Juan Urdangarin, el hijo más discreto de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, está ilusionado. Tal y como descubrimos ayer, en exclusiva, tiene novia y su nombre es Sophia Khan, una joven canadiense afincada en Londres (ciudad en la que vive Juan), con la que lleva saliendo desde hace algo menos de un año.
Sophia (que ha estudiado en la prestigiosa Universidad de St. Andrews, en Escocia), trabaja actualmente como teams executive para la E1 Series, la competición de lanchas eléctricas que creó Alejandro Agag; y fue, precisamente, en la empresa del yerno del expresidente del Gobierno José María Aznar, donde se unieron sus caminos.
Pero lo cierto es que, más allá del ámbito profesional, Juan y Sophia tienen mucho en común: su firme compromiso con la sostenibilidad y hacer del planeta un mundo mejor. De ahí que Sophia (quien, además, tiene un máster en desarrollo sostenible y gestión) y el mayor de los hijos de doña Cristina trabajen para esta empresa que impulsa el deporte desde una perspectiva ‘diferente’ e innovadora, más respetuosa con el medio ambiente.
Buscan crear conciencia sobre el cambio climático, uno de los grandes desafíos de nuestro siglo, y están alineados en valores (lo que es fundamental para él en una pareja).
Desde muy pequeño, la infanta Cristina adentró a su hijo en el mundo de las ONG’s; y Juan tomó la iniciativa. Trabajó como monitor de verano en el campamento Gaia Camp; y, en 2018, se tomó un año sabático para trabajar como voluntario, durante unos meses, en la fundación del sacerdote jesuita Kike Figaredo en Camboya (una experiencia que después viviría su hermana Irene, al cumplir la mayoría de edad).
Es católico y, al igual que su madre y su abuela, la reina Sofía, es muy espiritual, lo que también le une a Sophia, puesto que antes de comenzar su carrera en Londres, decidió hacer un viaje que cambiaría su vida.
La joven hizo las maletas y se mudó, durante un mes (el pasado julio) a Indonesia, donde hizo una formación de 200 horas para ser instructora de Pilates, logrando una certificación en Pilates integral, pilates reformer y anatomía humana integrativa). "Fue más que ganar certificaciones", detallaba. "Se trataba de ir más allá de mis límites, abrazar nuevas experiencias y enriquecer tanto mi vida personal como profesional. Esta experiencia me ha hecho más fuerte, más resiliente, y me ha hecho estar lista para todos los retos que vengan", contaba en su perfil de LinkedIn.
Para Juan, de hecho, el deporte siempre ha formado parte de su vida. Aunque no lo practica a nivel de competición (como es el caso de su hermano Pablo, quien sigue los pasos de su padre, Iñaki, y destaca como jugador de balonmano), le encanta. También el pilates y el yoga. Dos disciplinas que no sólo sirven para entrenar el cuerpo, sino, también, la mente. Porque Juan confía en que, para tener una mente sana, también hay que cultivar un cuerpo sano. Una filosofía que comparte con la reina Letizia, quien hace yoga desde hace mucho tiempo, y con su padre, a quien vimos, yendo a clases de yoga, con su pareja actual, Ainhoa Armentia.
Sólo el tiempo podrá decir si la relación de Juan y Sophia seguirá afianzándose.








