La Navidad en Sandringham, ubicado en Norfolk, ha vuelto a reunir a los Windsor en una de sus tradiciones más emblemáticas. Este jueves 25 de diciembre, el paseo hasta la iglesia de Santa María Magdalena ha adquirido un significado especial — era la cuarta Navidad de Carlos III como Rey y la tercera como anfitrión desde su coronación en mayo de 2023—, y llegaba tras un año de luces, pero también de sombras para la familia real británica.
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© AFP via Getty ImagesLas buenas noticias llegaron a principios de año con el anuncio de la remisión del cáncer de la princesa de Gales el pasado mes de enero —tras luchar contra la enfermedad desde marzo de 2024— y su paulatina incorporación a la agenda oficial; la celebración del 20º aniversario de boda de los Reyes, en abril; y el acercamiento entre el príncipe Harry y su padre, el pasado verano tras casi dos años sin verse. La guinda de las buenas noticias llegó en diciembre, cuando el monarca anunció una reducción en su tratamiento gracias a una “intervención eficaz”.
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© PA Images via Getty ImagesPero no todo fueron alegrías: en octubre, la monarquía vivió un momento crítico con la renuncia del príncipe Andrés a todos sus títulos, incluido el de duque de York, tras los últimos escándalos que le vinculaban con el caso Epstein. Con este telón de fondo, la imagen que los Windsor han ofrecido esta mañana en Sandringham ha sido la de una familia unida frente a la adversidad y decidida a recuperar la normalidad.
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© AFP via Getty ImagesA las doce del mediodía han aparecido los Reyes, Carlos y Camilla, encabezando el recorrido desde Sandringham House hasta el templo, donde cada año tiene lugar el servicio navideño. El monarca, cercano y sonriente, saludó a los ciudadanos congregados en los alrededores, acompañado de su esposa, con la que celebró 20 años de matrimonio el pasado 9 de abril y que ha sido su gran apoyo desde que se le diagnosticó el cáncer en febrero de 2024. Visiblemente recuperado, caminó con paso firme junto a la Reina, que lucía un abrigo de color rojo y un tocado a juego. Ambos avanzaron despacio, deteniéndose a saludar a quienes se habían acercado a verles en esta fría mañana de Navidad, con temperaturas que no superaban los seis grados en Norfolk, pese al sol que iluminaba la escena. Fueron muchas las personas que, desde primeras horas del día, esperaron pacientemente la llegada de la familia real a la iglesia de Santa María Magdalena.
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© Getty ImagesTras ellos ha aparecido la comitiva real, entre cuyos miembros destacaban los príncipes de Gales, junto a sus tres hijos, el príncipe George (12), la princesa Charlotte (10) y el príncipe Louis (7), que este año cumple su cuarto servicio navideño consecutivo. Esta es una Navidad especialmente significativa para los Gales, ya que es la primera con Kate totalmente restablecida del cáncer que la apartó de la vida pública en 2024. El próximo 14 de enero se cumplirá un año desde que la princesa anunció la remisión de su enfermedad con estas palabras: “Es un alivio estar ahora en remisión y sigo centrada en la recuperación… Estoy deseando que llegue un año lleno de satisfacciones. Gracias a todos por vuestro continuo apoyo”.
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© GettyLa princesa de Gales ha aparecido esta mañana radiante. Para esta cita navideña, Kate Middleton ha utilizado el mismo abrigo de tweed marrón, firmado por Blazé Milano, que ya lució cuando visitó el hospital Royal Marsden de Londres, el pasado mes de enero. Ha completado su atuendo con un pañuelo de seda en tonos ocres y un sombrero de diseñador, perfectamente coordinado con el resto del look. En la misma gama cromática, la princesa Charlotte lucía un abrigo en tonos camel y marrón chocolate, muy en sintonía con la elección de su madre. También el príncipe Guillermo llevaba una llamativa bufanda al cuello, combinada con un abrigo clásico negro, igual que sus dos hijos varones.
© princeandprincessofwalesAnoche, Kate Middleton y su hija protagonizaron un emocionante dueto al piano en el tradicional concierto de villancicos ‘Together at Christmas’, que se emite en Nochebuena en la televisión británica. Juntas interpretaron el tema Holm Sound, del escocés Erland Cooper, en el que fue el debut de la joven princesa de 10 años.
La tradición de Sandringham
La misa de Navidad en Sandringham, celebrada desde hace décadas, es uno de los rituales más simbólicos de la familia real en estas fechas. La tradición del paseo, instaurada por la reina Isabel II, se ha mantenido intacta y se ha convertido en una forma de mostrar cercanía y continuidad de la institución. Este año, además de los príncipes de Gales, tampoco han faltado a la cita los duques de Edimburgo con sus dos hijos, Lady Louise (22) y James (17), conde de Wessex; la princesa Ana y su esposo, el vicealmirante Sir Timothy Laurence; su hija Zara y su esposo Mike Tindall con sus hijas Mia y Lena. Así como su primogénito, Peter Phillips con sus hijas, Savannah e Isla.
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© Getty ImagesSe había especulado mucho sobre si Beatriz y Eugenia de York acudirían a esta cita navideña de los Windsor, especialmente después de que su padre fuera apartado de todo lo relacionado con la vida institucional. Sin embargo, tanto su tío, el rey Carlos, como en su día su abuela, la reina Isabel II, siempre han procurado que la situación de sus padres no repercutiera en ellas. Por eso, tanto las princesas como sus respectivas familias continúan siendo invitadas a todas las celebraciones privadas de los Windsor y hoy se las ha podido ver acompañadas de sus respectivos maridos.
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© GTRESEn torno al sobrino del Rey, Peter Phillips, surgía otra gran duda. En un momento en el que la Casa Real parece flexibilizar algunas normas internas, muchos se preguntaban si acudiría acompañado por Harriet Sperling, la enfermera con la que se comprometió en agosto. Durante el reinado de Isabel II, la regla era clara: si no estaban casados, no estaban invitados. Aquella norma solo se rompió en contadísimas ocasiones, como en 2017, cuando Meghan Markle asistió a la misa pese a no estar casada aún con el príncipe Harry, y el año pasado, cuando Samuel Chatto —nieto de la fallecida princesa Margarita, hermana de Isabel II—, acudió con su novia, Eleanor Ekserdjian, con quien mantiene una relación desde 2021.
Los grandes ausentes
Entre los presentes también se notaron ausencias significativas. Un año más, los duques de Sussex no viajaron al Reino Unido para las celebraciones navideñas. Y eso que este 2025 había dejado un gesto que muchos interpretaron como un posible punto de inflexión: el reencuentro entre el príncipe Harry y su padre, un acercamiento discreto, pero muy simbólico que tuvo lugar en Clarence House el pasado 10 de septiembre. Padre e hijo compartieron un té tras 19 meses sin contacto directo, un gesto que despertó cierta esperanza de reconciliación.
© AFP via Getty ImagesSin embargo, la distancia sigue siendo evidente y la ausencia de los Sussex se ha convertido en una constante. Por ahora, no hay señales de un regreso inmediato a la dinámica tradicional de Sandringham. Harry, Meghan y sus dos hijos celebran la Navidad en Estados Unidos, como vienen haciendo desde que abandonaron Inglaterra en 2020.
© meghanTampoco ha estado presente el hermano del rey, Andrés Mountbatten-Windsor, cuya situación continúa siendo especialmente delicada dentro de la familia real. Tras renunciar al uso de todos sus títulos y privilegios por su vinculación con el caso Epstein, su ausencia en los actos públicos se ha convertido en la norma. Este año, además, Andrés y Sarah Ferguson parece que han optado por organizar su propia celebración navideña lejos de Sandringham. La expareja quiere aprovechar su último diciembre en Royal Lodge —residencia que deberán abandonar tras los últimos escándalos— para reunir a un reducido grupo de amigos de toda la vida, aquellos que han permanecido a su lado incluso en los momentos más difíciles.
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© WireImageSerá una despedida íntima que contrasta con la imagen de unidad que los Windsor proyectaron en Sandringham, pero que refleja la nueva realidad del príncipe: apartado de la vida institucional y cada vez más recluido en su propio entorno.
Este año, además, se ha producido un gesto inédito: por primera vez se ha hecho oficial una “desinvitación”. Es la manera en la que Carlos III ha querido dejar claro que su hermano ya no tiene sitio en la mesa familiar durante las celebraciones navideñas. Andrés ya faltó el año pasado, después de que saliera a la luz su presunta relación con un espía chino, y ahora su exclusión vuelve a dominar la escena. Son demasiados los asuntos aún por aclarar —desde los archivos que le vinculan a Jeffrey Epstein, condenado por tráfico sexual, así como la biografía de Virginia Giuffre, una de sus víctimas— y todo apunta a que la monarquía británica quiere dejar patente que el príncipe está apartado mientras intenta que el foco se desplace hacia otros protagonistas.
© Getty ImagesDespués del oficio, el almuerzo navideño
Tras la misa, se ha visto al rey Carlos y a la reina Camilla paseando por el recinto de Santa María Magdalena y conversando con el reverendo Paul Williams, encargado del oficio religioso al que han acudido los Windsor esta fría mañana navideña, un gesto que ya se ha convertido en tradición. Como lo es también que los Reyes y la familia real sean recibidos entre aplausos y dediquen unos minutos a saludar, estrechar manos y recibir felicitaciones del público allí congregado.
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© AFP via Getty ImagesKate Middleton ha vuelto a mostrar su faceta más cercana, deteniéndose a saludar y charlar con el público congregado a las puertas del templo. La princesa recibió varios obsequios, entre ellos un ramo de flores, un gesto que también compartió su hija, la pequeña Charlotte, convertida este año en una de las grandes protagonistas de la cita navideña.
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© Getty ImagesDespués del paseo de regreso, la familia se ha reunido en Sandringham House para el tradicional almuerzo navideño y para escuchar el discurso del Rey, emitido a las tres de la tarde en Reino Unido (hora local). Sin duda, es una gran oportunidad para ver al Rey reafirmar su compromiso con el país, en un gesto que los británicos esperan cada año.
Sin duda, la imagen final de los Windsor en Sandringham resume el espíritu de esta Navidad de 2025: una familia que, pese a los desafíos, se muestra unida, resiliente y dispuesta a recuperar la normalidad. Después de dos años marcados por la enfermedad, la incertidumbre y las tensiones internas, el oficio religioso en Santa María Magdalena ha servido para mostrar la capacidad de los Windsor para sobreponerse a la adversidad y mantener viva la esencia y la tradición de la monarquía británica, la más antigua de Europa.
