Este año, las Navidades de la Casa Real británica están envueltas en polémica. No solo porque genera una gran expectación ver qué planes hace Andrés Mountbatten tras perder sus títulos y comprobar si, además de quedar apartado de la monarquía, ha sido relegado también en la familia. A estas incógnitas se suma una nueva controversia en la que los príncipes de Gales y sus tres hijos son los protagonistas: su reciente mudanza afecta directamente a las celebraciones festivas que tradicionalmente se llevan a cabo en Windsor.
El príncipe Guillermo y Kate Middleton han dejado Adelaide Cottage, una casa que muchos consideran maldita porque en ella recibieron el diagnóstico de cáncer de Carlos III y de la propia Kate Middleton. También allí vivieron el tsunami que supuso la publicación del libro del príncipe Harry. Ahora miran al futuro con optimismo y energías nuevas desde Forest Lodge, aunque su mudanza estuvo marcada por una polémica que vuelve a reabrirse ahora que se ultiman los preparativos navideños.
En Windsor Great Park, parque real de casi 2000 hectáreas ubicado en el sur de la ciudad de Windsor, abrió el 27 de noviembre The Christmas Tree Shop. Se trata de una tienda para vender árboles navideños cultivados de forma sostenible en Gran Bretaña de hasta 5 metros de alto. También ofrecen coronas hechas a mano, ramas frescas de acebo y muérdago, luces para adornar los abetos e incluso vino espumoso cultivado en los viñedos de Windsor Estate. Las indicaciones que dan en la web para llegar al comercio son diferentes a otros años, y es ahí donde radica la polémica con los príncipes de Gales.
La cercanía con la nueva casa del heredero al trono y su familia ha hecho que se refuercen los protocolos de seguridad de la tienda navideña. Entre las medidas implementadas, se ha diseñado una nueva ruta para llegar al comercio, evitando así que los coches pasen junto a la casa de los Príncipes. El cambio, que obliga a dar una vuelta de dos kilómetros respecto a los años anteriores, ha generado preocupación y malestar entre el vecindario, ya que muchos consideran que el desvío habilitado este año es peligroso.
"Ya he visto algunos accidentes donde la gente ha conducido por el lado equivocado de los conos", ha comentado en Daily Mail un cliente. "Un coche estuvo aparcado y en marcha ambos días con lo que parecían ser dos agentes de paisano en su interior para impedir que alguien entrara en los terrenos de Forest Lodge. La tienda está justo al lado, así que no es de extrañar que los Gales estén muy atentos por si alguien se anima a echar un vistazo", sostiene otro vecino.
asasas
Antes del traslado de Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton a su nuevo hogar, se estableció una zona de exclusión, lo que provocó el descontento de los residentes, ya que muchos de ellos paseaban con sus mascotas por esa zona. Para lograr hacer un búnker, se levantó una valla de madera para delimitar el bosque y las zonas verdes que rodean Forest Lodge y se instalaron cámaras de vigilancia especiales. El acceso al público a una parte de Windsor se ha bloqueado de forma permanente porque la ley protege las tierras de la Corona, las tierras privadas que pertenecen al Rey o a su heredero inmediato.
A finales de octubre, nada más mudarse, reunieron al personal que ha formado parte del cambio para demostrar lo mucho que valoran su esfuerzo. Los citaron en el pub The York Club para darles las gracias por su incansable trabajo para ayudar. Ofrecieron bebidas y aperitivos a los invitados a este encuentro privado del que no trascendieron imágenes, ya que lo organizaron a título personal y no fue un acto enmarcado en su agenda oficial.
En 2001, Forest Lodge fue sometida a una restauración de 1,5 millones de libras esterlinas (1,7 millones de euros) para conservar los detalles de época, incluyendo la mampostería original, las elaboradas cornisas y la decoración del techo de yeso, las chimeneas de mármol, las ventanas venecianas y el techo abovedado del pasillo. Según los informes, el futuro rey financió personalmente la propiedad y todas las renovaciones necesarias. La vivienda consta de ocho habitaciones, un lago privado y pista de tenis, uno de los deportes favoritos de Kate Middleton, quien es además patrona del All England Lawn Tennis and Croquet Club desde 2016.








