Tal vez movida por el último gran éxito de TVE, la que fue su casa durante tantos años donde ella trabajó como periodista y presentadora, doña Letizia ha lucido este miércoles por la noche sobre su cabeza -como manda el protocolo- una pieza de gran valor que tiene una fascinante historia detrás. Se trata de la tiara Cartier, la que en su día perteneció a la reina Victoria Eugenia (1887-1969), y que fue diseñada en los felices años veinte del siglo pasado por la prestigiosa firma francesa a la que da nombre.
Un joya única de inspiración Art Déco, que hemos visto con motivo de la cena de gala ofrecida en honor al presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, y la primera dama, Elke Büdenbender, por su visita de Estado a nuestro país de tres días. En la velada, celebrada en el Palacio Real, la esposa de Felipe VI rescataba esta diadema más de siete años después de la última vez que la llevó, Entonces, la estrenaba durante el viaje oficial que realizaba a España en abril de 2018 el que era en aquella etapa el máximo mandatario portugués, Marcelo Rebelo de Sousa.
La tiara Cartier está orlada con diamantes sobre una base de platino, donde destaca la flor de lis abrazada por dos grandes brillantes y embellecida por siete enormes perlas (con seis roleos vegetales) que sustituyen a las esmeraldas orinales. Estas últimas eran de Eugenia de Montijo, mujer de Napoleón III y emperatriz de Francia. Como decíamos, la diadema en su origen era propiedad de la que fue mujer de Alfonso XIII, de quien precisamente se estrenaba el pasado lunes una serie biográfica en la pequeña pantalla que ha tenido una excelente acogida por parte de la audiencia.
Bajo el título de Ena y protagonizada por la actriz Kimberley Tell, la ficción de época fue líder del prime time en La 1 con una media de más de un millón trescientos mil de espectadores en sus dos primeros capítulos, lo que se traduce en un 17.4% de cuota de pantalla. Se habla mucho por tanto estos días de esta superproducción que llevaba grabada desde hace tiempo y que ahora ha visto la luz, sobre la apasionante vida de la que nació como princesa de Battenberg. A partir de aquí, es posible que la reina Letizia haya visto una buena ocasión para hacer su particular guiño a la recordada bisabuela de su marido, Felipe VI.
La fascinante historia que hay detrás de la tiara
"Dado en Lausanne, a 29 de junio de 1963 (...) Las alhajas que recibí en usufructo del rey don Alfonso XIII y de la misma Infanta Isabel (...) desearía, si es posible, que se adjudicasen a mi hijo don Juan, conde de Barcelona, rogando a éste que las transmita a mi nieto don Juan Carlos.", dejó escrito la reina consorte en su testamento. Al morir Victoria Eugenia, la tiara la heredó su hija Cristina y, más tarde, respetando la línea de sucesión, el rey Juan Carlos la recuperó para regalársela a doña Sofía.
De esta forma, la madre del actual monarca lució esta pieza en diferentes ocasiones. Por un acto de prudencia, no fue hasta 1978 cuando se promulgó la Constitución cuando empezó a llevarla. Una de las últimas veces fue en marzo de 2007 para dos retratos oficiales, uno con el rey Juan Carlos y otra en solitario en las escalinatas del Palacio Real. Conocida también como 'la diadema de perlas de la reina Ena', ninguna novia de la Familia Real española la ha lucido en su boda, de ahí que no sea, hasta el momento, una diadema nupcial.
Tiempo después, cuando Felipe VI ascendió al trono en 2014, doña Letizia recibió la citada colección de joyas que se denominan 'de pasar'. Se trata de una expresión acuñada por la condesa de Barcelona, que también las lució aunque nunca reinó, porque se transfieren de reina a reina desde su primera poseedora. Sin embargo, esta tiara Cartier también se la vimos a la infanta Cristina en 2010, con motivo de la boda real de Victoria y Daniel de Suecia en Estocolmo.















