AL VOLANTE

Cascadas como rascacielos en el norte de Álava

Agua pura y txakoli. De ambas cosas se disfruta, y mucho, en una ruta por el valle de Ayala. Rodeado de sierras escarpadas, en el recorrido nos esperan los enormes saltos de Gujuli y del Nervión, la villa histórica de Orduña y alguna otra sorpresa más.

Por Andrés Campos

Ciento cuarenta kilómetros cuadrados de viñedos de txakoli y verdes prados en los que pastan melenudas ovejas latxas y caballejos pottoka…, todo muy bucólico, autóctono y primordial. Estamos en ese Shangri-La vasco que es el valle de Ayala, rodeado de barrancos y precipicios por los que el río Nervión y sus tributarios se despeñan formando altísimas cascadas.

CASCADA DE GUJULI

Conduciendo 25 kilómetros desde Vitoria y 40 desde Bilbao, al poco de dejar la autopista AP-68, el primer salto de agua que nos encontramos es el de Gujuli (Goiuri, en vasco). Aquí el río Oyardo, un humilde afluente del Altube, que a su vez lo es del Nervión, ha excavado en la roca caliza un barranco de 105 metros de profundidad, por el que las aguas se precipitan formando una de las mayores cascadas del país. A dos pasos de ella se alza la iglesia románica de Santiago, en cuyo ábside hay esculpido un grupo musical. Debió de ser una broma del escultor ponerles a tocar junto a una atronadora cascada. 

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EL SALTO DEL NERVIÓN

Gujuli está en el borde del altiplano. Para descender al valle, por el puerto de la Barrerilla, la carretera describe 5 kilómetros de vueltas y revueltas. Abajo espera Delika, en cuyo término, abrazado por los precipicios de la Sierra Salvada, se halla el salto del Nervión, la mayor cascada de España. La caída de agua podemos verla desde la base del acantilado, caminando tres kilómetros desde la población o subiendo en coche al puerto de Orduña y andando desde el aparcamiento del Monte Santiago. En cualquier caso, es una hora de paseo y de pasmo brutal al contemplar este río que, no más nacer, se precipita 270 metros, situándose entre los diez saltos más vertiginosos de Europa y los mayores del mundo.

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ORDUÑA

El Nervión atraviesa después Orduña, enclave de Vizcaya en territorio alavés y con título de ciudad, por privilegio real, que llegó a disputarle a Bilbao la capitalidad. El casco urbano conserva el trazado medieval, con diez calles que confluyen en la gran plaza de los Fueros, con soportales y edificios de tanto empaque como la Aduana, hoy convertida en hotel-balneario. Otro lugar que sorprende es la iglesia fortificada de Santa María. Y otro, la taberna Belatz Gorri (belatzgorri.com), cuya afamada tortilla de patata ha ganado varias veces el Campeonato de Pintxos de Vizcaya.

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TORRES MEDIEVALES

De nuevo en tierra alavesa, en Amurrio nos desviamos por la A-624 para acercarnos a Quejana (o Kexaa) y visitar el palacio natal del canciller López de Ayala (siglo XIV) y el torreón-capilla de la Virgen del Cabello, que guarda los sepulcros de alabastro en los que yacen el poeta y su esposa Leonor de Guzmán. A diez kilómetros, en Artziniega, hay otra torre imponente, la de los Ortiz de Molinillo y Velasco, que data del siglo XIII.

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CRUCES Y PUENTES DE LUYANDO

Volviendo a Amurrio para continuar el recorrido por el joven Nervión, el siguiente lugar que nos encontramos, aguas abajo, es Luyando, un pueblo que se estira comprimido entre el río y la carretera. A la entrada, se alza el Árbol Malato, una cruz de piedra que señala la antigua frontera militar de Vizcaya, y, a la salida, hay un precioso puente medieval, con arco apuntado y empinadísima calzada.

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Llodio es último municipio alavés que baña el Nervión, donde disfrutaremos del placer de beber txakoli, ese vino joven de color amarillo paja, brillante, afrutado, de marcada personalidad y sabor suave y ligero, en la bodega Beldui Txakolina (beldui.com), que ofrece la posibilidad de visitar sus instalaciones, degustaciones y catas e incluso sentarnos a la mesa de su restaurante. Como también en la del Palacio Anuncibai (palacioanuncibai.com), situado en una antigua casa-torre rodeada de jardines, y donde degustar la mejor cocina tradicional.

EL DESCANSO

En Gujuli está Ugarzábal (casaruralugarzabal.es), un alojamiento rural rehabilitado con excelente gusto, frente a la iglesia románica y a tiro de piedra de la cascada. Y en Orduña, el Hotel Balneario Orduña Plaza, con modernas instalaciones en un edificio histórico, la antigua Aduana, y todo tipo de tratamientos. En Quejana, Los Arcos de Quejana (arcosdequejana.com), ocupa una casa noble del siglo XVII, con vistas al palacio de los Ayala y restaurante de buen nivel.