Enrique y María Teresa de Luxemburgo están teniendo una jubilación dorada desde que el 3 de octubre el Gran Duque abdicó en favor de su hijo primogénito, el príncipe Guillermo, que es, desde entonces, -Gran Duque. Como si de un pacto con el Diablo hubieran hecho, el matrimonio está más joven que nunca y derrochando la misma complicidad que desde hace 44 años cuando se casaron.
"Feliz Navidad a todos de parte de toda nuestra familia. Que 2026 les traiga alegría y paz", es el mensaje que han puesto junto a una fotografía en la que se ve al gran duque Enrique, con chaqueta verde y jersey de cuello vuelto azul marino sentado en un sofá abrazando fuertemente a su mujer. Por su parte, su esposa, está sentada en el suelo con un conjunto rojo y recostada sobre las piernas de su marido y mostrando una gran sonrisa.
Son sus primeras Navidades sin estar en la primera línea institucional de Luxemburgo y su retiro lo están viviendo con verdadero entusiasmo y un tiempo para dedicarse a ellos mismos, a sus nietos y a disfrutar de la vida sin las obligaciones de Palacio. Una nueva etapa, que les está sentando a las mil maravillas a sus 70 y 69 años.
La gran duquesa María Teresa sigue volcada en su trabajo humanitario y solidario y tras la retirada ha encontrado trabajo como editora de prensa. Hace un mes lanzó la primera revista en el mundo dedicada a la violencia sexual en el contexto de conflictos. Es una publicación anual y gratuita que se ha concebido como una herramienta útil para apoyar a las supervivientes.
En el año 2016, la Gran Duquesa se reunió con Denis Mukwege, médico ginecólogo del Congo que ha dedicado su vida a cuidar a las mujeres de su país que carecían de acceso a la atención médica adecuada. A raíz de los conflictos bélicos en la región oriental del país, el hospital ginecológico y de maternidad que fundó se convirtió en refugio y en centro especializado para mujeres víctimas de violencia sexual, muchas de ellas agredidas sexualmente y mutiladas por militares. El doctor Mukwge pidió ayuda a María Teresa de Luxemburgo para dos proyectos: la creación de un fondo global para la reparación de las víctimas de violaciones de guerra y la creación de una red internacional de solidaridad para reunir a supervivientes de este tipo de violencia. Este encuentro conmovió tanto a la Gran Duquesa que desde entonces decidió involucrarse plenamente en ello y creando Stand Speak Rise Up!









