Como si quisiera justificar con cada paso que el Toisón de Oro que su hijo, el rey Felipe, le impuso hace solo diez días por "su dedicación y entrega al servicio de España y de la Corona", la reina Sofía no baja el ritmo en este intenso otoño en el que su agenda no le da tregua ni a las puertas de la Navidad. A sus 87 años sigue siendo un activo fundamental de la Corona y no ha abandonado ninguna de las causas y ámbitos con los que siempre ha estado comprometida, como la arqueología, que le apasiona desde que era joven.
Con un traje formado por un pantalón negro recto y una chaqueta azul eléctrico con un broche, doña Sofía ha presidido la cuarta edición del Premio Nacional Palarq de Arqueología y Paleontología, el máximo galardón privado en España dedicado a estas disciplinas. Con una enorme sonrisa, ha llegado al Museo Arquelógico Nacional, en Madrid para apoyar a la investigación y la conservación del patrimonio gracias al impulso que da este tipo de reconocimientos.
Ha entregado el premio, dotado de 80.000 euros, al proyecto 'Alrededor del tiempo', una investigación, liderada por la Universidad de La Laguna, que revela nuevas claves sobre la vida, la adaptación y la desaparición de los neandertales en los yacimientos de El Salt y Abric del Pastor (Alicante). Detrás de estos galardones está la Fundación Palarq, una entidad privada y sin ánimo de lucro que nació con el objetivo de apoyar a las Misiones españolas en Arqueología y Paleontología Humana, abarcando desde los vestigios más antiguos de la evolución hasta las épocas prehistóricas e históricas de interés monumental. “Este proyecto representa de manera ejemplar la combinación entre rigor científico, innovación tecnológica y vocación divulgativa que queremos impulsar desde la Fundación”, ha destacado Antonio Gallardo Ballart, presidente de la Fundación Palarq sobre los ganadores de esta edición.
Este acto llega después de la publicación en España del libro de memorias del rey Juan Carlos, Reconciliación, el miércoles su biógrafa, Laurence Debray, estuvo en Madrid firmando ejemplares en una presentación a la que acudió la infanta Elena y sus primas Simoneta Gómez-Acebo y María Zurita. El protagonista no ha podido asistir, pero sí estuvo presente en la celebración familiar que tuvo lugar en el palacio de El Pardo al día siguiente de la condecoración de la Reina Sofía, coincidiendo con el 50º aniversario de la restauración monárquica en España.
Para la madre de don Felipe era el colofón a unos meses de intensísima agenda, pero no supuso el preludio de ningún descanso. Inmediatamente después de su gran homenaje, presidió la ceremonia del Premio Internacional Príncipe Talal para el Desarrollo Humano, que centró su temática en la conservación y uso sostenible de los océanos, los mares y los recursos marinos, una causa con la que siempre ha estado muy comprometida. Días después se desplazó a Burgos para entregar los Premios Evolución y la primera edición del Premio Emiliano Aguirre como presidenta de Honor de la Fundación Atapuerca, una cita con la arqueología ineludible para ella. Esta disciplina ha marcado también esta tercera entrega de premios que preside en menos de dos semanas.








