Carlota Casiraghi nunca ha sido una princesa "de cuento". Apasionada de las letras —es licenciada en Filosofía en la Universidad de la Sorbona, de París— y admirada por su belleza y elegancia —herencia de su abuela Grace Kelly y su madre, Carolina de Mónaco—, su vida quedó pronto marcada por la pérdida de su padre, Stefano Casiraghi, quien falleció, en un accidente, cuando ella apenas tenía cuatro años.
"En un momento en el que la memoria aún no está formada", "es un gran desafío que no se debe banalizar", declararía a la revista francesa Les Inrockuptibles. La literatura se convirtió entonces en su refugio -además de sus conocidos encuentros literarios, Rendez-vous littéraires rue Cambon, de la mano de Chanel, hace siete años publicó su primer libro, Archipiélago de pasiones, con su profesor de Filosofía en el Instituto François Couperin de Fontainebleau, Robert Maggiori-; y la hípica, en otra "escuela de vida" -llegando a participar en algunos de los concursos hípicos más importantes-.
El pasado domingo, 3 de agosto, cumplía 39 años. A tan solo un paso de entrar en una nueva década, la princesa filósofa comparte destino con su madre, Carolina de Mónaco. Parece que ella tampoco ha podido librarse de la maldición que una amante de Raniero I lanzó sobre la familia —"Ningún Grimaldi será feliz en su matrimonio salvo que se case después de los 50"—. Si bien esta profecía solo 'pesa' sobre las mujeres de la familia.
Carolina dio el 'sí, quiero' en tres ocasiones. A los 18, a Philippe Junot, 17 años mayor que ella y del que se divorció tras dos años juntos; en 1983, a Stefano Casiraghi -padre de Carlota, Andrea y Pierre-, que perdió la vida, trágicamente, siete años más tarde, en una competición de off shore; y en 1999, a Ernst de Hannover, padre de su hija Alexandra, del que lleva años separada (sin divorcio).
Su tía Estefanía, la princesa rebelde, tampoco ha tenido suerte en el amor. Después de varios amores en su juventud y un compromiso fallido con Jean-Yves Lefur, para sorpresa de todos, se conoció que salía con su guardaespaldas y estaba embarazada -de su primer hijo, Louis, que nació en 1992; dos años después, llegaría Pauline-. En 1995, se casaba con Daniel Ducruet, pero no duraría mucho su felicidad. Un año más tarde, salían a la luz unas fotos que dieron la vuelta al mundo, de su marido con una bailarina.
Estefanía le abandonó por haberle sido infiel y se encerró durante diez meses. Volvió a ilusionarse, de nuevo, al lado de otro guardaespaldas, Raymond Gottlieb, con quien tuvo a su tercera hija, Camille. En los 2000, su vida daba un giro de 180 grados al enamorarse de un domador de elefantes, Franco Knie, director del circo suizo. La princesa se alejaba de palacio e iniciaba una nueva vida nómada has que, en 2002, iniciaba una nueva relación: con Adans L. Peres, un equilibrista del Circo Knie, con quien se casaría en secreto en 2003. Tampoco esta vez fue un 'para siempre': rompieron en 2004.
Mientras, Carlota, tras varios noviazgos —uno de ellos con el humorista Gad Elmaleh, con el que tuvo a su hijo Raphaël—, pasaba por el altar, en 2023, con el productor Dimitri Rassam -hijo de la actriz Carole Bouquet, gran amiga de su madre-. No hubo el esperado final feliz.
Después de cuatro años casados y un pequeño en común, Balthazar, se separaron, y en febrero de 2024 surgieron rumores de una relación con uno de los escritores más aclamados en Francia, Nicolas Mathieu —con quien ha sido fotografiada en varias ocasiones, sin confirmación oficial—.
Sus hermanos, en cambio, han tenido una suerte diferente. Pierre acaba de celebrar su décimo aniversario de boda con Beatrice Borromeo. Son padres de dos hijos, Stefano, y Francesco; y pronto, ampliarán la familia, con el bebé que está en camino.
Por su parte, Andrea lleva once felizmente casado con Tatiana Santo Domingo, con la que lleva una feliz y discreta vida en Suiza, y con la que ha tenido tres hijos, Sasha, India y Maximiliam.
Solo el tiempo dirá si Carlota, finalmente, logra romper el "hechizo".