La sala de conciertos de Estocolmo acoge el miércoles 10 de diciembre la solemne ceremonia de entrega de los Premios Nobel, que reúne a la familia real sueca. Una tradición que comenzó en 1904 Oscar II y que, a día de hoy, sigue siendo una de las grandes citas internacionales para los Bernadotte, aunque este año habrá una importante ausencia. De forma paralela, uno de los galardones, el Nobel de la Paz, se entrega en el Ayuntamiento de Oslo en un acto en el que debutará Ingrid de Noruega, que ha vuelto de Australia antes de lo previsto.
Tanto en Estocolmo como en Oslo, a la ceremonia de entrega le sigue un banquete en el que no falta el desfile de tiaras y vestidos de gala. Es un día en el que las monarquías nórdicas sacan todo su esplendor, por eso llama la atención que, por primera vez desde que se anunció su compromiso con Carlos Felipe de Suecia, la princesa Sofía no asista a la cita. Hace diez meses que dio a luz a su cuarta hija -el permiso de maternidad en Suecia es de hasta 480 días- y su agenda se ha reducido al mínimo desde entonces. Aún así, ya la hemos visto en algún acto cerca de su residencia y otros de mayor calado, como el Día Nacional, al que acudió con la princesa Inés.
Más allá de la presencia real, los grandes protagonistas de la noche serán los laureados. En Economía lo reciben Joel Mockyr, Phlippe Agyon y Peter Howitt, por sus teorías del crecimiento sostenido; el de Física es para John Clarke, Michel Devoret y John Martinis, por el descubrimiento del tunel macroscópico; el polaco Laszlo Kraznahorkai recibe el de Literatura; el de Medicina ha recaído en Mary Bruncow, Fred Ramsdell y Shimon Sakaguchi, por sus descubrimientos sobre la tolerancia inmunitaria periférica; y el de Química es para Susumu Kitagawa, Richard Robson y Omar M. Yaghi, por el desarrollo de armazones metal-orgánicos.
La princesa Ingrid, al rescate
Mientas en Estocolmo echaremos de menos a la princesa Sofia, en Oslo tendrá lugar un esperado debut: el de Ingrid de Noruega. La hija de los príncipes Haakon y Mette-Marit adelanta sus vacaciones de Navidad de la Universidad de Sidney, donde estudia, para acudir al rescate de una monarquía que vive sus horas más bajas. Convenientemente alejada de la tormenta mediática que envuelve a su hermano Marius Borg, pendiente del que ya llaman el juicio del siglo, en el que se enfrenta a más de 30 cargos, entre ellos 4 por violación, Ingrid supone un soplo de aire fresco y un respiro para una Corona con la popularidad en caída libre.
Junto a sus padres y sus abuelos, los reyes Harald y Sonia, entregará el prestigioso galardón a la opositora venezolana María Corina Machado. Es la segunda latina de la historia en recibir este reconocimiento que el jurado le ha concedido por "su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos de su país, así como su lucha por lograr una transición pacífica de la dictadura a la democracia". Se desconoce si, como colofón del día, Ingrid también asistirá a la cena de gala que se celebra en el Gran Hotel de Oslo desde 1934 para conmemorar el Nobel de la Paz. El año pasado, por primera vez, Harald y Sonia de Noruega no acudieron y cedieron el testigo a los Príncipes Herederos. Un relevo generacional que podría consolidarse en esta ocasión con la presencia de su hija mayor.
María Dueñas: la excelencia española
Aunque estos son los platos fuertes, como cada año la ceremonia de entrega de los Premios Nobel tiene su preludio musical y en esta ocasión suena en español. María Dueñas es la violinista granadina que ha actuado en el Concierto del 8 de diciembre junto con el director Semyon Bychkov y la Filarmónica Real de Estocolmo. Se trata de una de las artistas del año, ganadora de dos Premios Gramophone 2025, los conocidos como los Oscar de la música clásica, también es profeta en su tierra ya que ha recibido la medalla de oro al Mérito de Granada. Esto solo este último año porque en su palmarés también figura, entre muchos otros, un Premio Princesa de Girona a las Artes y las Letras en 2023.
Comenzó a tocar el violín con solo seis años. "Cuando vio un violín en un escenario, me dije, eso quiero hacer yo también", contó María a EFE, que fue asumiendo su talento para la música de manera muy natural. La misma naturalidad con la que se ha subido a escenarios tan prestigiosos como el del Carnegie Hall de Nueva York y ahora pone la música a una ceremonia de tanto calado como los Premios Nobel.










