La Camarga, la magia de lo salvaje

Si estás buscando una escapada de naturaleza, aquí tienes un sugerente destino. Te quedarás con el recuerdo imborrable de los flamencos rosas y los caballos blancos que caracterizan a este espacio del delta del Ródano, entre la Provenza y la Costa Azul.

by hola.com

Son casi 150.000 hectáreas de marismas, dunas, pastos infinitos y salinas donde la flora y la fauna mantienen un pulso constante con el muy cercano progreso. En la Camarga, el tiempo se detiene y permite viajar al pasado, a esa Europa primitiva de la que ya apenas queda rastro.

Los flamencos rosas y los caballos blancos –cuyos cuidadores, conocidos como gardians, forman una comunidad anclada en el tiempo y absolutamente fiel a las tradiciones- constituyen la foto más buscada de la Camarga. Pero lejos del imaginario colectivo, este espacio protegido ofrece mucho más. Para empezar, un paisaje único donde abunda el narciso y el tamarisco, y una fauna que además de flamencos y caballos regala a la vista los toros negros de sus páramos inabarcables.

En los alrededores del estanque de Gines se descubre la atalaya perfecta para admirar garzas, aves de presa, búhos y algún martín pescador… Los enormes pastos sirven de hábitat a ovejas y vacas y la vida transcurre a un ritmo desconocido para el apresurado viajero occidental. A ratos, el horizonte se rompe con la sobrecogedora presencia de las montañas blancas de sal, las salinas típicas de la zona. Un sublime decorado que al amanecer y a la puesta de sol se convierten en una fiesta para los sentidos.

Entre tanta belleza natural, pequeños pueblos rurales dan un sosegado respiro urbanita y sorprenden por la amabilidad de sus gentes y lo rico de sus tradiciones. Saintes-Maries-de-la-Mer ejerce como capital de la Camarga, y es un buen lugar para alojarse. Su impresionante iglesia románica fortificada ha sido motivo de peregrinación para los gitanos desde tiempos inmemoriales, y aún conmemora cada mes de mayo la llegada en barca de María Magdalena.

Pasear por sus callejuelas adoquinadas o disfrutar de sus tranquilas playas son dos buenas razones para detenerse en ella. Pero conviene además probar su estupenda gastronomía, ir de tiendas para comprar una típica camisa vaquera, visitar el museo Baroncelli para conocer un poco más de su folclore y de la estrecha colaboración entre las gentes del pueblo y los gitanos y, si se tiene oportunidad, asistir a una corrida provenzal. Desde aquí hay que continuar dando un precioso paseo por el Digue a la Mer, la mejor forma de disfrutar del paisaje de la reserva natural de Etang de Vaccares, una zona perfecta para admirar, entre otros, a los famosos flamencos rosas del lugar.

GUIA PRÁCTICA

Cómo llegar
Iberia y Air France ofrecen vuelos directos desde Madrid y Barcelona al aeropuerto internacional de Marignane, en Marsella. Desde allí, hay 90 kilómetros a las marismas de la Camargue.

Cómo moverse
Lo mejor es alquilar un coche para descubrir cada rincón sin prisa ni horarios e ir descubriendo sus coquetos pueblecitos medievales.

Dónde dormir
En La Bastide de Moustiers, en Moustiers-Sainte-Marie, un exquisito alojamiento con doce habitaciones de lujo refinado y detallista, jardín con piscina y una deliciosa terraza entre pinos y árboles frutales. En Les Saintes-Maries-de-la-Mer, en Les Amphores, un pequeño y acogedor hotel costero, con terraza mirando al mar, playa propia y una enorme oferta de actividades para disfrutar de la zona.

Dónde comer
En Nîmes Garons, el restaurante Alexandre pasa por ser el mejor de la región, y por tanto, uno de los más solicitados. El ambiente elegante y sofisticado casa a la perfección con sus magníficas vistas al jardín y, sobre todo, con su cocina de esencia mediterránea. También cuenta con un exclusivo hotel perteneciente al club Relais & Chateaux. Otra opción en Les Baux de Provence es Oustau de Baumaniere, el restaurante del Relais & Chateaux del mismo nombre, situado entre olivos y majestuosas peñas. Sus huevos con gelatina o sus salmonetes con flor de tomillo son un ejemplo de su particular forma de interpretar la riqueza mediterránea

No te pierdas
Un paseo a caballo por la región, la manera más romántica de disfrutar de estas privilegiadas marismas. En casi todos los hoteles de prestigio ofrecen rutas guiadas. Recorrer esta reserva natural a lomos de un caballo blanco es una experiencia ideal para estar en contacto con la naturaleza. Más información: www.chevaux-listel.camargue.fr

Más información
Turismo de Saintes-Maries-de-la-Mer y Turismo de Francia.

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