La tiara que la reina Camilla eligió el miércoles para la cena de Estado del presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, y la primera dama, Elke Büdenbender, es una pieza que ha causado un gran impacto. Fue una elección meditada y de lo más deslumbrante que vino a coronar su vestido azul verdoso, un diseño floral de Fiona Clare.
Además de llevar la tradicional banda roja y el broche de la Orden de la Familia Real del rey Carlos III, optó por dos impresionantes joyas para completar su estilismo. Lució la diadema de las Niñas de Gran Bretaña e Irlanda, diseñada por el joyero real Garrard y con un valor estimado de 8.500.000 libras esterlinas (10 millones de euros). Perteneció a Isabel II, quien lució en numerosas ocasiones importantes.
Esta diadema fue un regalo a la reina María de Teck, hija de una prima de la reina Victoria, el día de su boda con el rey Jorge V en 1893. Estaba hecha de diamantes engastados en plata y oro, coronada con catorce perlas. En 1914, la entonces reina consorte le pidió a Garrard que retirar las perlas de la parte superior de la tiara las reemplezara por 13 diamantes brillantes.
La tiara tiene un significado especial para la familia real actual, ya que fue entregada como regalo de bodas a la reina Isabel II con motivo de su matrimonio con el príncipe Felipe en 1947 por un comité que representaba a las Niñas de Gran Bretaña e Irlanda. La lució en su primer retrato real oficial como monarca en 1952, y también fue la pieza que llevó en las icónicas imágenes impresas en los billetes y monedas del Reino Unido durante su reinado.
La tiara no fue el único objeto del tesoro de la familia real que Camilla lució en el banquete organizado en honor del presidente Frank-Walter Steinmeier. Lució en su muñeca el brazalete Cartier Bandeau de la Reina Madre, un conjunto de pulseras engastadas con rubíes, esmeraldas y zafiros, talla baguette, que le regaló su esposo, el futuro rey Jorge VI, para sus cumpleaños y Navidades entre 1923 y 1925.











