Mette-Marit Tjessem Høiby llegó en el año 2000 a la Familia Real noruega con un pasado que rompía los moldes tradicionales: madre soltera, juventud marcada por fiestas y entornos poco aristocráticos. Fue recibida con escepticismo por la prensa y por parte del pueblo. Sin embargo, los reyes Harald y Sonia la apoyaron y con el tiempo, logró construir una imagen de princesa comprometida, discreta y cercana. Su trabajo en causas sociales, especialmente en salud y literatura, le dio legitimidad. Así como formar con el príncipe Haakon un matrimonio sólido, unido y eternamente enamorado. La narrativa pública pasó de verla como una "outsider" y la aceptó como su futura reina, pero el caso Marius ha reactivado viejas tensiones. Una encuesta reciente muestra que la imagen de Mette-Marit de Noruega se resiente en plena cuenta atrás para el juicio contra su hijo.
Ha sido una encuesta reciente realizada por InFact para Nettavisen (un medio digital noruego fundado en 1996) muestra que solo el 30,2 por ciento de los encuestados cree que la princesa heredera Mette-Marit es la adecuada para ser la futura reina de Noruega. Mientras que el 65,1 por ciento considera que el príncipe heredero Haakon es en gran medida adecuado para ser futuro rey, una cifra mucho mayor que la que obtiene su esposa sobre la misma cuestión.
El citado medio vincula el resultado al proceso abierto contra su hijo, Marius Borg, acusado 32 delitos graves, incluyendo cuatro violaciones, violencia doméstica, amenazas, abuso sexual, y violaciones de órdenes de alejamiento. Un juicio, altamente mediático y de consecuencias impredecibles para la institución, que comenzará el 3 de febrero de 2026 y se extenderá hasta el 13 de marzo, con 24 sesiones programadas en el Tribunal de Distrito de Oslo. Aunque también cabría valorar algunas derivadas que no tienen directamente que ver con el caso Marius, pero que sí con el momento vital que atraviesa la propia princesa, que mantiene una agenda oficial errática a consecuencia de un empeoramiento de salud y que se traduce en algunas cancelaciones muy importantes, como el próximo viaje oficial que tenía previsto junto a príncipe Haakon a los Estados Unidos, una cita internacional de máxima relevancia institucional para una casa real que, debido a la avanzada edad del monarca, tiene muy reducidos sus viajes de Estado.
¿Cómo terminará esto?
Aunque los actos de Marius Borg deban ser valorados de forma independiente, sin trasladar responsabilidades a su madre, la realidad es que, tanto la princesa como toda la Casa Real noruega están sometidas a una presión importante, mientras mantienen una postura oficial de neutralidad institucional. Por otro lado, también ha podido influir que a lo largo de la investigación policial, que ha durado más de un año, el nombre de Mette-Marit se ha visto implicado en más de una ocasión. Aunque nunca ha llegado a ser citada para declarar, según han informado medios noruegos como Se og Hor, algunas víctimas la señalaban como conocedora de lo sucedido y había sido avisada de las primeras detenciones policiales antes de que se produjeran.
"Ahora hemos aclarado cuáles serán los cargos, por lo que ahora le tocará al tribunal decidir cómo terminará esto", dijo el príncipe Haakon el pasado agosto cuando la Fiscalía noruega presentó sus cargos contra Marius Borg. Una muestra de que la Casa Real noruega ya tiene la vista fijada en el próximo año y en la gran pregunta: ¿cómo terminará esto? Los escenarios posibles son muchos, desde una condena a prisión hasta una absolución, pasando por una condena parcial o un acuerdo, y no todos los resultados impactarían igual en la institución. De momento, este juicio se valora como uno de los más graves que ha enfrentado una monarquía europea en décadas y sus consecuencias son impredecibles.