Hace cinco años, la vida del príncipe Andrés dio un giro radical. Tras la controversia que causó su amistad con Jeffrey Epstein, su madre le retiró los honores militares y él decidió dar un paso atrás. Abandonó la vida pública y se colocó en un discreto segundo plano, esperando que el huracán mediático amainase. Pero ha ocurrido justo lo contrario. En este lustro se han sucedido numerosos cambios que han eliminado por completo la posibilidad de volver a ser lo que era, como la llegada al trono de Carlos III y su apuesta por una monarquía reducida. Además, la última polémica protagonizada por Sarah Ferguson a cuenta de unos mails enviados al citado pederasta, le ha colocado de nuevo en el centro de atención. Una situación a la que se suma un nuevo problema: podría perder su mansión.
Desde que Carlos III se convirtió en monarca se ha dicho que corre peligro la permanencia de los duques de York en Royal Lodge. El monarca le pidió que abandonara Royal Lodge, pero su hermano se aferra a lo que hay escrito sobre el papel. En 2003 firmó un contrato de arrendamiento de 75 años para esta propiedad que inicialmente se fijó en cinco millones de libras (algo más de cinco millones de euros ) y 7,2 millones (8 millones de euros) en los siguientes dos años después de mudarse. También se acordó que se haría cargo del mantenimiento de sus instalaciones, entre las que se encuentran 30 habitaciones, la capilla privada, la piscina y la zona separada para el servicio. Muy cerca tiene también la Capilla Real de Todos los Santos, en la que Beatriz de York y Edoardo Mapelli se casaron durante la crisis sanitaria, protagonizando la boda más íntima y reducida de los Windsor.
La situación ha dado un giro. Los padres de las princesas Eugenia y Beatriz siguen instalados en esta vivienda en la que cuidan a Muick y Sandy, los corgis que dejó Isabel II... pero todo parece indicar que será su hogar por poco tiempo. La casa, ubicada a menos de cinco kilómetros del castillo de Windsor, está destrozada por la humedad y las grietas. Así lo recoge Us Weekly, aportando fotos del mal estado de esta construcción catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Hacer las reparaciones necesarias supone un importante desembolso de dinero (se ha hablado de algo más de 8.5 millones de euros), una elevadísima cifra que se suma a los gastos de mantenimiento que requiere la casa del siglo XVII. Para conocer más detalles de la magnitud de estas facturas, nos remontamos a 2023, cuando el duque de York pagó más de 200.000 euros por unos arreglos en el techo.
El príncipe Andrés se encuentra ante un problema económico difícil de afrontar. El biógrafo real Robert Hardman contó tiempo atrás que Carlos III dio instrucciones precisas para cortar la paga vitalicia que recibía el duque de York, de casi un millón doscientos mil euros. Alegó que no tenía por qué recibir una asignación anual cuando ya no representa a la Corona. "El duque ya no es una carga financiera para el Rey”, comentó el periodista. Las cuentas del tercer hijo de Isabel II y Felipe de Edimburgo ya estaban mermadas desde que en 2019 dejó de recibir dinero público. Después, se revisó la asignación económica que tenía de los fondos privados del ducado de Lancaster, unos doscientos ochenta y tres mil euros al año.
Podríamos estar en la cuenta atrás para la mudanza del príncipe Andrés y Sarah Ferguson, que podrían buscar un nuevo hogar juntos, mientras que Royal Lodge pasaría a ser de la Crown Estate. "Andrés y yo somos la pareja divorciada más feliz del mundo. ¡Extraordinario, de verdad! Vivimos en la misma casa, pero es una casa grande, así que no pasa nada. Pero creo que es muy bueno que creamos en el compromiso, la comunicación, la compasión y la familia", contaba en The Telegraph. Varias veces se ha puesto sobre la mesa la idea de instalarse en Frogmore Cottage, el antiguo hogar de Harry y Meghan antes de su mudanza a California. Y es que el duque de York vendió la casa de Berkshire que la Reina le entregó como regalo de boda. Por su parte, la madre de sus hijas sí posee una vivienda en el barrio de Mayfair de Londres.