En Australia, en el campus de la Universidad de Sidney, Ingrid de Noruega se encuentra en plena temporada de exámenes dando el último empujón a la materia antes de las esperadas vacaciones de Navidad. Será entonces cuando vuelva a Oslo, donde sus padres y sus abuelos tratan de capear el temporal como pueden, mientras su hermano Marius Borg, el hijo que tuvo Mette-Marit antes de su matrimonio con el príncipe Haakon, espera a ser juzgado por más de 30 delitos, entre ellos 4 violaciones. Ajena al escándalo, la hija de los príncipes herederos, aprovecha las vacaciones navideñas para seguir avanzando en la agenda pública y lo hace con un importante debut.
El próximo 10 de diciembre Oslo albergará la entrega del Premio Nobel de la Paz, el único que se otorga en la capital noruega, en lugar de en Estocolmo. Es la primera vez que Ingrid de Noruega participa en este acto que reunirá a la Familia Real, a excepción de Sverre Magnus, en el ayuntamiento de Oslo. Junto a sus padres y sus abuelos, entregará el prestigioso galardón a la opositora venezolana María Corina Machado. Es la segunda latina de la historia en recibir este reconocimiento que el jurado le ha concedido por "su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos de su país, así como su lucha por lograr una transición pacífica de la dictadura a la democracia".
Además, por la mañana, la Princesa acompañará a Mette-Marit de Noruega, para entregar otro premio de la paz, pero en este caso el que concede la oficina noruega de la ONG Save the Children. Madre e hija no acudían juntas a un acto oficial desde hace un año, cuando visitaron el área infantil y juvenil del Hospital de la ciudad de Drammen en el Día de Santa Lucía, el 13 de diciembre, fecha en la que los países nórdicos dan el pistoletazo de salida a la Navidad.
Se desconoce si, como colofón del día, Ingrid también asistirá a la cena de gala que se celebra en el Gran Hotel de Oslo desde 1934 para conmemorar el Nobel de la Paz. El año pasado, por primera vez, Harald y Sonia de Noruega no acudieron y cedieron el testigo a los Príncipes Herederos. Un relevo generacional que podría consolidarse en esta ocasión con la presencia de su hija mayor, el futuro de una corona en crisis.
Mette-Marit, en el punto de mira
Además del debut de la princesa Ingrid, para Mette-Marit de Noruega será también el primer gran acto de relevancia internacional desde que retomó su agenda tras su baja para someterse a un tratamiento de rehabilitación pulmonar. Ha vuelto a la vida pública y lo ha hecho en un momento en el que está especialmente en el punto de mira. Desde hace un año, el escándalo de Marius Borg no da tregua, pero ahora dos publicaciones sobre el asunto ponen el foco en el papel que su madre ha tenido en todo el proceso. Tanto en Rayas Blancas, ovejas negras, que aborda los vínculos de Marius con el crimen organizado, como en Fuera de Control, que analiza el caso, describen a la Princesa Heredera como una mujer desesperada por proteger a su hijo que olvida su posición institucional como futura reina.
Precisamente al tratar de retirar uno de los libros sobre su vida, el de Raya Blancas, ovejas negras, Marius ha sufrido su primera derrota judicial. El juez ha desestimado su petición. En esta biografía no autorizada se asegura que vendía cocaína, algo que sus abogados ha negado rotundamente. A pesar del varapalo, Marius está estudiando la posibilidad de apelar el fallo del tribunal.
Tampoco facilita sus perspectivas de cara al juicio que se avecina la información que ha publicado el diario Aftonbladet sobre el historial de búsqueda del hijo de Mette-Marit de Noruega. De acuerdo con los investigadores, Marius intentaba averiguar las consecuencias legales de una agresión y buscó, desde el teléfono móvil confiscado por la policía, la diferencia entre términos como "agresión", "abuso" y "violación". Los datos, al parecer, se basan en un informe del Servicio Nacional de Investigación Criminal y, según la fiscalía, son altamente reveladores.








