Desde primera hora de este pasado e histórico (al menos para las relaciones entre el príncipe Harry y el rey Carlos III) miércoles, las señales eran evidentes: ahora o nunca. El rey tenía previsto su regreso a Londres sin la reina Camilla y desde el Castillo de Balmoral, mientras su hijo pequeño estaba de visita en la capital británica con una agenda convenientemente despejada hasta las seis de la tarde. Además, la Casa Real británica, hábil en estas cosas, ya había calentado el terreno cuando hace unas semanas dejó que los asesores de ambos se vieran juntos en una reunión privada cerca de Buckingham. Por otro lado, el duque de Sussex, después de perder su juicio contra el Ministerio del Interior, había rebajado considerablemente el clima de tensión que había mantenido durante estos cinco años que han pasado desde que salió de la realeza británica. Así fue una reunión que podría cambiarlo todo.
Clarence House y un té privado
Fue el Palacio de Buckingham el que confirmó lo que era evidente después de que las 17:20 de la tarde el príncipe Harry fuera visto entrando en coche a Clarence House, el lugar donde viven los reyes Carlos y Camilla. Sin embargo, añadió un dato en su comunicado: "tomó un té en privado con su hijo". Es decir, quiso dejar claro que no estuvieron presentes otros miembros de la familia ni tampoco asesores, lo que se traduce en un primer paso para mejorar las relaciones entre padre e hijo y generar confianza en lo que parecía una profunda ruptura familiar.
Después de unos 54 minutos aproximadamente, el duque de Sussex se marchó, tampoco tenía mucho margen porque tenía un acto con los Juegos Invicitus programado justo después. Fue entonces cuando los periodistas le preguntaron por el encuentro: "Él está muy bien, gracias", dijo Harry. Por el momento no ha trascendido nada más de la breve reunión que, no obstante, ya supera a la que mantuvieron hace 19 meses, cuando Carlos III confirmó que tenía cáncer y su hijo regresó a Londres para verlo durante menos de treinta minutos. Fue entonces cuando se vieron en persona por última vez.
Desde entonces, el entorno de Harry ha estado alimentando la idea de que por su parte está la mano tendida a una reconciliación. Él mismo expresó esta intención en mayo a la BBC su predisposición a firmar la paz: "Me encantaría reconciliarme con mi familia. No tiene sentido seguir peleando, la vida es preciosa". Unas declaraciones que hizo tras perder su batalla judicial contra el Ministerio del Interior a cuenta de la seguridad de su familia, un asunto que, según dijo el duque de Sussex en esa misma entrevista, había roto por completo las relaciones con su padre, no en vano, se estaba enfrentando al sistema que él representa.
De la "Cumbre de Sandringham" a la "Cumbre de paz"
Muy dados a hacer juegos de palabras, entre los medios de comunicación británicos ya se habla de "Cumbre de paz" en contraposición a la que tuvo lugar el 13 de enero de 2020 y fue clave para la monarquía británica: la "Cumbre de Sandringham". Realizada en la residencia real de Norfolk, los pesos pesados de la Familia Real se reunieron para discutir la decisión de los duques de Sussex de dejar la realeza británica, después de que el asunto ya fuera conocido por la prensa. Isabel II, el entonces príncipe Carlos y sus hijos, Guillermo y Harry, negociaron los términos de la salida de la institución y la posible mudanza de la familia. En el documental Harry & Meghan de Netflix y en entrevistas posteriores, Harry describió ese momento como desgarrador y un punto de no retorno en su relación.
De lo que no hay señal alguna es de un posible encuentro entre el príncipe Harry y su hermano, el príncipe Guillermo. El lunes, nada más aterrizar en el aeropuerto de Heathrow, el príncipe Harry se trasladó a Windsor para depositar una corona de flores en la tumba de su abuela, la reina Isabel II, en el tercer aniversario de su muerte. A menos de 10 minutos de distancia, el príncipe Guillermo y Kate Middleton asistían a una reunión del Instituto de Mujeres en honor a la memoria de la difunta Reina. La ocasión era evidente, la voluntad no.