mariano Fuster mandó construir a Domènech i Montaner como prueba de amor por su esposa, actualmente transformada en el nuevo restaurante Aleia (aleiarestaurant.com), con una propuesta gastronómica del chef Paulo Airaudo, con tres estrellas Michelin.
En la planta baja del hotel se sitúa el histórico Café Vienés, que en su día fue lugar de reunión de intelectuales de la época, como Salvador Espriu, quien viviera durante tres décadas en la finca. Este mismo espacio que, durante el rodaje de Vicky, Cristina, Barcelona, Woody Allen utilizó como campamento base y sede de conciertos espontáneos, programa todos los jueves a las 9 de la noche jazz en vivo. Una última recomendación: sube a la azotea del hotel para obtener una perspectiva única del Paseo de Gracia.
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En la falda del Tibidabo abrió sus puertas, en septiembre de 2021, el hotel boutique Mirlo Barcelona, que ocupa la Torre Macaya, icono del modernismo de veraneo en la ciudad. Nada más adentrarte en su exuberante jardín, el canto de los mirlos te alejará de todo remanente urbano, a la vez que te da la bienvenida a un escenario con una fuerte carga literaria. Y es que aquí transcurre parte de la trama de La Sombra del Viento, de Carlos Ruiz Zafón, quién trabajara en el edificio durante 10 años, tiempo en el que acopió muchos de los detalles que introduciría después en su novela. Las 16 habitaciones de bienestar del hotel – no se llaman así por casualidad– disponen de duchas con hammam, mientras que las categorías intermedias y superiores añaden bañeras y saunas. El restaurante El Nido del Mirlo y la relajante piscina exterior redondean una experiencia que gravita alrededor del lujo slow.
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Regresando al centro de la ciudad, en esta ocasión al lado de las mismísimas Ramblas, hallamos el Hotel España, que abrió sus puertas originalmente en 1859 bajo el nombre de Fonda de España, para posteriormente ser reformado por el célebre arquitecto modernista Domènech i Montaner. El establecimiento conserva intactos algunos de los salones, con arrimaderos de madera y cerámica que reproducen motivos heráldicos, así como la pintoresca pintura mural de las sirenas, obra de Ramón Casas. También resulta de interés la chimenea de alabastro que se encuentra en uno de los salones de Fonda España, restaurante en el que Martín Berasategui recupera el antiguo concepto de las fondas apostando por la cocina tradicional con guiños actuales. La Terraza Alaire Ramblas, en la cúspide del edificio, es un auténtico remanso de paz un uno de los rincones más concurridos de Barcelona.
MIRA, BEBE, COME Y REPITE
Disfrutar de los grandes clásicos de la cocina imperial china en un edificio de Gaudí es posible en China Crown Barcelona (restaurantechinacrownbarcelona.com). El restaurante se emplaza en la Casa Calvet, un edificio de estilo modernista construido por Gaudí entre los años 1898 y 1900. En su interior se conserva el mobiliario del despacho original del negocio textil de los Calvet, destacando las lámparas, las mamparas de madera que separaban los diferentes despachos, los picaportes, las vigas del techo, los bancos del recibidor y los bancos de cortesía adosados al muro.
Bajando por Vía Laietana y desviándonos ligeramente hacia Las Ramblas, hallamos la Casa Martí de Josep Puig i Cadafalch, edificio que alberga el emblemático bar restaurante Els Quatre Gats (4gats.com). Esta antigua taberna fue uno de los epicentros artísticos y culturales de la Barcelona de finales del siglo XIX y principios del XX. Ramón Casas, Santiago Rusiñol y Pablo Picasso son algunos de los ilustres personajes que comieron y bebieron en sus salas. Dispone de Gastrobar, ideal para encuentros informales y afterworks, así como de un restaurante de cocina tradicional catalana que invita a largas sobremesas.
No muy lejos, El Paraigua (elparaigua.com) readaptó toda la decoración de una tienda modernista, fundada a principios del siglo XX, que se dedicaba a la venta de paraguas y abanicos. La parte inferior de la barra, completamente de madera, se realizó a partir de los paramentos que coronaban las vitrinas en las que se colocaban los paraguas, mientras que para hacer el techo se aprovecharon las puertas correderas que cubrían unos cajones en los que se guardaban los estantes expositores de los abanicos de la tienda. Actualmente, cócteles, tapas y buena música en vivo guían hasta su interior.
La Confitería (confiteria.cat) es una coctelería que rinde homenaje al negocio que ocupó el establecimiento entre 1912 y 1913. El mostrador antiguo tiene ahora la función de barra y dentro de la vitrina que se conserva se ha instalado el surtidor de cerveza. Destaca por sus deliciosos brebajes, como el que mezcla pisco, leche, té chai, azúcar moscovado, anís estrellado, clavo de olor y canela o la interpretación del gintonic con ginebra, pomelo rosa, licor de flor de saúco, angostura y tónica.
De los mismos propietarios, el Bar Muy Buenas (muybuenas.cat) ofrece recetas, vinos y licores catalanes en un local de finales del siglo XIX que se fundó como granja bar. El mostrador del bar es de mármol, con dos compartimentos que en su momento se llenaban de hielo y servían para mantener las bebidas frescas, dos surtidores de agua fueron sustituidos por surtidores de cerveza. Destaca la espléndida mampara de pino melis y vidrio grabado al ácido con motivos florales que, en su origen, era la puerta entre la tienda de la granja y el comedor.
DE SHOPPING CON LA MEJOR EXCUSA
Ir de compras nunca tuvo mejor pretexto que el de visitar algunas de las filigranas modernistas más hermosas de la ciudad. Comienza la ruta haciéndote con algunas de las delicias de la pastelería del célebre Christian Escribà, emplazada en la Casa Figueras (escriba.es). Obra de Antoni Ros i Güell, en ella abundan los mosaicos, los estucados de yeso, los hierros forjados, las vidrieras y el mobiliario de madera de color chocolate.
En la Ronda de Sant Pere, la antigua Casa Teixidor alberga la Óptica Arense (opticaarense.es). El hierro, que adopta formas inspiradas en la naturaleza, es el encargado de enmarcar el conjunto, mientras que el interior recuerda al negocio original, una tienda de artículos de bellas artes, con los rótulos pintados «arquitectura», «pintura» y «dibujo».
Queviures Murria (murria.cat), especializado en productos gourmet catalanes e internacionales, ofrece quesos artesanos, ahumados, embutidos, caviar, aceites, cafés, conservas, vinos y champagnes en un establecimiento que nació como tostador de café. En la fachada de los años 20 pueden verse los anuncios hechos en cristal tintado al fuego típicos de la época, como el de Anís del Mono o el de Codorníu.
Finalmente, la Torre Bellesguard de Antoni Gaudí acoge, en diferentes momentos del año, el market de ropa y complementos Barcelona en las Alturas (bcnenlasalturas.com), así como el evento gastronómico Eat Gaudí (eatgaudi.com), ambos celebrados al aire libre en los impresionantes jardines que conforman el recinto modernista con una completa programación de conciertos y actividades. En Bellesguard, Gaudí supo integrar plenamente el edificio en su entorno natural y paisajístico, respetando el legado histórico de la finca, las ruinas medievales de la que fuera residencia del rey Martí I, último monarca de la dinastía de la Casa de Barcelona. Las próximas fechas de Barcelona en las Alturas serán del 6 al 8 de mayo, mientras que la edición de Eat Gaudí de 2022 se celebrará del 27 al 29 de mayo.
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