La Casa Real noruega se ve sacudida por un escándalo sin precedentes. Marius Borg Høiby, hijo de la princesa Mette-Marit, enfrentará un juicio público el próximo 3 de febrero de 2026, acusado de 32 delitos que incluyen cuatro cargos de violación, violencia en el entorno cercano, amenazas y abuso sexual. El proceso judicial, que se extenderá por seis semanas, ha sido solicitado como público por el propio acusado, aunque algunos aspectos relacionados con su salud y con el relato de las víctimas se tratarán a puerta cerrada. Aun así, el juicio del hijo de la futura reina de Noruega, se espera que sea uno de los más seguidos de la historia, tanto por sus vínculos familiares como por la gravedad de los cargos que enfrenta, lo que podría explicar parte de su estrategia de llevarse la batalla judicial al terreno público.
Será el próximo 3 de febrero de 2026 cuando el arranque el juicio en el Tribunal del Distrito de Oslo, se espera que dure seis semanas y ya se perfila como uno de los juicios más mediáticos dado el impacto que ha generado en la imagen de la realeza noruega, que nunca se había visto envuelta en algo así y que desde 1905, fecha en la que empezaron a reinar, contaba con un amplio respaldo popular.
Entre las pruebas clave se encuentran imágenes y vídeos encontrados en su teléfono móvil, que podrían ser determinantes para el caso y los medios de comunicación noruego advierten que puede enfrentarse hasta 16 años de prisión en un proceso que por petición del propio acusado se celebrará de forma pública, una estrategia que normalmente se escoge para mostrar transparencia como defensa, evitar filtraciones, controlar el relato público y, de algún modo, generara presión sobre las víctimas y los testigos, que algunos de ellos son personajes conocidos.
"No vemos ninguna razón para hacerlo a puerta cerrada", explicó al medio de comunicación noruego Aftenposten uno de los abogados del hijo de la princesa, Petar Sekulic aunque aclaró que determinadas cuestiones relacionadas con la salud de Marius si se trataran en privado al ser una de las cuestiones íntimas que protege la ley. Hay que recordar que tras la primera detención, la que detonó el caso y tuvo lugar en agosto de 2024, el propio Marius, que entonces estaba asistido por otro abogado, emitió un comunicado reconociendo únicamente los hechos acontecidos en casa de su pareja de entonces y alegando que tenía problemas de salud mental desde hacía años y que estaban relacionados con el consumo de alcohol y cocaína.
Otra de la advertencia que ha hecho la defensa, cuyo papel es intentar demostrar la inocencia de Marius, es que presentarán una serie de testigos que serán claves en el juicio. “Hemos conseguido un número de dos dígitos de testigos en nuestra declaración”, explicó al citado medio el abogado, indicando que se trata de testigos que conocen a “ambas partes” y que podrán proporcionar al tribunal “información importante para determinar si se han cometido actos delictivos”.
La cuenta atrás está en marcha y la monarquía noruega ya ha avanzado por boca del propio príncipe heredero, Haakon, que las semanas de juicio no alteraran la normalidad de la agenda oficial. Aunque la presencia de la princesa Mette-Marit, que no ha sido citada a declarar como solicitaba alguna de las partes, seguirá siendo una incógnita, ya que por motivos de salud ha reducido considerablemente su presencia pública, un segundo plano que sin duda podría ayudarle a sobrellevar seis semanas en las que el foco mediático va a estar puesto en ellos.