Tres años después de que Meghan Markle pisara suelo europeo (lo hizo en 2022) este sábado, la duquesa de Sussex ha dado el campanazo al presentarse por sorpresa en la Semana de la Moda de París para presencia el desfile de Balenciaga, lo que la ha puesto de nuevo en el foco de la noticia. Lució dos looks en blanco y negro que han sido de lo más comentados y ha sido su forma de apoyar a Pierpaolo Piccioli, quien recientemente ha asumido el cargo de director creativo de la firma.
Para este especialista, que Meghan haya elegido Balenciaga "no es casual porque la gente como ella no elige al azar los eventos y menos un desfile" y destaca que la firma de moda es una "de las más controvertidas por el tipo de líneas que hace". Sobre sus gestos, Salomoni destaca que "se mantiene muy erguida con su postura, hombros hacia atrás y cuello alargado. Esta postura comunica seguridad, control y elegancia" e incide en que "el mentón ligeramente elevado denota autoconfianza y un papel protagonista".
Meghan suele presentarse en público de lo más sonriente, una de sus señas de identidad, pero en esta ocasión ha sido todo lo contrario, ha querido mostrar otra imagen. "No sonríe en las fotos y esto proyecta una imagen seria, sofisticada y concentrada. En algunos momentos su expresión parece neutral o incluso algo tensa, lo que puede interpretarse como distancia calculada hacia el entorno".
Sobre su postura corporal, Cristian Salomoni destaca que sus brazos caen relajados, "sin movimientos bruscos ni gesticulación amplia" lo que comunica control y sobriedad. "Es un contraste con otras figuras públicas que suelen mostrarse más cercanas para conectar con la gente. Meghan aquí se posiciona en un rol de élite observada, no participante". "En ocasiones sujeta su bolso de manera muy firme, lo que puede denotar necesidad de mantener el control en un ambiente lleno de cámaras y miradas", puntualiza.
Sobre los estilismos elegidos que tanto han dado que hablar, Meghan ha optado por llevar los colores blanco y negro, dos tonos opuestos que transmiten diferentes cosas. "El negro es un color asociado al poder, autoridad y sofisticación y el blanco, pureza, calma y neutralidad". "La ausencia de accesorios llamativos indica una voluntad de que el foco esté en su figura y presencia, no en el ornamento. El dramatismo de la capa crea un efecto escultural y majestuoso, como si quiera transmitir grandes y estatus real", destaca este experto. "El contraste entre el look negro y el blanco puede interpretarse como un juego entre dos facetas: poder y pureza, misterio y transparencia. No es casualidad que primero se presentara con negro total y luego con blanco total. Este recurso crea una narrativa: primero, misterio, poder y autoridad. Después pureza, calma y grandeza. Esto es un recurso muy usado en política y realeza: controlar un relato a través del vestuario . Más que ropa 'bonita', parecen casi estructuras: volumen, caída, simetría. Eso no es casual: con estas elecciones se coloca más como una figura icónica, casi intocable, que como una celebridad accesible.