La mirada de Carolina de Mónaco ha cambiado y no es por el número de años, sino por la ternura que derrocha tras cada parpadeo. A los 68 años, la hija mayor de Raniero y Gracia de Mónaco vive su mejor momento y, entre evento y evento (hace seis semanas, se celebró el majestuoso Baile de la Rosa), saborea uno de sus papeles favoritos, el de abuela.
Durante un conocido concurso de ramos de flores, organizado por el club de jardinería de Mónaco, en el Yatch Club, la princesa prestó casi la misma atención a los ramos de flores que a los niños que acudían a saludarla. En esta ocasión, Carolina de Mónaco lució un traje muy discreto de tweed con manga francesa, ideal.
Aunque no es fácil ser un icono de estilo durante más de cinco décadas, Carolina, sin duda, lo ha logrado. Digna heredera de la sofisticación de su madre, la inolvidable Grace Kelly, volvió a confiar en este tejido muy versátil y elegante. De hecho, se lo hemos visto en más ocasiones. Las chaquetas de tweed -popularizadas por Coco Chanel, su firma desde hace décadas- son una prenda que siempre tiene un lugar especial en su armario, y suele recurrir a ellas para sus actos más especiales.
Hace dos semanas, sin embargo, volvió a sorprendernos a todos en la Ópera Garnier, de París, con un favorecedor vestido de transparencias, y demostrándonos, una vez más, que ella siempre es una de las mejor vestidas en las grandes ocasiones.