Este sábado 24 de mayo, la infanta Sofía cierra una etapa y comienza una nueva vida con su graduación en el UWC Atlantic College, en el castillo de St. Donat’s, en el sur de Gales. Sus padres, los reyes Felipe y Letizia, la acompañarán en este momento especial. Hace dos años, la Familia Real celebraba la graduación de la princesa Leonor. Sin embargo, esta vez ella será la gran ausente, ya que cumple con su formación en la Armada a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano. Aunque la ceremonia será similar, la emoción será diferente. La infanta Sofía vivirá su graduación desde el otro lado, con la inevitable nostalgia por la ausencia de su hermana. A medida que se acerca el momento, recordamos la graduación de Leonor y cómo marcó un cambio en la comunicación de la Casa Real.
Empezaron posando al estilo oficial con el castillo de fondo, pero acabaron abrazados y haciéndose selfis con la reina Letizia de fotógrafa
La graduación en Gales de la princesa de Asturias tuvo lugar el 20 de mayo de 2023 y la infanta Sofía la vivió con especial emoción: acababa de cumplir los 16 años, estaba terminando 4º de la ESO en el colegio Santa María de los Rosales, donde había pasado prácticamente toda su vida, y, aunque no se hubiera hecho público en cuestión de tres meses volvería a Gales, no como familiar, lo haría como alumna. De este modo, la pequeña de la casa, también tendría acceso a una formación académica exigente, pero que busca desarrollar el pensamiento crítico, liderazgo y compromiso social. Todo ello en un ambiente internacional, con alumnos de diversas nacionalidades y culturas, promoviendo el entendimiento global.
La infanta Sofía acababa de cumplir los 16 años, estaba terminando 4º de la ESO y, aunque no se hubiera hecho público, en cuestión de tres meses volvería a Gales como alumna
En ese contexto, los reyes y la infanta Sofía llegaron al castillo como una familia más y ocuparon su lugar en el auditorio para presenciar un acto que la tradición marca que organicen los alumnos, incluido el acto principal. El resultado fue una ceremonia sencilla, familiar y muy musical en la que los alumnos tocaron diferentes instrumentos, cantaron y bailaron frente a un auditorio ocupado por los 165 compañeros graduados (101 mujeres y 64 hombres), de 57 nacionalidades diferentes y que hablan 41 idiomas distintos, y por las familias, entre ellos curiosamente dos familias reales, la española y la de los Países Bajos.
Una ceremonia sencilla, familiar y muy musical
El punto álgido para los Reyes fue el mismo que para todas las familias, el momento en el que se anuncia el nombre de su graduado o graduada. Entonces llegó el nombre de Leonor de Borbón y Ortiz, que ocupó el escenario con un vestido blazer mini, de la firma 100% hecha en España, Apparentia. La princesa de Asturias recogió el diploma de manos del director del UWC Atlantic College, Naheed Bardai, y su tutora destacó algunos de los rasgos que habían caracterizado los dos años de formación de la princesa allí, como fue su "pasión por aprender y comprender a los demás". "Echaremos de menos tu sentido del humor", añadió su profesora y entonces no faltaron las ovaciones y aplausos de sus compañeros y familiares.
'Echaremos de menos tu sentido del humor', le dijo su tutora a la princesa Leonor
Después llegó el momento de celebrarlo y pasar tiempo con las familias, fue entonces cuando se compartieron siete fotografías inesperadas y muy reveladoras, un momento de intimidad familiar tan espontáneo, divertido y cercano. La princesa de Asturias había conseguido grandes resultados y su familia estaba muy orgullosa, era lo que transmitía la mirada de los Reyes y de la infanta Sofía gracias a las imágenes de su graduación en UWC Atlantic College.
Los cuatro empezaron posando al estilo oficial con el castillo de fondo, pero acabaron abrazados y haciéndose selfis entre los árboles con la reina Letizia de fotógrafa y sin reparar en nada más. El Rey juntando su cara con la de Leonor y cogiéndola de la mano y doña Letizia pegándose a la espalda de la infanta Sofía y abrazándola por los hombros. La sorpresa fue enorme, ya que no se había confirmado que habría imágenes, y menos que estas narrarían el día de una forma diferente. Ese giro se confirmó poco después, cuando llegó el momento de su tradicional posado en Mallorca, que fue todo lo contrario a un posado tradicional, ya que dejaron ver su lado más divertido y familiar durante el paseo por los Jardines de Alfàbia, en plena Sierra de Tramontana
Unas imágenes para la historia: nunca se habían dejado ver así, emocionados y abrazados en un día inolvidable
Ese punto de inflexión en la comunicación, impulsado por la emoción y la naturalidad de los acontecimientos, se ha repetido en los últimos dos años. La princesa Leonor ha enfrentado retos constantes y ha vivido muchas primeras veces, desde su solemne juramento a la Constitución hasta su emocionante partida a bordo del Juan Sebastián Elcano. A esto se suma su reciente reencuentro con la reina Letizia en Panamá, tras cuatro meses sin verse.
Las sonrisas, las lágrimas y la emoción han estado siempre presentes, aunque a veces contenidas por la solemnidad del momento. Sin embargo, mientras estos han sido instantes propios de la formación de la heredera, la graduación despertó una emoción que cualquier madre y padre pueden comprender. Mostró a don Felipe y doña Letizia desde una perspectiva cercana, conectando con el público en un registro prácticamente universal.
Los otros 'royals' de esa graduación
La otra protagonista de esa jornada en cuanto a realeza se refiere fue Alexia de los Países Bajos. Al igual que la heredera del trono española, la segunda hija de los reyes Guillermo y Máxima también recogió su diploma de bachillerato internacional. Los Orange se sentaron al lado de la Familia Real española y también compartieron imágenes, aunque no tan potentes, de la joven con el título conseguido en mano y arropada por sus padres frente a los acantilados del sur de Gales.
Hay que recordar los vínculos y la amistad entre las dos casas, unos lazos que han trascendido a las nuevas generaciones y que se materializaron en la decisión que tomaron los holandeses de enviar a la princesa heredera, Amalia, a pasar una larga temporada a Madrid, donde, según el propio soberano de los Países Bajos, contó con el apoyo de los reyes Felipe y Letizia, un gesto que el rey Guillermo desveló en un momento de máxima relevancia institucional, el discurso que brindó durante una cena de Estado en honor a los reyes españoles. La propia princesa Amalia devolvió el gesto a España brindando un jardín de tulipanes en el corazón del Madrid de los Austrias, frente al Palacio Real.