La princesa Birgitta, hermana del rey Carlos Gustavo de Suecia, murió hace un año -el 3 de diciembre de 2024- en Mallorca a los 87 años. "Era una persona de fuerte personalidad y gran sinceridad", dijo entonces su hermano, el jefe del Estado sueco, en lo que fue un sutil eufemismo para resumir que su hermana había vivido a su manera. Ella fue una princesa como las de antes, una estrella de su generación y una de las mujeres que veló, por encima de sus deseos, para que su hermano pequeño llegara a reinar. En los años ochenta, tras una vida en Munich y convencida de que no tenía por qué seguir viviendo en Alemania, en donde trabajaba su marido, escogió Mallorca para vivir y para jugar al golf, su actividad principal, y allí se quedó hasta el día de su muerte. Ahora se ha confirmado, vivió en Santa Ponsa durante 26 años y nunca pagó alquiler.
Ha sido Luis Nigorra, gerente del campo de golf Santa Ponsa, ubicado en Calviá, el que ha confirmado la información al sueco Expressen, interesado en saber como era las finanzas y los acuerdos económicos que tenía la fallecida hermana del rey en España. "Mis padres decidieron que Birgitta podría vivir allí gratis, pero no sé por qué. Cuando fallecieron, mis hermanos y yo pensamos que podría quedarse hasta el final de su vida. Tenía un trato con mis padres que nosotros respetamos", explica Nigorra, confirmando que Birgitta, que siempre habló de la corte sueca como una "jaula de oro", encontró allí una muy buena oportunidad.
"Era una gran amiga -dice Luis Nigorra al rotativo sueco- sobre todo de mis padres, que eran más cercanos en edad, pero mis hermanos y yo siempre nos alegramos mucho de tenerla tan cerca. Como teníamos la oportunidad de hacerlo, lo dimos por hecho".
"Para nosotros, respetar los deseos de nuestros padres era algo natural", dice Luis Nigorra. "Y a casi todos los demás golfistas les encantaba tenerla allí. Siempre fue una persona muy positiva. Además, le gustaba destacar y elogiar Mallorca, así que toda la isla se benefició de ello". Hay que recordar que la princesa Birgitta llegó a tener un torneo de golf con su nombre, algo que ha despertado alguna polémica menor en el último año, e hizo mucha promoción de la isla en su Estocolmo natal y también en Alemania, donde vivía buena parte de su familia, ya que ella se casó con un príncipe alemán con el que acordó terminar viviendo de forma independiente.
De estrella sueca a golfista en Mallorca
Birgitta de Suecia fue una princesa del todo peculiar, muy criticada en ocasiones por faltar a citas reales, como bautizos o cumpleaños, con comentarios del tipo que prefería tomar el sol en Mallorca a cumplir con sus obligaciones reales. Algo injusto, ya que la princesa Birgitta se tomó esas libertades cuando su hermano, Carlos Gustavo de Suecia, tenía un reinado de sobra consolidado y había unas princesas de nueva generación, sus sobrinas, Victoria y Magdalena, que ya brillaban mucho más. Igual que su sobrino, el príncipe Carlos Felipe de Suecia, al que estuvo bastante unida.
Durante muchos años la vida de Birgitta de Suecia había sido otra. A pesar de nacer en una cuna de oro, como sus tres hermanas y su hermano pequeño, el ahora rey Carlos Gustavo, la prematura muerte de su padre les hizo tener una infancia complicada. El príncipe Gustavo Adolfo murió sin llegar a ocupar el trono, dejando una mujer que no era demasiado popular por su origen alemán, la princesa Sibila, y cinco hijos muy pequeños. Birgitta tenía diez años cuando ocurrió esta tragedia, y, según ella contó, siempre arrastró esa pena, mientras que tenían el peso de conservar la popularidad, la legitimidad y la institución para que algún día reinara su único hermano varón, el rey Carlos Gustavo, que tenía un año cuando murió su padre y terminó sucediendo a su abuelo siendo uno de los reyes más jóvenes de Europa.
La tragedia, unida a la popularidad que adquirió el reinado de su abuelo, el rey Gustavo VI, que tenía como heredero a un niño, convirtió a Birgitta y a sus tres hermanas, las princesas Margarita, Désirée y Christina, que además eran muy llamativas, en celebridades con un nombre propio, las Hagasessor, o princesas de Haga, por el castillo en el condado de Solna (Estocolmo) donde vivía la familia. "No entiendo que haya significado tanto para Suecia. Entonces éramos como pequeños ídolos para el pueblo sueco, muchos de ellos llevaban nuestro nombre", recordó en el año 2023 en una de sus últimas entrevistas.
Esto fue posible porque su padre, antes de fallecer, había comprendido en inculcado en su familia la importancia de que la prensa de la época entrara en sus vidas para que formaran parte de la vida pública de Suecia, algo que ahora es habitual, pero que en esa época supuso toda una revolución. En ese escenario, las princesas formaron una parte muy activa de la institución, acudiendo a las mismas citas con las que hoy cumplen las princesas Victoria, Magdalena o Sofía de Suecia, sin olvidar que lo más importante era la preparación y consolidación del futuro rey.











