Ingrid de Noruega ha regresado de Australia, donde estudia su primer año universitario, para convertirse en la gran estrella de la agenda oficial de estas Navidades, que, por otro lado, son las más amargas en casa de los príncipes herederos, Haakon y Mette-Marit, que se encuentran en plena cuenta atrás para el juicio penal contra Marius Borg. Aunque ahora este proceso penal concentra la máxima atención mediática, la actividad institucional continúa con los actos típicos por estas fechas. La princesa Ingrid cumple con ello y lo hace acompañada por su hermano, el príncipe Sverre, que reaparece en Oslo tras conocerse su ruptura sentimental y mientras su futuro sigue siendo un enigma.
La mañana de la princesa Ingrid, que la semana pasada debutó en los Premios Nobel, su acto de mayor visibilidad y trascendencia internacional hasta la fecha, ha comenzado en la estación de bomberos de Sentrum, la principal de la capital noruega, y a ella ha llegado acompañada de Sverre Magnus, que no participaba en un acto público desde hace un mes, cuando acompañó a su padre al partido que la Selección Noruega jugó en Milán, ciudad a la que se trasladó el príncipe para impulsar su sueño de ser fotógrafo y mientras su novia era admitida en la Universidad Bocconi.
Los hermanos han comido con los bomberos y luego se han atrevido con algunos de los ejercicios de entrenamiento, como deslizarse por la barra, algo que probaron los dos y luego chocaron sus manos mostrando sincronía y complicidad. Ambos habían llegado al lugar ya con calzado deportivo y ropa cómoda debajo de los abrigos y encima se pusieron el uniforme de bombero.
Ambos han regresado a casa por Navidad: la princesa Ingrid con una agenda pensada para ganar visibilidad durante sus vacaciones en la Universidad de Sídney, mientras los movimientos del príncipe Sverre siempre son una sorpresa, ya que los príncipes herederos han dado a entender que su futuro es libre, como el de cualquier joven noruego, algo que ha abierto las dudas sobre si eso implica que cumplirá con el servicio militar que Noruega fue el primer país europeo en implantar de manera obligatoria y sin distinción de género, basando su decisión en la creencia de que todos los ciudadanos deben tener los mismos derechos y responsabilidades.
Esta misma tarde, Haakon y Mette-Marit se unirán a sus hijos, Ingrid y Sverre, para el segundo acto del día: un encuentro prenavideño con miembros de los servicios de emergencia en la Capilla del Palacio Real de Oslo, un evento que se transmitirá en directo por la cadena pública del país.
De los tres hijos de los príncipes Haakon y Mette-Marit, solo la princesa Ingrid tiene el camino marcado: convertirse en la primera reina de la Noruega moderna y en la primera soberana de su dinastía. De resto, todo está en el aire, Marius Borg, el hijo que Mette-Marit tuvo antes de entrar en la realeza, se enfrentará en cuestión de semanas a unos cargos que podrían costarle hasta 16 años de prisión; mientras, la otra gran duda gira sobre el papel del príncipe Sverre, que continúa en un limbo oficial.









