Mercadillos navideños a ritmo de vals

Ni los nuevos diseñadores ni el shopping ni Klimt son capaces de eclipsar la belleza de las ciudades austriacas durante el Adviento. Viena, Salzburgo, Innsbruck, Linz y Graz son auténticas postales navideñas a las que hay que escaparse sin tardanza uno de los próximos fines de semana.

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VIENA
Pasar por los mercadillos de Viena, que ya viven la magia del Adviento, es como estar un pequeño pueblo, con sus callecitas y sus casitas de madera iluminadas para la fiesta. Se vaya por donde se vaya siempre surge uno en el que detenerse para hacerse con un adorno navideño más para colgar en casa, probar productos biológicos y artesanos o hacerse uno mismo una corona de Adviento. El Christkindlmarkt es el mayor de la ciudad y, cómo tal, ocupa un escenario privilegiado: el parque Rathauspark, a los pies del grandioso Ayuntamiento de Viena. Tiene numerosas atracciones para los niños, que también se pueden divertir en el interior del propio edificio cocinando galletas o haciendo velas de Navidad, y bajo su gran árbol de luz se celebran conciertos navideños. Después toca perderse por el del palacio de Schönbrunn, el de Spittelberg, el de la plaza Freyung, el del palacio Belvedere, el de Maria-Theresien-Platz, el de la plaza de la iglesia de San Carlos o el de Altes antes de llegar al Museumquartier, el lugar de encuentro de moda, donde no se viene a comprar sino a alternar en sus pabellones tipo igloo, a jugar una partida en su pista de curling y a vivir, al ritmo de dj, las larguísimas noches austriacas con un punch caliente en la mano.

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SALZBURGO
Salzburgo es una ciudad coquetísima. Está cercada de montañas, cuajada de monumentos barrocos, es la ciudad de Mozart, la de ‘Sonrisas y lágrimas’, la de Joseph Mohr, autor del villancico más famoso del mundo: Noche de Paz, pero cuando caen los primeros copos suma y sigue, porque además parece una auténtica postal navideña, con sus tejados blancos y los tradicionales mercadillos repartidos por el casco antiguo. Imprescindible es el de la plaza de la catedral, con más de seis siglos de historia, pero no hay que dejar de descubrir otros más pequeños, como el de la plaza de Mirabell, el que se monta delante del palacio de Hellbrunn, el de la fortaleza de Hohensalzburg, el Stern Advent Markt –escondido en el patio de Sternbräu- y el de St Leonhard, al pie del monte de Untersberg. En ellos además de comprar siempre se puede asistir a algún concierto navideño, o si no, a los que se celebran en la Plaza de la Residencia, en el Festspielhaus, en la iglesia St Andrá o a los desfiles de los diabólicos Krampus por las calles del centro histórico.

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INNSBRUCK
Los mercadillos navideños de Innsbruck –el del casco antiguo, el de la plaza del Mercado, el Maria-Theresien-Strasse y el panorámico Hungerburg, al que se accede en funicular- son los más bonitos de toda la zona alpina. En sus puestos se venden se venden adornos, té, vino caliente a la canela, galletas y, claro, también las especialidades tirolesas. Las luces del gigantesco árbol de Navidad, el olor de bollos fritos Hefe Kiachln recién hechos que perfuma las callejuelas del centro y, al caer la noche, las melodías navideñas que e escuchan desde el balcón del Tejadillo de Oro… Todo invita a pasear y a dejarse llevar por la magia de la Navidad en la capital del Tirol.

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LINZ
El Adviento en la capital de la Alta Austria, a orillas del Danubio, ofrece un sinfín de posibilidades. Hay mercados para todos los gustos, desde el de la plaza principal Hautplatz -donde encontrar todo tipo de objetos artesanales para regalar, disfrutar de un buen ponche o ver la marcha de las figuras invernales Linzer Perchten-, al de los jardines del Volksgarten –que recrea el mundo de los cuentos-, el creativo del Mozarthof, el de pastas navideñas en Josef o el de la iglesia de St Peter. Y también belenes tan espectaculares como el descomunal de la catedral, el de Kremsmünsterer o el del museo Schlossmuseum. Los más animados tienen que pasar por el hotel Wolfinger, donde se puede participar en la fabricación artesanal de velas, entrar con los niños en la cueva del Groteenbahn o lanzarse por la pista de patinaje sobre los tejados de la ciudad en el passage Linz. Son parte del hechizo que envuelve a la ciudad.

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GRAZ
Cada uno de los mercadillos que desde estos días y hasta el 24 de diciembre se plantan en Graz tiene su punto: el de la plaza principal, Hautplatz, es el más grande; el de la Glockenspielplatz, el mejor para encontrar productos típicos de la región de Estiria; el del distrito de los Franziskaner, el más antiguo, y el de Schloosberg, el más apartado, en uno de los montes de la ciudad. Una vez recorridos, el periplo navideño por Graz debe continuar visitando el belén de hielo en el patio Landhaushof, con sus figuras de tamaño natural talladas artísticamente en hielo. Y después admirar la fachada del Ayuntamiento iluminada como un gran calendario de Adviento, seguir el Camino de belenes en la calle Stempfergasse y, si coincide el próximo 2 de diciembre, admirar la marcha del Krampus y Perchtenlauf desfilando con sus máscaras escalofriantes. En el camino siempre aparecerá una iglesia o un mercadillo en el que detenerse para disfrutar de la música tradicional navideña.

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