Las esperadas memorias del rey Juan Carlos pronto llegarán a las librerías. Reconciliación es el nombre del libro que el propio padre de Felipe VI ha escrito con su biógrafa, la historiadora franco-venezolana Laurence Debray, autora, entre otras obras, de Mon roi déchu (Mi rey caído) y de Hija de revolucionarios. En la cuenta atrás para el lanzamiento de Reconciliación, editado por Planeta en España y por Stock en Francia, los medios franceses Le Point y Le Figaro han publicado un adelanto de las memorias con algunos extractos de libro.
El rey Juan Carlos, cinco años fuera de España
En Reconciliación, don Juan Carlos aborda la añoranza de su país y reconoce: "No hay un solo día en que la nostalgia no me invada. Como si España se me hubiera quedado pegada a la piel. Allí dejé mis recuerdos más hermosos y mis mayores orgullos". Han pasado ya más de cinco años desde que decidió marcharse y, aunque sus ocasionales visitas a Sanxenxo -donde acostumbra a disfrutar de las regatas- le hacen reconectar con esta tierra, le resulta imposible no echarla de menos: "Pasé más de setenta años recorriéndola sin cansarme jamás. Echo de menos los desfiles militares. No solo porque fui jefe de las Fuerzas Armadas, sino porque me formé en su seno durante cuatro años. Amo ese entorno; entiendo a los militares, sus esfuerzos, sus preocupaciones. Fui uno de ellos. Los desfiles eran una ocasión para valorarlos, para reencontrarme con ellos en su rigor y su franqueza".
En 2020, en plena pandemia, el rey Juan Carlos se fue de forma discreta. Nadie sabía dónde se dirigía, hasta que Casa Real reveló que se encontraba en Abu Dabi. Y, aunque inicialmente pensaba marcharse solo unos meses hasta que la presión mediática se aligerase, cinco años más tarde, la lista de todo lo que echa de menos de España es larga: "Basta con que desfilen en mi memoria las imágenes de las rías gallegas, la niebla cubriendo las colinas de Toledo, las saetas de la Semana Santa sevillana, el olor a jazmín y azahar al caer la tarde, para que me emocione. Sé lo que es la verdadera nostalgia".
Y continúa enumerando: "La caza de la perdiz, que fue uno de mis pasatiempos favoritos en España, no tiene nada que ver con la de otros países: el ambiente es jovial y alegre, el cielo despejado y luminoso. En el extranjero, todo es más frío —el clima y las relaciones humanas. En España, con cada disparo certero, nos felicitamos y nos aplaudimos". Porque, como afirma en el libro, no ha encontrado la forma de reemplazar aquello que añora: "Es esa atmósfera, ese sol, esos paisajes y esa convivialidad lo que echo de menos cada día. Y nada puede llenar ese vacío".






