La princesa Astrid no es de las más conocidas ni carismáticas de Europa, pero es incombustible, leal y siempre ajena a polémicas. La hermana de Felipe de los belgas, de 63 años, cumple a la perfección su papel al frente de las misiones comerciales en el extranjero, un papel que, tradicionalmente, está destinado al heredero, pero que ha desempeñado con soltura durante los años en los que la princesa Elisabeth era demasiado joven para asumir ciertas responsabilidades. Ahora, Astrid ha decidido dar un paso al lado por motivos de salud, lo que despeja el camino para un más que probable relevo generacional.
"Por consejo de sus médicos, desea retirarse de este cargo por motivos de salud, que ya no le permiten cumplir plenamente con las exigencias del mismo", reza el comunicado emitido por la Princesa. Sin duda, liderar este tipo de misiones requiere un esfuerzo considerable si lo comparamos con otros compromisos que puedan tener los miembros de una familia real. Supone encabezar una delegación durante varios días fuera del país, con una apretada agenda de actos y reuniones de alto nivel.
Según el periodista belga especializado en realeza Wim Dehandschutter, Astrid no padece ninguna enfermedad preocupante, sino que fuentes de su entorno le confirman que su baja se debe a dolores de espalda y problemas para dormir, lo que, considera, le impide estar a la altura del puesto. Hace pocos meses, charlando con los ciudadanos sobre esta labor que realizaba, la Princesa confesó: "Es muy, muy cansado. Lo hago lo mejor que puedo".
Tras la dimisión, todas las miradas están puestas en Elisabeth de Bélgica, ya que, como decíamos, habitualmente le corresponde al heredero, pero en estos momentos se encuentra en plena formación completando su máster en Políticas Públicas en la universidad de Harvard. El director de comunicaciones de Laeken ha confirmado que será ella quien releve a su tía, pero hasta que finalice sus estudias será su madre, la reina Matilde, la nueva embajadora comercial, una tarea que conoce bien después de años acompañando a su marido en estas misiones cuando aún era príncipe heredero.
Elisabeth de Bélgica es una de las herederas con más presencia internacional. A sus 24 años ya la hemos visto en grandes cumbres de la realeza como la coronación del Gran Duque Guillermo de Luxemburgo, la boda del príncipe Hussein de Jordania o la cena previa a la coronación de Carlos III en Reino Unido. También ha acudido a las cenas de gala por el 18 cumpleaños de Christian de Dinamarca y de Ingrid de Noruega,
Además, ha estudiado en Oxford y ahora se encuentran en Boston completando un máster en Harvard. Antes de pisar dos de las mejores universidades del mundo, cuando aún era estudiante en el colegio, acudió al Programa de Jóvenes Académicos globales en la Universidad de Yale. Habla con fluidez holandés, francés, alemán e inglés, y siempre ha estado presente en los grandes actos de la Familia Real, pese a la distancia. No parece, por tanto, que las funciones de su tía le vayan a venir grandes, aunque son de las más importantes de la corona. El objetivo de estas misiones es fortalecer los lazos comerciales con otros países.









