Haakon y Mette-Marit de Noruega ya habían dejado caer que la intención de la princesa Ingrid, que estudia en la Universidad de Sídney Ciencias Sociales con especialización en Relaciones Internacionales y Economía Política, era regresar a casa por Navidad, pero nunca se había asegurado que ese viaje fuera posible ni la institución había dado fecha para ello. Sin embargo, en las últimas horas, el panorama ha cambiado por completo y los planes se han multiplicado en la agenda oficial de la segunda en la línea sucesoria. En un momento en el que la monarquía noruega está en horas bajas, la princesa Ingrid regresa a casa antes de lo previsto y dispuesta a desviar la enorme expectación que gira en torno al juicio contra su hermano, Marius Borg, que arrancará el 3 de febrero.
Aunque las vacaciones todavía no han comenzado en la universidad australiana, la nieta del rey Harald ya ha dejado las clases para poner rumbo a casa. Al menos esto es lo que asegura el medio noruego Se og Hør, que acaba de publicar que la princesa de 21 años fue vista a bordo de un vuelo de Copenhague a Oslo este fin de semana. Lo que significa que tendrá una semana de descanso y preparación antes de regresar a una agenda institucional que para ella comenzará el próximo lunes 8 de diciembre.
El regreso de la princesa Ingrid es un motivo de alegría a todos los niveles: institucional, familiar y mediático
Teniendo en cuenta que en el país el grueso de las informaciones giran en torno a Marius Borg, sobre el que pesan más de una treintena de cargos, cuatro de ellos por violación, y que ha sumido a la Familia Real (a la que no pertenece, pero con la que vive desde los cuatro años y de cuyos privilegios se ha beneficiado) la reaparición de Ingrid de Noruega, futura reina del país, será todo un balón de oxígeno para una Casa Real que está viviendo una crisis mediática sin precedentes en la historia de una dinastía que comenzó a reinar en 1905.
La primera misión de la princesa Ingrid tendrá lugar el lunes 8 de diciembre. Entonces, junto con su padre, el príncipe heredero Haakon, participará en una expedición de pesca de espadín en el fiordo de Oslo, una actividad tradicional y muy popular, que le permitirá conectar con el pueblo noruego, a la vez de brindar la imagen de continuidad y seguridad dinástica que toda monarquía necesita. Eso sin olvidar que Ingrid es probablemente la que más hobbies ha heredado de su padre, desde el esquí hasta el surf, por lo que disfrutan de este tipo de planes al aire libre, aunque no siempre lo conviertan en parte de su trabajo.
Al día siguiente visitará la Dirección de Actividades Espaciales en Oslo y recibirá en audiencia a Jannicke Mikkelsen, una mujer con una trayectoria apasionante, siendo la primera noruega en el espacio y la primera mujer comandante de una misión comercial. Además, es muy reconocida como cineasta y en producciones que incluyen realidad virtual.
Un debut clave junto a sus padres y abuelos
El plato fuerte llegará el miércoles 10 de diciembre, ya que la princesa debutará en uno de los actos más importantes de la realeza noruega, la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz en Oslo. Un evento al que acudirá junto a sus abuelos, los reyes Harald y Sonia, y sus padres, los príncipes herederos Haakon y Mette-Marit, generando así una imagen clave de unión familiar que no se da desde el pasado mayo con motivo del día nacional.
La agenda de tres días que la princesa Ingrid afronta antes del inicio oficial de las vacaciones de Navidad es una señal evidente de que está preparada para asumir nuevas funciones, compatibles con sus estudios universitarios en Australia. Las encuestas reflejan lo que muchos ya perciben: Ingrid se ha convertido en una de las figuras más queridas de la Familia Real noruega y, al igual que su abuelo, logra generar informaciones con impacto positivo, algo escaso en el momento actual.
No obstante, conviene recordar que tanto el documental de Marta Luisa de Noruega —crítico con ciertos aspectos de la institución— como el juicio contra Marius Borg han tenido un efecto inesperado: reforzar el apoyo a los reyes Harald y Sonia. Por un lado, porque ellos nunca han estado rodeados de grandes polémicas; por otro, porque todo ocurrió justo cuando el monarca, de 88 años, manifestó su deseo de reducir su agenda tras un serio deterioro de salud y en favor de las nuevas generaciones. Sin embargo, esa transición no ha sido posible: la popularidad de los herederos se ha visto afectada por los problemas judiciales de Marius y por la retirada parcial de Mette-Marit, oficialmente atribuida a motivos de salud.
El regreso de la princesa Ingrid, a la que su abuelo aconsejó en su 18 cumpleaños simplemente "ser ella misma" y tener la certeza de que eso "será suficiente", es, por tanto, un motivo de alegría a todos los niveles: institucional, familiar y mediático. Un respiro en plena cuenta atrás para un juicio público (así lo han solicitado los abogados de Marius Borg alegando transparencia, una estrategia que para la acusación tiene la finalidad de crear presión a las presuntas víctimas) que arrancará el 3 de febrero y que ya se conoce como el juicio de siglo -unido a proceso que tuvo lugar por terrorismo- debido a la expectación que genera, la gravedad de los hechos y, sobre todo, porque nunca algo así había salpicado a la realeza. Marius Borg puede enfrentarse hasta 16 años de prisión, con todo lo que ello significaría, entre otros, para su hermana, que se está preparando para ser la primera reina de la Noruega moderna.












