La princesa Leonor lo dijo hace cuatro años: "Hemos crecido a la par", pero ha sido en esta última edición cuando más se ha notado lo mayor que está la heredera al trono y cuánto han cambiado los galardones, que fueron un sueño de Felipe VI y está haciendo suyos.
De su debut con catorce a la confianza que demostró en el Gran Teatre. "¡Un lugar tan único!" en "¡una gala fantástica! ", como dijo Felipe VI, recordando, quizá, cómo comenzó a pensar en ayudar a los jóvenes durante la crisis de 2008.
Dieciséis ediciones después, el Rey (humilde) situó a la Fundación Princesa de Girona como una de las grandes iniciativas europeas en su género, aunque lo cierto es que son unos premios únicos en el mundo (solo para jóvenes). Y también una plataforma increíble para que sus hijas, que abrazan otro verano de cambios, aprendan de los mejores y estén conectadas con la generación que está moviendo el futuro.
Jóvenes que se sacrifican y creen de verdad que pueden ayudar a mejorar el mundo. Y cada vez son más, porque el río del talento va creciendo y es contagioso. Ya lo dijo Manuel, uno de los premiados: "Somos una generación distinta, que ha crecido entre crisis y florece entre grietas"… "Nunca ha habido mejor tiempo para ser jóvenes".
La ceremonia, conducida por las periodistas Agnès Marqués y Georgina Arnau, fue espectacular y los premios dieron un salto enorme con el despliegue más grande hasta la fecha. Tras unos años complicados, se asomó la normalidad. Entre los 2.000 asistentes hubo muchos políticos, entre ellos Salvador Illa —desde 2017 no había asistido un presidente de la Generalitat—, y una enorme representación social.
La Familia Real fue recibida con ovaciones, con 2.000 personas en pie, en la mejor ceremonia en la historia de los galardones, y el Rey llevándose la mano al corazón
Con el Liceo en pie
La Familia Real recorrió el pasillo entre ovaciones y gestos de cariño y fue impactante el momento en el que, con el Liceo en pie, el Rey se llevó la mano al corazón y la princesa se dio la vuelta y miró fijamente a cámara. Con una sonrisa y su traje azul fundido en negro, a juego con el esmoquin reciclado de su madre y el juvenil mono de su hermana, en una imagen de equipo, de poder femenino y de armonía, que era más que una conexión de estilo.
La princesa Leonor dijo que "debo admitir que me impone estar aquí, en este 'santuario de las artes'” y habló del "entusiasmo" que ve en la vida y en la de todos los premiados
Las tres diciendo que los protagonistas eran los premiados. Seis jóvenes con mensajes inspiradores que invitan a reflexionar y actuar, tal y como se vio cuando tomaron la palabra en el escenario, concebido por Hansel Cereza, miembro fundador de la Fura dels Baus, antes de recoger los galardones.
Una experiencia multimedia con pantallas de cinco metros configurando una estructura molecular con formas cambiantes. La fuerza del agua como eje conductor para poner en valor el torrente de talento joven y recordar a los valencianos afectados por la DANA —aunque pueda ser destructora, en esencia el agua da vida— ayudándose con la música.
La banda sonora del joven Aday Cartagena y el estreno de Mano a mano, pieza (solidaria) del maestro Julio Reyes Copello —ganador de más de 15 Premios Grammy—, que cantaron Maura Nava y La Espe con el Cor Vivaldi. Un tema muy aplaudido, al igual que el diálogo entre dos pianos interpretado por Alba Ventura (Premio Arte 2010) y Gonzalo Villarroel, pianista del Teatro Real, sin olvidar a los nueve músicos de la Orquesta del Conservatorio Superior de Música Liceu.
"Santuario de las artes"
Caía ya la tarde del 23 de julio sobre Barcelona cuando la princesa Leonor tomó la palabra. "Debo admitir que me impone estar aquí, en este “santuario de las artes”", dijo. Y después hizo referencia a la obra del ilustre catalán Eduardo Mendoza, "a la que me estoy acercando con lecturas estivales" antes de su cita en Oviedo, donde le entregará Premio Princesa de Asturias de las Letras.
La heredera al trono reclamó la atención con el tono, la mirada, el movimiento de las manos y habló del "entusiasmo" que ve en la vida y en la de todos los premiados. Manuel Bouzas (Arte), "un arquitecto entusiasmado que cree que "este es el mejor momento para ser joven y conjugar arquitectura y sostenibilidad". Valentina Agudelo (Internacional–CreaEmpresa), "emprendedora colombiana que se enfrentó a muchos noes, pero no perdió el entusiasmo para que mujeres vulnerables tengan acceso a su dispositivo para la detección precoz de cáncer de mama".
Andreu Dotti Boada (CreaEmpresa), "el ingeniero que llegó a pensar, ¡ya le habéis oído!, que era tonto y transformó su frustración en energía entusiasta para crear un sistema de aprendizaje de matemáticas que ayuda a miles de alumnos en todo el mundo". Antoni Forner-Cuenca (Investigación), "otro ingeniero al que se le enciende la mirada cuando habla de transición energética y nos contagia su entusiasmo ante el reto del almacenamiento a gran escala de energías renovables".
Gabriela Asturias (Internacional Investigación), "neurocientífica entusiasmada por una convicción: todas las personas merecen una atención en salud digna. Y por eso creó una plataforma que ayuda a millones de guatemaltecos". Y el ingeniero Pablo Sánchez Bergasa (Social), "que se niega a que bebés prematuros no tengan garantizadas las condiciones básicas para salir adelante. Impresiona su entusiasmo al explicar cómo funcionan sus incubadoras de bajo coste".
Y refiriéndose ya a todos, Leonor agradeció finalmente su determinación, paciencia y talento al servicio de la sociedad, y destacó cómo han transformado la complejidad del mundo en soluciones eficaces y accesibles, actuando con compromiso y propósito, apostando por el trabajo bien hecho y la búsqueda del bien común en "un mundo donde todo es urgente".
Los seis se sumaron a la comunidad de la Fundación Princesa de Girona, que cuenta ya con más de 80 jóvenes influyentes que persiguen sus sueños con pasión, que tienen la vocación firme de romper barreras, transformar (y salvar) vidas, de inspirar, de compartir conocimiento y demostrar que la innovación puede estar al servicio de la humanidad. Personas excepcionales con algo en común: se sacrifican, no se rinden, piensan de forma distinta, asumen riesgos para seguir adelante, son generosos al pensar en el bien común, se atreven primero a imaginar y luego a actuar, porque el futuro no espera, se construye. Todos creciendo juntos, con la princesa que asume su responsabilidad cada vez con más determinación y con más pasión.
"Hay cariño, hay mucho carisma"
"Lo que observamos es una evolución enorme. Tiene clarísimo su propósito, su labor. Se siente cómoda y sorprende su templanza, la seguridad. Es una persona muy madura, responsable, que escucha, que tiene interés en el detalle, que vive todo con entusiasmo. Y también la infanta. Nunca rechazan una foto, un saludo. Siempre dispuestas a todo, y por eso la conexión con los jóvenes —a los que no se les engaña, siempre detectan lo auténtico— es tan real. Las valoran, son referentes en su generación, hay cariño, hay mucho carisma. Juegan un papel importantísimo que es llamativo incluso", nos dijo Salvador Tasqué, director general de la Fundación Princesa de Girona.
Y añadió, cuando le preguntamos por su discurso y la ayuda que le presta la infanta Sofía: "El discurso fue impecable. Por los mensajes que trasladó bien seleccionados, muy claros y bien trabajados, los giros. El discurso lo hace suyo. Lo ha trabajado, lo ha interiorizado y ensayado seguramente con su hermana. Transmite mejor, observa más. Hay motivación y hay emoción. Y su dominio del idioma, que sorprende incluso a los catalanes. No solo en su intervención, sino también cuando la ven seguir una conversación".
Los gestos de cariño volvieron a estar muy presentes en una emocionante noche en la que se vio la madurez de la princesa, a sus 19 años, y cómo su catalán roza la perfección
Los Reyes, que están muy volcados con la fundación y le dedican mucho tiempo de su agenda, participan todo el año, y a la princesa, "debido a que está en período formativo, se le hace llegar toda la documentación, especialmente de los actos de la entrega de premios, semanas antes. Viene sabiéndose la historia de todos los premiados y con muchas preguntas preparadas. Y con ganas de disfrutar también del momento", añade Salvador Tasqué.
La simpatía del rey
Y tras las palabras de la princesa llegó el discurso del Rey, con sorpresas. Felipe VI destacó la importancia del talento joven como fuerza transformadora de la sociedad y subrayó el papel clave que desempeña la Fundación Princesa de Girona en el impulso del emprendimiento, la formación y la innovación entre la juventud: "El futuro que construimos depende de ellos y de todos nosotros".
Un mensaje de esperanza que concluyó con una frase que suma deporte —porque la fundación ha impulsado este año el galardón a los valores de jóvenes deportistas—, historia y emoción y dio lugar a un momento del Rey muy simpático que se hizo viral: "Querido Andrés, Iniesta de mi vida", dijo entre las risas y aplausos de los asistentes (incluido Iniesta), evocando las palabras de José Antonio Camacho y el gol que dio a España su primer Mundial, en Sudáfrica 2010. Previamente, el exfutbolista, en una intervención sorpresa, había ofrecido su testimonio de lucha y superación —ha sufrido ansiedad y depresión— animando a los jóvenes a que se "esfuercen, a que no dejen de intentarlo nunca, a que no se rindan para conseguir sus objetivos".
En un pueblo de Girona
A las 22:22, tras una larga despedida en el Salón de los Espejos, la Familia Real abandonaba entre aplausos el histórico espacio, y al día siguiente, el 24, las dos hermanas retomaban, muy animadas y con un giro de estilo, la agenda en solitario en Sant Martí Vell, un pequeño pueblo gerundense al que se desplazaron acompañadas por jóvenes premiados de otras ediciones. Allí visitaron la Fundación Nando y Elsa Peretti para conocer el legado de la diseñadora de joyas y filántropa italiana, que encontró en esta tierra su fuente de inspiración.
Leonor y Sofía recorrieron algunas de las casas que restauró y no pararon de preguntar sobre la obra, la inspiración, el proceso creativo. Y también el museo que alberga sus joyas —estaban entusiasmadas con los brazaletes, los collares, las serpientes— creadas para la marca Tiffany y su colección de arte, que descubrieron admiradas, al igual que las acciones de colaboración que están desarrollando las dos fundaciones.
Eugenia Silva con la princesa y la infanta
La jornada reservaba además una sorpresa: su encuentro con la empresaria y modelo Eugenia Silva, quien les presentó el proyecto educativo y social Ellas Hablan Código, con el testimonio de jóvenes del programa Generación Arte, proyecto del que es embajadora. "Todo ha ido fenomenal", contaba a ¡HOLA!: "Me ha dicho la infanta Sofía que les había encantado y les había parecido muy divertido y superfácil de hacer. Son dos niñas encantadoras y educadísimas. Han sido muy cariñosas. Un ejemplo a seguir, también para mis hijos, así que me interesaba mucho saber su opinión. Hacen una labor estupenda".
Las dos hermanas, que demostraron un claro interés en la ética de la IA y el papel de las mujeres en la programación y se llevaron una historia de Elsa para toda la vida, disfrutaron muchísimo de su encuentro con los premiados de otras ediciones y los jóvenes voluntarios que ayudaron en la DANA. Y después, tras defender con ilusión y pasión una agenda mano a mano, se unieron a los Reyes para participar en la reunión de trabajo del Consejo Asesor Joven, donde se presentaron las conclusiones sobre los cuatro ejes fundamentales: referentes, tecnología, bienestar emocional y objetivos de desarrollo.
Leonor, una princesa de corazones que cuenta con la infanta Sofía para todo, se quitó el collar que llevaba y se puso otro (también con corazón) que le habían regalado, al igual que a su hermana
Para entonces se había creado un misterio. Leonor, que había llegado a Sant Martí Vell con un collar con tres corazones —y cinco anillos que llamaron mucho la atención—, lo había cambiado por otro en el último momento.
Y de este último también colgaba un corazón… Horas después el misterio quedó resuelto: había sido un regalo de la fundación, que se trataba del Open Heart de Elsa Peretti para Tiffany & Co. y que Sofía también tenía otro, aunque optó por no ponérselo. La infanta no es de joyas (al menos de momento), aunque en estos premios ha dado un paso rescatando uno de los anillos más famosos de la Reina.