El 6 de septiembre de 1997 se celebró el funeral del Diana de Gales, que había muerto el último día de agosto en un accidente de tráfico en París. Durante el cortejo fúnebre se acordó que los varones de la Casa Real británica (junto al hermano de Diana) caminarían a pie tras su féretro y eso incluía a sus hijos, los príncipes Guillermo y Harry, que entonces tenían quince y doce años respectivamente