El príncipe Andrés ya negocia con el Rey su salida de Royal Lodge, la mansión de 30 habitaciones en la que vive con su exmujer, Sarah Ferguson, desde hace más de dos décadas. Durante los últimos dos años se ha agarrado como un clavo ardiendo al contrato de larga duración que blinda legalmente su estancia en la residencia hasta 1978, pero en los últimos días la presión no ha dejado de aumentar. Renunciar al uso de sus títulos no ha sido suficiente para buena parte tanto de la opinión público como del Parlamento británico, donde ya hay en marcha una moción para despojarle formalmente del ducado de York.
No ha ayudado tampoco conocer las condiciones de su alquiler. Según un documento al que tuvo acceso The Times, desde que entró a vivir en el Royal Lodge en el año 2003 no paga el alquiler de 260.000 libras al año y no lo paga porque así lo acordó con el Crown State, el organismo que gestiona las propiedades de la Corona. El hermano del rey Carlos III pagó un millón de libras para arrendar la propiedad y gastó £7,5 millones en reformas y el alquiler desde entonces y hasta el 2078 se estipuló en un peppercorn rent, una figura legal británica que equivale a un pago simbólico (literalmente, un grano de pimienta y suele ser una libra esterlina). Esta fórmula es absolutamente legal, pero el contexto, con el prìncipe Andrés asediado por las informaciones sobre su relación con Epstein, la vuelve inaceptable para muchos.
Ese mismo contrato también determina que el patrimonio de la corona le debería al príncipe Andrés alrededor de 650.000 euros si él renunciara al mismo. Y he aquí el que podría ser uno de los escollos de la negociación, puesto que, de acuerdo con el documento, tendría que recibir una compensación que también podría estar sobre la mesa en las conversaciones con Buckingham.
Hacía tiempo que Carlos III quería llegar a este punto. Durante meses y meses ha intentado convencer a su hermano para que se mudase a una vivienda más modesta. La imponente Royal Lodge es una residencia tradicionalmente reservada a miembros de la realeza con más rango. Por ejemplo, hasta ahora los príncipes de Gales residían en una casa de menor categoría que la de su tío, retirado de la vida pública desde 2019. La idea del Rey era que el príncipe Andrés se trasladase a Frogmore Cottage, donde vivieron los duques de Sussex y también en los terrenos de Windsor. Esta opción nunca le convenció, hasta el punto de que llegó a parecer atrincherado en su casa, a pesar de su millonario mantenimiento y las reformas que necesita.
Este asunto, el del nuevo hogar del Príncipe, se espera también que sea otro de los puntos claves de la negociación. Podría mudarse a una de las propiedades privada del Rey de Sandringham o Balmoral, pero se dice que él prefiere estar en Londres, cerca de sus hijas. Fuentes de palacio aseguran al Daiy Mail que las princesas Eugenia y Beatriz no se verán en absoluto afectadas por este movimiento y que podrán continuar sin cambios en el palacio de Kensington y en el de Saint James.







