El 27 de noviembre de 2017, un comunicado oficial anunciaba: "Su Alteza Real el Príncipe de Gales está encantado de anunciar el compromiso del príncipe Harry con la señorita Meghan Markle. La boda tendrá lugar en la primavera de 2018. Más detalles sobre el día de la boda se darán a conocer en su debido momento". Con esas palabras, el hoy rey Carlos III confirmaba la unión de su hijo menor con la actriz estadounidense. Horas después, la pareja aparecía por primera vez ante las cámaras en el jardín conmemorativo de Diana de Gales en el Palacio de Kensington, y la BBC emitía una entrevista en la que los futuros duques de Sussex mostraban su complicidad. Aquella jornada se presentó como el inicio de una historia de amor destinada a modernizar la monarquía británica. Ocho años más tarde, sin embargo, lo que entonces se describió como "entusiasmo", "alegría" y "emoción" por parte de los Windsor se revela menos auténtico: encanto en los comunicados, frialdad en la intimidad.
© Getty ImagesEl historiador Andrew Lownie, en su libro Entitled, centrado en la casa de York, aporta detalles sobre otros miembros de la realeza, como la reacción del duque de Edimburgo ante el compromiso de Harry y Meghan. Según Lownie, Felipe comentó: "Uno sale con actrices, uno no se casa con ellas", una frase que refleja las reservas privadas frente a la elección de su nieto.
© Getty ImagesEn la entrevista con la BBC, Harry aseguró que Guillermo y Kate estaban "muy felices" con la noticia y que habían recibido a Meghan con afecto. Sin embargo, en sus memorias Spare matizó esa versión, relatando las advertencias de su hermano: "Me había dicho que todo había ido muy deprisa. Que era demasiado pronto. De hecho, me había desanimado bastante incluso a la hora de salir con Meg. Un día, cuando estábamos sentados en su jardín, predijo un montón de dificultades que me esperaban si salía con 'una actriz estadounidense', una expresión que, dicha por él, siempre sonaba a 'condenada por delito grave'".
© Getty ImagesRespecto a Kate, Omid Scobie profundizó en Finding Freedom (2020) sobre las tensiones entre ambas duquesas desde antes de la boda: "Kate no hizo mucho esfuerzo por acercarse a Meghan y, en cambio, parecía preferir mantener las cosas en un nivel de cordialidad superficial".
La reacción del entonces príncipe Carlos, encargado de emitir el comunicado, también aparece en Spare. Según Harry, su padre aludió a problemas económicos para sostener una tercera rama familiar. Aunque Carlos recibía los ingresos del lucrativo ducado de Cornualles, debía mantener su propia casa y la de Guillermo y Kate, además de la de Harry y su futura esposa. Harry interpretó que, más allá del dinero, su padre temía que alguien nuevo eclipsara a la monarquía y a Camila.
© Getty ImagesRobert Hardman, en su biografía Isabel II: Vida de una reina, 1926-2022, añade que los problemas entre Harry, Meghan y la institución comenzaron un año antes del compromiso oficial. En noviembre de 2016, Harry emitió un comunicado denunciando el acoso mediático y los comentarios racistas hacia Meghan, justo mientras Carlos se encontraba de gira oficial en Omán y otros países del Golfo, lo que generó incomodidad institucional al solaparse con la agenda diplomática.
© Getty Images
© Getty ImagesHardman también relata un episodio significativo en los días previos a la boda. Ante la ausencia de Thomas Markle, Carlos se ofreció a acompañar a Meghan al altar de la Capilla de San Jorge. Según un amigo, la respuesta de Meghan sorprendió: "¿Nos podemos encontrar a medio camino?". "Un gesto que revelaba su independencia y determinación de entrar sola, reafirmando que no era una novia temerosa, sino una mujer segura de sí misma", una forma de ser que nunca acabó de encajar el perfil que se esperaba de ella.
Por último, está la reacción de Isabel II, de la que tradicionalmente más se escribe, pero menos se cuenta, ya que por respeto rara vez trascienden sus comentarios personales. Sin embargo, Harry relató cómo fue la conversación en la que su abuela, según exige la ley para los seis primeros en la línea sucesoria, le dio el consentimiento para su boda. "Abuela, ya sabes que quiero mucho a Meg, y he decidido que me gustaría pedirle matrimonio. Me han dicho que…, bueno…, que tengo que obtener tu autorización antes de pedirle la mano", dijo Harry.
© Getty Images"¿Tienes que hacerlo?", respondió la reina. "Bueno…, sí, eso es lo que me ha dicho tu personal y también el mío. Que debo pedirte autorización", dijo Harry, que recuerda que permaneció totalmente quieto, paralizado, mirándola sin poder interpretar su expresión. Finalmente, la soberana contestó: "Bueno, pues supongo que tendré que decirte que sí".
© Getty ImagesEn ese instante, Harry sintió el impulso de abrazarla, lo deseó intensamente, pero se contuvo. Un gesto mínimo, casi invisible, que resume la distancia entre la calidez íntima que él buscaba y la solemnidad institucional que, según su versión, siempre marcó la relación con su abuela y una realidad que, ocho años después, parece otra.
