Del sol australiano al frío invernal de Noruega, la princesa Ingrid Alexandra ha regresado a casa con fuerza y una agenda muy apretada. Apenas aterrizada para las vacaciones de Navidad, la heredera ya ha vivido un momento histórico: su primer acto oficial junto a su padre, el príncipe heredero Haakon, desde su vuelta. Padre e hija se embarcaron esta mañana en una expedición científica de espadín (brislingtokt) en el fiordo de Oslo, organizada por el Instituto de Investigación Marina y realizada a bordo del buque costero Princesa Ingrid Alexandra, entregado en 2023 y bautizado en honor a la joven princesa.
El objetivo de la campaña era medir la población de espadín, un pez esencial para el equilibrio del ecosistema marino y alimento de especies como el bacalao, actualmente en riesgo en la zona. La presencia conjunta de Haakon e Ingrid Alexandra no solo ha reforzado la importancia de la sostenibilidad y la ciencia en la agenda de la Casa Real noruega, sino que también marcó un hito institucional y familiar: era la primera vez que padre e hija posaban juntos en un acto oficial desde junio de 2025, cuando recibieron al presidente francés, Emmanuel Macron y a su esposa, Brigitte, en Oslo.
El regreso desde Australia
La princesa, de 21 años, inició este verano su nueva vida estudiantil a miles de kilómetros de casa. Eligió la Universidad de Sídney para estudiar Ciencias Sociales, con especialización en relaciones internacionales y economía política, y donde permanecerá hasta 2026. Una decisión que contó con el apoyo de su familia: "Hay que permitirle estudiar y formarse antes de que empiece a hacer labores de representación", confesó el rey Harald, sobre esta decisión que tanto revuelo ha causado. En Australia, la joven, que en un futuro está llamada a convertirse en reina, lleva una vida igual que sus compañeros, puesto que comparte habitación en el campus de St Andrew’s College.
Su viaje a Oslo coincide con las vacaciones navideñas y supone su primera aparición pública desde que volvió a casa. Antes de embarcar, la princesa declaró a los medios locales: “Es muy agradable estar en casa, en Noruega. Estar lejos es bueno, pero estar en casa es lo mejor”, según recoge el medio danés Dagbladet. “Va a ser genial. Es algo que desconocía por completo, así que tengo muchas ganas de unirme y aprender más”, reconoció en el muelle de Horten. Con estas palabras, la heredera mostró cercanía y entusiasmo por vincularse a proyectos científicos, siguiendo la estela de su padre.
Para realizar esta expedición, los investigadores cuentan con el buque de investigación Princesa Ingrid Alexandra, que simboliza la renovación de la flota científica noruega. Equipado con laboratorios y tecnología acústica, permite realizar estudios pesqueros de gran precisión. Además, también disponen del vehículo no tripulado USV Frida, que se controla remotamente desde Bergen. Que la heredera se embarque en la nave que lleva su nombre añade un componente simbólico: su futuro papel como reina estará ligado a la defensa del medio ambiente y la investigación.
Ni el viento ni la lluvia que azotaron el fiordo lograron empañar la jornada. Padre e hija, perfectamente equipados para la ocasión, siguieron con atención las explicaciones de la tripulación sobre las investigaciones en curso en el fiordo de Oslo. Al frente de la campaña se encuentra el científico marino Florian Berg, responsable de dirigir este estudio sobre el espadín, en el que han participado el príncipe Haakon y la princesa Ingrid Alexandra. Aunque la comitiva real permaneció a bordo solo unas horas, el crucero científico continuará hasta el 11 de diciembre para cubrir todo el fiordo y completar las mediciones necesarias.
Desde hace décadas, el príncipe Haakon ha convertido la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente en una de las señas de identidad de su labor pública. Ahora, su hija Ingrid Alexandra demuestra que comparte esa misma visión. La imagen conjunta de ambos en el fiordo de Oslo refuerza la figura de la monarquía como institución comprometida con la identidad nacional y el orgullo por los recursos naturales del país, proyectando hacia el exterior una Noruega moderna y consciente de los desafíos globales.
Una semana repleta de actos
La expedición en el fiordo inaugura una semana clave para la princesa, diseñada para reforzar su imagen pública en un momento delicado para la Casa Real, marcado por el juicio de Marius Borg, hijo mayor de Mette-Marit. La presencia conjunta con Haakon transmitió unidad institucional, pero a partir de ahora la responsabilidad recaerá en ella sola, con tres compromisos en solitario en los próximos días.
Mañana, martes 9 de diciembre, la princesa arrancará la jornada en la Agencia Espacial de Noruega (NOSA), que estudia junto a la ESA la creación de un centro en el Ártico, infraestructura estratégica para la ciencia y la geopolítica. Más tarde recibirá a Jannicke Mikkelsen, cineasta y primera mujer astronauta del país, y concluirá con una audiencia a la Asociación de Reservistas de Noruega, un guiño a la defensa nacional y a su propio pasado militar de 15 meses de servicio.
El próximo miércoles, 10 de diciembre, llegará el plato fuerte: su debut en actos de gran visibilidad internacional. Acompañada por su madre, Mette-Marit, participará en la entrega del Premio de la Paz de Save the Children frente al Centro Nobel de Oslo, un acto con marcado carácter social que conecta directamente con la infancia y refuerza su perfil como representante de una nueva generación real comprometida con causas humanitarias.












