Las obras en el nuevo hogar de los príncipes de Gales han ido a toda velocidad y ni las protestas de los vecinos por el blindaje de la zona ni las reticencias para mantener al heredero fuera de Londres han retrasado el proyecto. La fecha para la mudanza de la familia ya ha salido a la luz y será el 5 de noviembre cuando el príncipe Guillermo, Kate Middleton y sus tres hijos, el príncipe George (12), la princesa Charlotte (10) y el príncipe Louis (7), duerman por primera vez en el Forest Lodge, su nueva residencia de ocho habitaciones situada en Windsor Great Park. Esta mudanza no parece como las demás: es inminente, definitiva y ajustada a su papel actual. O, dicho de otro modo, el heredero al trono no podía seguir viviendo en una modesta casa de campo mientras su tío, el príncipe Andrés, continúa instalado en el lujo palaciego.
Los medios británicos advierten que la constructora ha estado trabajando a pleno rendimiento con el fin de adelantar la fecha de una mudanza que estaba prevista para final del año y lo han conseguido, a pesar de la creación de un extenso cordón de seguridad sin precedentes en el campo de Windsor. Después de acondicionar una casa que no se mejoraba desde el año 2001, donde se hizo importante renovación, y de que la propia Kate Middleton supervisara todos los detalles con un equipo de diseñadores de interiores (se cree que el proyecto lo lleva Ben Pentreath, con el que ya han trabajado con anterioridad y que es uno de los favoritos de las celebrities), la familia ya ha comenzado a sacar sus cosas de Adelaide Cottage.
Las ventajas del nuevo hogar de los Gales
Forest Lodge ofrece una serie de ventajas claras frente a Adelaide Cottage, especialmente en términos de espacio, privacidad y representatividad. Mientras Adelaide Cottage, para los parámetros de la realeza británica, es una residencia modesta con solo cuatro dormitorios, Forest Lodge cuenta con ocho habitaciones, seis baños, un salón de baile, pista de tenis y amplios jardines con estanque, lo que proporciona un entorno más adecuado para el papel institucional del príncipe Guillermo y su familia. Además, su ubicación dentro de Windsor Great Park garantiza mayor aislamiento y seguridad, sin renunciar a la cercanía con el castillo de Windsor. Esta transición también simboliza una evolución hacia un hogar más acorde con el estatus del heredero al trono, Adelaide Cottage tiene un encanto real, digamos que modesto, mientras que el Forest Lodge es una mansión georgiana del siglo XVIII.
Es fundamental analizar este traslado también según el contexto, Adelaide Cottage era la casa que Isabel II asignó a un duque de Cambridge, una solución temporal cuyo ciclo se ha agotado, mientras que Forest Lodge es una casa a la altura de un príncipe de Gales y esto dentro de una institución donde todo es simbolismo y jerarquía es importante, sobre todo teniendo en cuenta que en el mismo Windsor Great Park al que se trasladan este 5 de noviembre hay un vecino que goza de una residencia oficial muy por encima de su estatus actual. El príncipe Andrés sigue viviendo en el Royal Lodge, una mansión palaciega de 30 habitaciones, grande, costosa y con un elevado prestigio histórico. Todo ello a pesar de su retiro de la vida pública, así que este traslado de los Gales aporta cierta coherencia en un reinado que sigue en fase de consolidación.
Forest Lodge es una casa y no un palacio: una de las claves del plan
La familia cambia de residencia pero no de lugar, ya que, aunque en terrenos distintos, ambas están en Windsor, en el condado de Berkshire, a menos de una hora de Londres y en la masa forestal que pertenece a la realeza y circundan el Castillo de Windsor, el nuevo epicentro de la monarquía británica debido a la renovación que se está acometiendo en el Palacio de Buckingham, que tradicionalmente ha sido el hogar del soberano británico y donde tampoco vive ahora mismo el rey Carlos III, que expresó su deseo de seguir residiendo en Clarence House. Esto lleva a uno de los aspectos más llamativos de esta mudanza y es que se presenta como un proyecto a muy largo plazo, tanto que los biógrafos reales con más experiencia de Reino Unido ya adelantan que este es el "hogar definitivo", deslizando así la idea de que Guillermo y Kate tampoco piensan vivir en el Palacio de Buckingham cuando se conviertan en reyes.
Este movimiento entonces también responde a la decisión que han tomado Guillermo y Kate de priorizar a la familia. Permaneciendo en Windsor, los Gales se garantizan, estar cerca del príncipe George, si finalmente comienza a estudiar en Eton College y también cerca de Charlotte y Louis, que todavía les quedan unos años en el Lambrook School. Todo ello sin olvidar que el Forest Lodge, por mucha arquitectura georgiana que tenga, sigue siendo una casa, es decir, sus hijos crecen en un hogar y no en un palacio, que no deja de ser una institución oficial y esto también es clave.
Sobre esto hay que observar que aunque el príncipe Guillermo, a diferencia de su hermano Harry, nunca ha cuestionado las decisiones que se tomaron en su infancia y en lo que respecta a su crianza, la realidad es que no ha repetido ni una sola de ellas. Hay que recordar, por ejemplo, que en el tiempo que permanecieron en Eton a Guillermo y Harry los visitaban ocasionalmente, es más, el príncipe Harry recordó en sus memorias que celebraba la suerte de poder ir al Castillo de Windsor durante los fines de semana en el caso de que allí estuviera su abuela, Isabel II, un contacto familiar en un tiempo que para él estuvo marcado por la soledad.
Residencias actuales de Guillermo y Catalina
Así que la idea está clara y con la excusa de la reforma en el Palacio de Buckingham se está haciendo realidad. Todo apunta a que el futuro el palacio será un lugar exclusivamente de trabajo donde la realeza británica mantendrá sus oficinas, concentre a sus equipos, mantenga reuniones, audiencias y todo tipo de actos relacionados con la jefatura del Estado, pero que cada uno de ellos tendrán un hogar a su gusto, Para Carlos III es entre Clarence House y Highgrove, la casa de campo que disfruta con la reina Camilla y donde se hacen realidad sus sueños de jardinería y apicultura, mientras que los príncipes de Gales han decidido que su casa está en Windsor y es normal, ya que es casi un pueblecito, un encantador remanso de paz, con edificios bajos y zonas verdes que nada tiene que ver con el bullicio de Londres que abandonaron en el 2022. Hay que recordar que la familia, al margen del nuevo Forest Lodge, mantienen sus viviendas en Anmer Hall (Norfolk) y el Apartamento 1A del Palacio de Kensington.