La Reina de Inglaterra cede un palacio a sus caballos en tiempo del coronaviurs

La monarca ha ordenado trasladarlos desde las caballerizas del Palacio de Buckingham al Palacio de Hampton Court, a las afueras de Londres

Por Martín Bianchi

Dicen que los británicos cuidan más a sus animales y jardines que a sus propios hijos. Para la Reina de Inglaterra, por ejemplo, el bienestar de sus caballos es una cuestión de Estado, incluso en plena pandemia mundial. Hace unos días, el Palacio de Buckingham anunció que Isabel II permanecerá confinada en el Castillo de Windsor sine die y que se cancela el desfile de Trooping the Colour, la ceremonia con la que los regimientos del Ejército rinden homenaje a la monarca por su cumpleaños.

La reina no ha faltado nunca a Trooping the Colour en sus sesenta y ocho años en el trono, excepto en 1955, cuando una huelga nacional de trenes obligó a cancelarla. Así que esta será la segunda vez en la historia de su largo reinado en la que no podrá recorrer The Mall en un carruaje desde Buckingham hasta Horse Guards Parade. ¿Pero qué pasará con sus preciados caballos de tiro ligero durante la cuarentena?

Por lo general, los caballos de la reina se encuentran en las Caballerizas Reales, en la zona sur de los jardines de Buckingham, junto a Grosvenor Place. Pero antes de marchar a Windsor, la soberana ordenó que todos los animales fueran transportados a un lugar más seguro, lejos de la ciudad.

“Los caballos del carruaje de la reina han sido trasladados al Palacio de Hampton Court, donde permanecerán mientras no sean necesarios para actos oficiales”, ha anunciado este sábado la Familia Real británica a través de su cuenta oficial de Instagram (@theroyalfamily). Situado a las afueras de Londres, Hampton Court es uno de los palacios reales menos conocidos: fue la residencia de Enrique VIII, pero la Familia Real no lo habita desde el siglo XVIII. Según la leyenda, el espíritu de Catalina Howard, una de las esposas de Enrique VIII, vaga por todo el recinto desde su decapitación en la Torre de Londres, en 1542.

A primera vista, un comunicado sobre el estado de los caballos reales en medio de una crisis sanitaria puede parecer una frivolidad. Pero para Isabel II es un asunto muy serio. De hecho, ella se encarga de bautizar a cada uno de los equinos que tiran de sus carruajes -Tyrone, Claudia, Rui, St. Ives- y los cuida personalmente con mucho esmero. No pueden estar en mejores manos, ya que ella es considerada una de las mejoras criadoras del mundo.

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La verdadera razón por la que Isabel II ha abandonado el Palacio de Buckingham

Isabel II posee dos tipos de caballos de tiro diferentes: los Windsor Greys, que son grises, y los Cleveland Bays, que son marrones. Claudia y Storm, de la raza Windsor, son las estrellas de las Caballerizas Reales y los visitantes pueden verlos durante el verano, cuando Buckingham está abierto al público. Storm, por ejemplo, se encargó de tirar del carruaje Ascot Landau que utilizaron el Príncipe Harry y Meghan Markle el día de su boda, el 19 de mayo de 2018, para desfilar desde la Capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor, hasta las principales calles del pueblo.

'Amor fou' por el mundo ecuestre

Los padres de la soberana son los responsables de su amour fou por el mundo ecuestre. Jorge VI le regaló su primer equino, un poni de raza shetland, al que bautizó “Peggy”. Y la reina madre le enseñó a dar rienda suelta a su pasión por las carreras, las apuestas y los hipódromos. Isabel Bowes-Lyon nunca tuvo recato en gastar más de lo que tenía en sus caballos y en una ocasión acabó con un descubierto de más de cuatro millones de euros en Ascot. Isabell II también está dispuesta a todo por sus animales… incluso a prestarles un palacio.

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El mensaje de la reina Isabel II tras abandonar el Palacio de Buckingham