En plena crisis de imagen para la monarquía noruega, la princesa Mette-Marit ha reaparecido públicamente en el marco del 90º aniversario de Filmparken, los emblemáticos estudios cinematográficos de Noruega. Lo hizo acompañada por el príncipe Haakon, en un homenaje a la actriz Liv Ullmann, quien recibió el honor de dar nombre a uno de los platós históricos del complejo. Aunque el acto tenía un marcado valor cultural, su perfil institucional es menor dentro de una agenda oficial. Y es precisamente este contraste lo que genera despiste: la reaparición de la princesa se produce justo una semana después de cancelar por motivos de salud una gira oficial por Estados Unidos, un viaje de alto nivel diplomático destinado a reforzar el papel de ambos como futuros reyes del país y que coincidía con una fecha muy simbólica, el bicentenario de la emigración noruega a América.
Todo esto ocurre mientras se intensifica la atención mediática sobre el juicio contra Marius Borg Høiby, hijo de Mette-Marit, imputado por la Fiscalía con 32 delitos graves y con fecha de juicio fijada para el próximo mes de febrero. La combinación de ausencias en actos clave y presencias en eventos simbólicos, pero secundarios, alimenta la percepción de una estrategia errática en un momento especialmente delicado para una institución que continúa guardando silencio y parapetada en la idea de que Marius, aunque viviera como un príncipe y tuviera privilegios como una vivienda en los terrenos reales y un pasaporte diplomático, nunca lo fue, es decir, nunca tuvo título oficial y no se reservaban para él responsabilidades vinculadas a la jefatura del Estado.
La cancelación del viaje, que sigue adelante para Haakon, incluye un recorrido por los estados de Iowa, Minnesota y Nueva York y era uno de los actos internacionales más importantes de este año para ellos. La Casa Real noruega fue la que adelantó a través de un comunicado que la princesa finalmente no formará parte de la delegación noruega, por motivos de salud: "Actualmente, se le ha aconsejado a la Princesa Heredera no viajar a Estados Unidos debido a su enfermedad pulmonar crónica". Algo que ya habían avanzado hace unos meses, que la agenda de la princesa estaría sujeta a su tratamiento contra la fibrosis pulmonar crónica que le diagnosticaron en el 2018 y, por tanto, sus planes se confirmarían siempre en el último momento.
Por otro lado, esa cancelación del viaje a Estados Unidos también coincide con un momento de máxima exposición mediática internacional por la reciente imputación de su hijo, también en el extranjero. No hay que olvidar que el caso ha acaparado titulares en medios de todo el mundo, y según ha señalado la propia abogada de Marius, Ellen Holager Andenæs, la presión mediática está afectando directamente al desarrollo de la investigación judicial, hasta el punto de que se han denunciado filtraciones de documentos confidenciales. En ese contexto, la decisión de Mette-Marit de limitar su presencia pública, al menos a nivel internacional, también puede interpretarse como una medida de contención para evitar desviar el foco del contenido oficial de su papel.
La pareja heredera, que hace apenas unas semanas estuvo en Australia apoyando a su hija, la princesa Ingrid, en su traslado universitario, se encuentra en un momento complejo. Haakon y Mette-Marit tiene que mantener la actividad pública en un contexto de presión creciente -por el juicio contra Marius Borg- y a ello suman los problemas de salud de la princesa, y la presión que supone saber que el rey Harald, de 88 años, poco antes de que estallara el caso Marius expresó su deseo de descansar y delegar más funciones en los príncipes herederos. Ese plan de transición, pensado también para reforzar el papel de Haakon y Mette-Marit como futuros monarcas, se ha visto alterado por circunstancias personales y familiares que complican su ejecución.