Leon XIV ya ha recibido a tres monarcas desde que fue designado Papa en mayo de este año. Los primeros fueron Abdalá y Rania de Jordania. Le siguió la histórica visita de los reyes Carlos y Camilla, y ahora el Santo Padre ha recibido a Felipe y Matilde de Bélgica. Con una diferencia clara entre esta última y las otras las reinas consorte. Mientras que la británica, y también la jordana, de acuerdo con el protocolo, acudieron de negro, la belga ha hecho uso del privilegio de blanco.
Se trata de una excepción a la que solo siete mujeres en el mundo pueden acogerse. Según las normas del El Vaticano, solamente las reinas y reinas consorte de cuatro monarquías católicas del mundo tienen la opción de ir de blanco a ver al Papa. Hablamos de Bélgica, Mónaco, España y Luxemburgo. Por tanto, la última en sumarse a este selecto club ha sido la gran duquesa Stéphanie que podrá hacer uso de este privilegio, llamado en francés privilège du blanc, junto a su suegra María Teresa de Luxemburgo, doña Sofía y la reina Letizia, Charlene de Mónaco y tambíén Paola de Bélgica. Esta deferencia simboliza la pureza, la inocencia y la paz y se otorga para estas monarquías por haber mantenido su fidelidad a la Iglesia Católica, especialmente durante la Reforma Protestante, y no se aplica en el caso de los funerales.
Matilde es la primera reina consorte en presentarse de blanco ante Leon XIV desde la misa inaugural el pasado 28 de mayo, en la que también optaron por el privilége du blanc doña Letizia, Charlene de Mónaco y la gran duquesa María Teresa. Además del tradicional velo de encaje que exige el protocolo y que solo las reinas españolas puede llevarlo con mantilla, la esposa de Felipe de los belgas, ha reciclado para su cita en la Santa Sede un vestido de la firma belga Meer Couture que ya lució en sus últimos encuentros con el Papa Francisco.
Esta audiencia, de carácter privado, fue organizada hace solo tres días aprovechando la presencia de la reina Matilde en la cumbre por la paz organizada en Roma, por lo tanto, no han trascendido los detalles ni los asuntos a tratar en la reunión.









