Si la capital noruega es ya en sí una ciudad moderna –al menos, en carácter–, el barrio de Grünerløkka lleva esta acepción a su máxima expresión. Arte urbano en cada esquina, galerías que combinan las obras de artistas locales con ropa de segunda mano, mercadillos callejeros y jóvenes a mansalva que se lanzan a la calle, nieve, llueva o salga el sol, a vivir la ciudad al cien por cien.
10/09/2018 16:05 UTC Por CRISTINA FERNÁNDEZ