Desde que abandonó la Casa Real británica en el año 2020, todos los viajes del príncipe Harry al Reino Unido concentran una enorme expectación, pero el que tendrá lugar el próximo lunes 8 de septiembre está siendo mucho más comentado. Algo ha cambiado con respecto a su último viaje y eso ha desatado que se hable de una posibilidad que antes no se contemplaba: la de un encuentro entre el duque de Sussex y su padre, el rey Carlos III. Las circunstancias son otras y es evidente que el clima ya no es tan tenso, en parte porque el propio Harry ha dejado de lado las hostilidades y ha tendido una mano de forma directa y pública. A esto hay que sumarle que el regreso se produce en un día emocionalmente marcado para ambos y semanas después de la reunión que tuvieron los asesores de ambos en Londres, una cita que supuestamente iba a ser secreta, pero que sirvió para testar y, quizá moldear, la opinión pública ante un encuentro. ¿Estamos antes una verdadera reconciliación o esto es solo una tregua?
El 8 de septiembre es una fecha cargada de simbolismo por el aniversario de la muerte de Isabel II y el momento que puede marcar un punto de inflexión en la relación entre padre e hijo
Medios como la BBC y The Times llevan días dándole vueltas al regreso del príncipe Harry al Reino Unido, que será con motivo de la entrega de Premios WellChild en Londres, una fundación de la que el hijo del rey es patrono desde hace 17 años y que trabaja para mejorar la calidad de vida de los niños con enfermedades graves. La cita coincide con una fecha muy significativa para los Windsor, el tercer aniversario de la muerte de Isabel II, y en un día en el que el jefe del Estado no tiene nada programado en la agenda. Si bien es cierto que el rey Carlos se encuentra en su tradicional estancia en el Castillo de Balmoral, que suele durar hasta mediados de septiembre, esto, lejos de ser un impedimento, puede ser un factor determinante.
Desplazarse para ambos nunca ha sido un problema, Carlos III lo hace de forma constante como parte de su trabajo, y el príncipe Harry demostró su disposición cuando tomó un avión desde Estados Unidos para ver a su padre durante unos treinta minutos al enterarse de que padecía cáncer. Para el duque de Sussex esa fue la forma efectiva y clara de mostrar su total apoyo a su padre, sin embargo, de esa fugaz reunión se deslizaron dos versiones: la de que el rey se sintió "profundamente conmovido" por el gesto y la que cuentan que la decisión unilateral de Harry no sentó bien, al menos en el entorno de palacio, al no estar prevista con antelación. Eso sucedió en febrero del año 2024 y desde entonces no se han visto, pero, sí hay muchas señales de que las cosas han cambiado.
La disputa sobre su seguridad "siempre ha sido el punto de fricción"
Más allá de las polémicas declaraciones, entrevistas, documentales y memorias en las que los duques de Sussex han cuestionado a la monarquía británica —tanto como familia como institución—, y que bien pueden entenderse como un intento de defender su versión frente a las filtraciones y ataques procedentes de círculos palaciegos, lo que realmente ha marcado la distancia entre el príncipe Harry y su padre han sido los litigios judiciales que él ha emprendido en suelo británico. Por un lado, el príncipe Harry y Meghan Markle se enfrentaron a varios medios británicos con éxito, lo que generó una situación delicada, ya que alguno de esos tabloides están autorizados a cubrir informaciones reales dentro del propio sistema de acreditaciones reales, y además, en el transcurso de ese proceso judicial se descubrieron cosas como que el príncipe Guillermo también había luchado contra el espionaje y la piratería telefónica solo que lo había hecho en secreto y obteniendo "generosos acuerdos" extrajudiciales.
Sin embargo, sí hubo algo que afectó especialmente a la relación entre el rey Carlos III y su hijo fue la batalla judicial de Harry contra el Ministerio del Interior británico. "No quiere hablar conmigo por cuestiones de seguridad", confesó el propio duque el Sussex en la entrevista que concedió a la BBC en mayo, donde lanzó un mensaje de reconciliación claro y emotivo. "Me encantaría reconciliarme con mi familia. No tiene sentido seguir peleando, la vida es preciosa", dijo el príncipe Harry, quien añadió que la disputa sobre su seguridad "siempre ha sido el punto de fricción". Ahora que este capítulo ya se ha cerrado y el tribunal consideró que su estatus actual no justificaba una protección permanente pagada por el Estado, el horizonte puede ser otro.
Una reunión a escasos metros de Buckingham
Fue superado el proceso judicial, con éxito para el Ministerio del Interior, cuando tuvo lugar esa sonada reunión en Londres entre los asesores del príncipe Harry y los representantes del Palacio en el Royal Over-Seas League, marcó un inesperado giro en la narrativa institucional. El Rey estuvo representado por su secretario de comunicaciones, Tobyn Andreae; mientras que al príncipe Harry, de 40 años, le representó su directora de comunicaciones, Meredith Maines, quien viajó desde Los Ángeles a la capital británica para la reunión. Liam Maguire, quien supervisa las relaciones públicas de los Sussex en el Reino Unido, también asistió. Sin agenda formal ni declaraciones públicas, el encuentro se desarrolló en clave informal a escasos metros de Buckingham. Esa reunión, de la que The Mail on Sunday publicó imágenes captadas por un fotógrafo desde el exterior al celebrarse en una terraza, se tomó como el comienzo de un periodo de reconciliación familiar y este inminente viaje de Harry es el primero que llega después de esa cita.
En los últimos tiempos, tanto los proyectos como las declaraciones de los Sussex, han dejado de chocar frontalmente con la realeza
Por otro lado, se dan también las circunstancias de que Harry y Meghan han dejado aparcadas determinadas iniciativas, como esos viajes internacionales que contaban con todos los ingredientes de una gira oficial real. No actuaban en nombre de la realeza, sino a título particular o como representantes de su fundación, pero lo parecía y eso generó confusión y malestar al dar la sensación de que retomaban su papel por libre o que entraban en competencia con los que sí representan al Estado británico. Ese fue el caso de los viajes que realizaron durante el 2024 a Nigeria y a Colombia. Desde entonces, los Sussex fueron ajustando progresivamente su presencia pública y sus expectativas, terminando por dividirse los roles: Meghan se ha centrado en su empresa y en posicionarse como prescriptora de estilo de vida, a través, entre otras cosas, de su podcast y su serie documental con Netflix; mientras que el príncipe Harry continúa con lo que él considera que es servicio público y el grueso de los proyectos filantrópicos. De este modo, el hijo del rey ha continuado con los viajes internacionales, pero enmarcados en iniciativas siempre vinculadas a sus propias causas, como el que realizó a Ucrania por sorpresa para reunirse con pacientes que reciben prótesis, cirugía y apoyo psicológico gratuitos, acompañado de una delegación de los Juegos Invictus.
Ese giro en las carreras de los Sussex, así como la ausencia de declaraciones polémicas relacionadas con los miembros de la realeza británica, como si se dieron en el pasado, sobre todo cuando el príncipe Harry publicó a comienzos del 2023 su controvertida biografía, han servido para allanar el camino y para que la opinión pública vea esa posibilidad en el horizonte. Tanto es así, que algunos medios de comunicación británicos, como Daily Mail han lanzado encuestas para votar si padre e hijo deberían encontrarse.
El factor Gales y la urgencia emocional
Hay que dejar claro que de este deshielo, de momento y de producirse, solo afectaría a las relaciones entre en el príncipe Harry con su padre. La postura de los príncipes de Gales, así como de la reina Camilla, no ha trascendido, aunque desde medios británicos apuntan a que el príncipe Guillermo podría sostener que el daño que el príncipe Harry ha realizado a la familia es irreparable, especialmente en lo referente a la publicación de su biografía. Mientras que Kate Middleton se mantendría al margen respaldando la postura de su marido.
Por último, algo que no ha pasado desapercibido es que el regreso de Harry al Reino Unido coincide -al celebrarse los Premios WellChild ese día- con el tercer aniversario de la muerte de Isabel II, una fecha cargada de significado para toda la familia Windsor. Y quizá, en medio de ese recuerdo, resuene con más fuerza aquella frase que el duque de Sussex pronunció en mayo, durante su entrevista con la BBC: “No sé cuánto tiempo le quedará a mi padre”. Una declaración que, más allá de lo personal, añade una capa de urgencia emocional al posible reencuentro.