Un año después de convertirse en miembro de la familia Grimaldi por su matrimonio con Alberto de Mónaco, la princesa Charlene puso en marcha una fundación con su nombre para prevenir los ahogamientos y desarrollar la educación de los niños a través de los valores del deporte. Se ha convertido en altavoz de estas causas, consciente de la relevancia que tiene su figura a nivel internacional, y aprovechando su experiencia como nadadora de élite. Pero ahora ha confesado que los objetivos que promueve también tienen que ver con una tragedia personal que ha marcado para siempre su vida.
© Getty ImagesCharlene de Mónaco ha confesado su enorme preocupación por el importante aumento de ahogamientos que se están produciendo en todo el mundo en los últimos años. En lo que va de 2025, solo en España se han producido 303 muertes en esta circunstancia, la cifra más alta en una década. Defiende que "el agua debe seguir siendo un lugar de alegría, no de luto" y está convencida de que estas situaciones pueden prevenirse. Como señala en el periódico Ouest-France, una de las principales medidas de prevención es "meter a los niños al agua desde temprano, bajo supervisión, para enseñarles a salvarse, y entrenar a los adultos en los reflejos adecuados".
La Princesa va mucho más allá de las cifras y sostiene que detrás de cada víctima hay una vida que se acaba y una familia devastada. Sabe muy bien el profundo dolor que producen los ahogamientos porque ella misma ha vivido una tragedia familiar que marcó un punto de inflexión: "Es un tema que me afecta profundamente, no solo como nadadora. De niña, mi primo Richard se ahogó en un río, muy cerca de la casa de mi tío. Tenía solo cinco años. Fue devastador. No creo que ese dolor desaparezca jamás". Es la primera vez que habla de este difícil momento.
© Getty ImagesTambién en 2018 vivió un drama similar porque la hija de unos amigos murió con 19 meses. "La niña siempre paseaba por el jardín de los vecinos, aquel fatídico día debió caer a la piscina. Cuando la encontraron, ya era demasiado tarde. Nada podía devolverle la vida a su bebé y no puedo ni imaginar el dolor que ambos sintieron en ese momento", dijo en Point de Vue.
Desde que fue madre de los príncipes Jacques y Gabriella, la Princesa tuvo claro que los mellizos tendrían una relación cercana y natural con el agua, para garantizar que se sientan seguros y cómodos. Así ha sido. Jaki y Bella, como los llaman cariñosamente en su hogar, aprendieron a nadar siendo muy pequeños para darles "libertad y seguridad" y porque cree que nadar es un don útil durante toda la vida. Los mellizos han heredado la pasión de su madre e incluso han hecho cursos de iniciación al buceo y salvamento acuático en la academia de la marina monegasca. También se sumaron a una iniciativa llamada Seadventures Summer Camp, en la que ganaron una medalla.
© Getty ImagesDiez años concienciando
Con su fundación, en la que está implicada personalmente, Charlene de Mónaco lleva diez años trabajando para garantizar que los niños aprendan a nadar y sean conscientes de los peligros del agua. Considera que aprender a nadar es un derecho fundamental y una cuestión de igualdad en la que el dinero no debería ser un obstáculo. Por eso, mediante el organismo que preside, impulsan clases gratuitas, cursos escolares y de socorristas y campañas educativas con colegios, clubes y otras instituciones académicas.
