Los Premios Princesa de Asturias de este año han sido muy especiales. La heredera al trono, que está a punto de cumplir 20 años y también acaba de celebrar diez como presidenta de honor de la Fundación, empieza a asumir el relevo abriendo una nueva etapa, después de que haya recaído todo el peso en don Felipe durante 44 años.
Siguiendo la tradición, la Familia Real llegó a las puertas del teatro Campoamor a las 18:30 horas de la tarde con la sonrisa en alto y desplegando la emoción y el orgullo que sentían al ser de nuevo los anfitriones de la solemne gala. La Reina, con un espectacular vestido negro de transparencias, firmado por Sybilla, y los pendientes de diamantes negros, y la princesa Leonor, con un diseño berenjena de H&M rebajado (49,99 euros). La ropa también acompaña la transición. La heredera proyecta una imagen sobria y de servicio. En cuanto a la infanta Sofía (en sus premios más atrevidos) volvió a dar la sorpresa con un vestido granate largo con escote halter y capa semitransparente de Hugo Boss.
Las dos abuelas
La Familia Real accedió al Teatro junto a la reina Doña Sofía con cientos de ciudadanos aclamándolos y el sonido de la Real Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo inundando de música el gran momento. Los cinco juntos por primera vez desde agosto y dejando claro las dos hermanas el cariño que tienen a su abuela. Allí los esperaban 1.300 invitados para recibirlos con una ovación que los acompañó hasta el escenario durante los casi 80 metros de alfombra azul, que no deja de simbolizar el camino que Leonor está haciendo como heredera al trono.
Un recorrido en el que siempre hay una parada de segundos: la Reina busca la mirada de su madre, Paloma Rocasolano, que cada año ocupa la butaca de esquina de la quinta fila; Leonor y Sofía alargan su brazo para establecer contacto y el Rey alza la cabeza hacia palco para 'encontrarse' con doña Sofía como cada año desde hace tantos. Para la madre de Felipe VI, los premios son una cita ineludible y seguirá viniendo hasta que la salud se lo permita porque no puede ser más querida. Solo hay que ver cómo la saludan la gente y los aplausos que le dedican cada vez que regresa al Campoamor.
Cambiando el mundo
Los premios siguen ganando terreno global como crisol de ideas y reconocimiento del talento que puede ayudar a cambiar el mundo. Son una llamada de atención sobre todo lo que nos afecta. Se celebra el deseo de una sociedad más justa, más próspera, más libre; y desde su escenario se promociona la ciencia, las artes, la filosofía, los deportes y la concordia. El universo que apasiona a las dos hermanas, que no pueden agradecer más poder conocer a personas tan extraordinarias, que son ejemplo de vida y obra. Es una suerte inmensa recibir lecciones magistrales de literatura, pensamiento, acción, investigación… Seguir aprendiendo de los mejores para prepararse para un futuro y un presente en el que la heredera al trono tiene cada más protagonismo.
La voz quebrada
La heredera al trono pisó el teatro por primera vez el 18 de octubre de 2019. Tenía 13 años y en este 2025 ha vuelto con más responsabilidad y convertida en un símbolo de continuidad para la monarquía española. El Rey confía cada vez más en ella y le va dando más responsabilidades. El año pasado le cedió la laudatio de los premiados y quedó en sus manos despedir y convocar los siguientes galardones. Y en esta nueva edición, la 45º, ha empezado a trazar su futuro en los Premios con su aplaudido discurso con el que señaló, con voz quebrada, que irá perdiendo protagonismo en favor de su hija. Aunque “—presente o no— estaré siempre comprometido con sus objetivos, sus valores y su futuro…. Leonor “ha ido asumiendo gradualmente esta tarea, dando a cada paso nuevas pruebas de madurez y sensibilidad; con un papel también más activo en la vida pública. En consecuencia, me corresponde —creo yo— ir cediéndole ya este espacio, como Heredera de la Corona y como presidenta de honor de la Fundación desde hace 11 años. Naturalmente, esto lo digo con emoción —de padre y de Rey— y, desde luego, con la intención firme de mantenerme vinculado a los Premios, a la Fundación y a Asturias: una tierra querida de la que no puedo concebir (¡y menos la Reina!) estar lejos”, dijo Felipe VI, mientras Leonor seguía sin pestañear las palabras de su padre mirándolo con devoción y admiración.
El mejor discurso
Para entonces, ya habían recogido el galardón Byung-Chul Han (Comunicación y Humanidades), Eduardo Mendoza (Letras) Douglas Massey (Ciencias Sociales); Graciela Iturbide (Artes), Serena Williams (Deportes); Mary-Claire King, (Investigación Científica y Técnica); Mario Draghi, (Cooperación Internacional) y el Museo Nacional de Antropología de México (Concordia). Y también, habían tenido lugar las aplaudidas intervenciones de Byung-Chul Han, Mendoza, Graciela Iturbide y Mario Draghi y de la princesa de Asturias, que fue, sin duda, su mejor intervención. El séptimo discurso fue el ganador, el último antes de cumplir 20 años y el que nos permitió ver cómo se adentra en todos los terrenos con enorme seguridad reseñando valores, resaltando injusticias y hablando de la democracia “frente a la intolerancia” y los derechos humanos “frente a la indiferencia”.
La heredera al trono marcó un nuevo principio con una intervención que era suya. Un discurso más maduro, más fresco, con una pequeña dosis de sentido del humor y un nuevo formato. En tiempos de bits eligió escribir una carta a cada premiado, “un envío postal de viva voz” que empezó asignando generaciones. La suya, la Z, y siguió: “hija de una equis y de un boomer -momento en el que se vio al Rey sorprendido (primero) como si no lo esperara y luego riéndose- y avisando de que empezaba con un “Allá voy”.
Un deseo por cumplir
La heredera al trono elogió la labor de todos los premiados, habló de su generación como sus “colegas”, nos contó que le encantaría viajar a México, pidió respeto para los que son o piensan diferente, reclamó el papel de los maestros, y pidió no olvidar a los vulnerables, los mayores que están solos, los jóvenes que tratan de conseguir un hogar… En resumen, es “tratar bien al prójimo, salir de la trinchera, sacudirnos el miedo, unirnos para hacer las cosas mejor, pensar en que, si no miramos al otro, no sabremos construir confianza”.
Aplausos para una Princesa
Lo hizo con determinación y aplomo mientras, Paloma Rocasolano se emocionaba hasta las lágrimas y su otra abuela, doña Sofía se incorporaba en el palco para no perderse ningún detalle… Y sus padres y su hermana vivían otro momento emocionante y de confirmación: Leonor es el futuro. Y su evolución como princesa va de la mano con su crecimiento personal: la vemos cercana, muy madura, al quite de todo y sin perder la sonrisa. Leonor sortea toda la expectación poniendo ilusión, corazón y presencia escénica. Es una princesa de premio, aunque siga buscando la mirada de aprobación de los Reyes cuando regresa a su asiento. Un momento en el que volvió a encontrarse con la mano de su padre (a modo de felicitación), y sus aplausos, que se sumaron al de todos los invitados. Segundos después, -Felipe VI y doña Leonor incluidos- acompañaban tarareando los sones de las gaitas el himno del Principado.El teatro estalló entonces en aplausos, y los galardonados abandonaron el escenario a los acordes de El Xarreru. Finalmente, la princesa convocaba los Premios Princesa de Asturias 2026. Misión cumplida. Emoción y orgullo. Los Galardones siguen su camino.
Todo había ido bien
Los Reyes se despedían, entre ovaciones, y cogidos del brazo, seguidos de sus hijas que iban de la mano recordándonos cuánto se echan de menos y que seguirán abrazando juntas un recorrido (y un destino) único. Se las veía de verdad felices y tranquilas sabiendo que todo había ido bien. Lo demostraron a la salida y también en el hall de entrada mientras hacían corrillo con el Rey y esperaban a su abuela, la reina Sofía, a la que recibieron con besos. Un gesto de cariño al que se unió doña Letizia. La noche de los Premios terminó en el Hotel de la Reconquista, donde se celebró un cóctel y hubo otra oleada de saludos y selfies, antes de que la Familia Real se retirara. Al día siguiente, tenían que madrugar para reunirse y entregar a Valdesoto el título de Pueblo Ejemplar de Asturias, donde Leonor daría otro paso. El año pasado, el Rey dejó que fuera su hija quien cerrase el acto con su discurso. Y este, el Rey ya no tomará la palabra.





























