La princesa de Gales fue fotografiada esta mañana descendiendo de un elegante Embraer Legacy 600, uno de los jets ejecutivos más lujosos y fiables del mercado, al aterrizar en Escocia para un compromiso oficial. Aunque viajó sola —pues el príncipe Guillermo ya se encontraba al norte de la frontera tras visitar un centro comunitario en Edimburgo—, a su llegada la esperaba su esposo, quien le abrió personalmente la puerta del coche en una imagen de complicidad que no pasó desapercibida.
El Legacy 600, con matrícula G-LEGC, y cuto precio es más de 23 millones de euros, es operado por la empresa británica de vuelos chárter Luxaviation y también ha sido utilizado en varias ocasiones por el rey Carlos III y la reina Camila para sus desplazamientos oficiales. Se trata de una aeronave con interiores VIP diseñada para ofrecer la máxima comodidad a bordo: puede transportar hasta 13 pasajeros, cuenta con varias zonas diferenciadas —incluida una sala de conferencias y un área de descanso privada— y está equipada con Wi-Fi, telefonía satelital, cocina y baño completo.
Su alquiler ronda entre los 5.700 y los 11.000 euros por hora, dependiendo de la ruta, la duración del vuelo, los servicios adicionales solicitados y el operador. Un precio elevado, pero habitual en este tipo de jets utilizados por altos ejecutivos y miembros de la realeza, por su equilibrio entre confort, eficiencia y discreción.
Una cita naval cargada de simbolismo
Tras el aterrizaje, los príncipes de Gales se dirigieron juntos al astillero de BAE Systems en Scotstoun, Glasgow, donde participaron en la ceremonia de bautizo del HMS Glasgow, una fragata antisubmarina de última generación que encabezará la nueva clase de buques Tipo 26 de la Royal Navy. Kate, que fue nombrada madrina del buque en 2021, pronunció las tradicionales palabras de bendición: "Tengo el placer de nombrar este barco HMS Glasgow. Que Dios lo bendiga a él y a todos los que navegan en él" y accionó el mecanismo que estrelló una botella de whisky escocés contra el casco, un gesto simbólico para augurar buena fortuna a la tripulación.
Un look muy marinero
Fiel a su elegancia y al contexto del acto, la princesa Kate eligió un abrigo azul marino con detalles blancos de Suzannah London, a juego con un tocado de Philip Treacy que ya había lucido en el Trooping the Colour de 2022. Completó el look con salones beige, pendientes de zafiro y el icónico anillo de compromiso que perteneció a la princesa Diana, reafirmando así su capacidad para unir tradición, sofisticación y significado en cada aparición pública.