Al igual que su primo, el príncipe Louis, con el que solo se lleva un año, Archie, el hijo mayor del príncipe Harry y Meghan Markle, ya presume de sonrisa mellada. Está en la edad en la que empiezan a caerse los dientes de leche y, por supuesto, en su caso también ha recibido la visita del Ratoncito Pérez. Así lo ha contado una orgullosa Meghan Markle, que está entusiasmada con cómo están creciendo sus hijos y lo grandes que se están haciendo.
En una nueva entrevista con Fas Company, la duquesa de Sussex ha revelado que recientemente ejerció de Ratoncito Pérez, un personaje que en Estados Unidos es conocido como el Hada de los Dientes. Meghan ha contado que dejó debajo de la almohada a su hijo dos cosas: dinero y un pequeño dinosaurio, regalos que Archie descubrió en plena noche, despertando a su madre a las 2 de la mañana para compartir su emoción. “Tenía muchas reuniones a la mañana siguiente, pero aun así decidí acurrucarme con él el resto de la noche. Esos momentos de mamá me motivan a ser una mejor jefa”, declaró la Duquesa.
Meghan ya había insinuado que la primera visita que el Ratoncito Pérez iba a hacer a Archie estaba a la vuelta de la esquina. Así lo dijo durante una aparición el pasado 23 de abril en Nueva York durante su intervención en la Cumbre TIME 100. Allí explicó que sus responsabilidades laborales y sus negocios eran tan importantes como los momentos familiares y puso como ejemplo el diente que se le estaba moviendo a su hijo. “Está a punto de suceder ¡Solo espero volver a casa a tiempo”, dijo la exactriz.
No hay duda de que convertirse en madre es una experiencia que Meghan Markle está exprimiendo al máximo. En el episodio debut de su nuevo podcast enLemonada Media, dijo que trabajar dese casa le permite pasar más tiempo con sus hijos. “Nos convertimos en padres en la pandemia y la postpandemia, donde había tanto teletrabajo”, dijo. “No salgo de casa para ir a la oficina; mi oficina está aquí”. “Lilit todavía duerme la siesta, la recogen temprano y duerme; solo tiene medio día en preescolar. Si se despierta y quiere encontrarme, sabe dónde hacerlo, incluso si mi puerta está cerrada. Estará sentada en mi regazo durante una de esas reuniones con todos los ejecutivos… No lo cambiaría por nada del mundo. No quiero perderme esos momentos”.